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Agua con gas: su efecto en la salud y comparación con el agua normal

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La sed acecha. Compras una botella de agua y, ¡ag! unas burbujas salvajes (e inesperadas) aparecieron. Puede que te haya pasado alguna vez, o puede que la comprases así aposta porque prefieras el agua con gas pero, ¿es más o menos saludable que el agua natural? Gemma Madolell, dietista-nutricionista miembro de la Comisión de Sanidad del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa) aclara a Maldita.es que el agua con gas no es perjudicial para la salud, pero no debe utilizarse como fuente de hidratación que desplace el consumo de agua ‘normal’ (sin gas). 

El agua con gas no es más saludable que el agua sin gas 

Cuando hablamos de agua con gas, nos referimos al agua con anhídrido carbónico, el responsable de las burbujas. Es cierto que este componente puede inyectarse a presión, pero también puede formar parte del líquido de forma natural. En cuanto a su contenido en minerales, como el agua sin gas, también contiene sodio, potasio y magnesio. 

Lo primero que tendríamos que hacer ante la tentación de tomar esta bebida, en opinión de la dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos Beatriz Robles, es una distinción entre el agua con gas (aguas minerales o de de manantial a las que solo se les añade anhídrido carbónico) y preparaciones con presentaciones similares pero que son refrescos y pueden llevar otros ingredientes, como azúcares o edulcorantes. Es el caso, por ejemplo, de gaseosas, aguas de soda o aguas de seltz (con un contenido mínimo de 6 g/l de anhídrido carbónico).

“En cuanto a si [el agua con gas] es saludable o no, es más una cuestión de gustos, porque no se han podido probar efectos positivos reseñables, pero tampoco perjudiciales”, explica Robles, salvo en personas con patologías digestivas previas. 

El agua con gas sacia más que el agua normal

Una de las preguntas más frecuentes sobre la versión con burbujas del agua del grifo es si es cierto que es más saciante. “Algunos estudios postulan que puede mejorar la motilidad gástrica y contribuir a la sensación de saciedad. No obstante, el efecto es pequeño”, señala Robles. En teoría, “nos aporta mayor sensación de saciedad porque el gas favorece la distensión de las paredes gástricas”, aclara Madolell. 

Eso sí, este consumo extra de gas puede provocar flatulencias o malestar en personas con problemas digestivos. Es el caso, en palabras de la experta, de quienes presentan  problemas intestinales como hernia de hiato o distensión abdominal. La causa es el aumento de la cantidad de gases en el tubo digestivo.

“Las personas con algún tipo de alteración o enfermedad digestiva deberían evitar el consumo de agua con gas, ya que el efecto del gas carbónico podría empeorar su situación en lo que a malestar digestivo se refiere”, coincide Sevi González, dietista-nutricionista y maldito que nos ha prestado sus superpoderes. También es el caso de personas con algunas patologías que supongan una dificultad respiratoria, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). 

Su consumo no aumenta el riesgo de problemas óseos 

Si el agua carbonatada o con gas puede interferir o no en la salud ósea es otra de las preguntas más frecuentes en relación a esa bebida. Como mostró un estudio de 2006 publicado en la revista biomédica The American Journal of Clinical Nutrition, es cierto que determinados refrescos carbonatados, como los de cola, se asocian a una baja densidad ósea en mujeres, pero no otro tipo de bebidas con este gas.  

Lo mismo señaló un ensayo clínico publicado en 2007 en la revista British Journal of Nutrition que comparaba la salud ósea de mujeres posmenopáusicas sanas que bebían alrededor de un litro de agua mineral sin gas al día con aquellas que bebían la misma cantidad de agua mineral con gas. Después de ocho semanas, los resultados no mostraron diferencias entre los dos grupos.

El consumo de agua con gas tampoco supone un problema para la salud dental, como sí lo hacen los refrescos azucarados: los ácidos y azúcares que contienen pueden causar caries y la erosión del esmalte

¿Tiene relación el agua con gas con la pérdida de peso?

En Maldita.es ya hemos hablado de que una correcta hidratación es clave para la salud (y que esto no supone tener que beber dos litros de agua al día por obligación). Beber agua con gas también es una forma de mantenernos hidratados, como recuerda en su página web la Universidad de Medicina de Chicago, sin incluir en nuestra dieta azúcares y otros componentes no recomendables. 

Si una persona no está hidratada, señala el artículo, puede sentir más hambre. Esto ocurre porque, en ocasiones, al cuerpo le es complicado diferenciar entre las sensaciones de hambre y sed, como concluye este estudio publicado en la revista Physiology and Behavior.

No es que el agua con gas vaya a repercutir directamente en la pérdida de peso, sino que, al ser más saciante y reducir la sed, podría disminuir la sensación de hambre, haciendo que comiésemos menos. Aunque hay pequeños estudios que encontraron un aumento de la hormona grelina (reguladora de la alimentación y del control del peso corporal) en ratones tras beber agua carbonatada, aún hacen falta investigaciones al respecto. 

El consejo de los expertos: asegurarnos de que estamos ante una botella de agua con gas y no de otro tipo de bebida rica en azúcar, que sí se relaciona con el aumento de peso

Sí es una alternativa saludable a los refrescos azucarados 

Los expertos consultados por Maldita.es coinciden en que el agua con gas, por su composición, es preferible a beber refrescos, incluso dietéticos

“Se trata tan solo de agua con gas carbónico, lo que la convierte en una fuente de hidratación, refrescante, que acompañada de algún gajo de frutas cítricas puede ser un refresco saludable que nos ayude a evitar opciones cargada de azúcares innecesarios”, explica González. Incluye también las bebidas con edulcorantes que, como explicamos en Maldita.es, pueden malacostumbrar a nuestro paladar a los sabores más intensos.  

En definitiva: “Sí es cierto que el agua con gas se ha convertido en un buen sustituto de las bebidas refrescantes y azucaradas [y, por supuesto, alcohólicas]”, recapitula Madolell. Eso sí: la recomendación sigue siendo el agua sin gas. La cantidad necesaria dependerá, entre otros factores, de la edad, rutina, actividad física y estado de salud de cada persona, por eso es necesario prestar atención a la señal que nos da nuestro cuerpo para impulsarnos a beber agua: la sed.

Y recuerda, será saludable “siempre que estemos tomando, efectivamente, agua con gas y no un refresco azucarado que se le parezca (como algunas gaseosas)”, como concluye Robles.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito Sevi González.

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Primera fecha de publicación de este artículo: 21/09/2021

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