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Por qué no se deben reproducir afirmaciones falsas de los desinformadores sin verificarlas: no son opiniones, son bulos

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La actriz Victoria Abril realizó durante una entrevista concedida este 25 de febrero varias afirmaciones falsas sobre la vacuna contra la COVID-19, unas afirmaciones que fueron recogidas por varios medios de comunicación (sin decir que eran falsas y por qué lo eran), contribuyendo así a que llegasen a un número mayor de personas sin ningún tipo de verificación. Difundir desinformaciones y teorías de la conspiración como esas sin desmentirlas y explicar por qué son mentira supone un peligro para todos ya que ponen en duda las medidas de distanciamiento social, el origen del virus, la utilidad y la seguridad de las vacunas, un recurso clave en la lucha contra la pandemia.

La batalla contra las patrañas pseudocientíficas y la desinformación sobre la salud está siendo en los últimos meses más importante que nunca. En Maldita.es creemos que el pensamiento crítico y la educación son la mejor cura contra estas patrañas, pero mientras tanto el periodismo con la ayuda de la comunidad es la vacuna para conseguir, entre todos, que no nos la cuelen con mentiras.

No son opiniones, son desinformaciones

Después de que se viralizasen las afirmaciones falsas realizadas por Victoria Abril, galardonada con el Feroz de Honor 2021, la presidenta de los premios, María Guerra, publicó un tuit asegurando que no compartían “en absoluto la opinión de Victoria Abril”. Sin embargo, describir las falsedades de la actriz como una “opinión” da a entender que simplemente son un punto de vista más sobre las vacunas contra la COVID-19, cuando en realidad no es más que una desinformación.

Como ya os contamos en Maldita Ciencia, las vacunas ya han demostrado ser efectivas para reducir el impacto de la pandemia. Prueba de ello es este estudio realizado en Israel, el país con más dosis administradas hasta la fecha por cada 100 personas, según Our World in Data. Esta recogida de datos, publicada en The New England Journal of Medicine, se hizo con más de un millón de sujetos que comparó a las personas vacunadas con las dos dosis de vacuna de Pfizer/BioNTech contra el coronavirus con las que no. Pasados 7 días tras la segunda dosis, las hospitalizaciones por COVID-19 disminuyeron un 87% y las infecciones sintomáticas un 94%. Por su parte, el estudio estima que la mortalidad se reduce en un 72%.

Además, las vacunas tienen que someterse a unas fases de investigación antes de que sean aprobadas, incluyendo las fases de testeo con pacientes (fases clínicas 2 y 3). En estas etapas se utiliza la técnica del doble ciego: a unos pacientes se les suministra un placebo y/o el fármaco de referencia y, a otros, el fármaco. Y ni los pacientes, ni los médicos saben quién pertenece a qué grupo hasta el final. Las tres vacunas suministradas en la UE (Pfizer, Moderna y AstraZeneca), ya han pasado esas fases. Una vez finalizadas estas fases, "los investigadores tienen que explicar cuáles son los métodos de fabricación del medicamento y las instalaciones donde se podría llevar a cabo y lo presentan a las autoridades (la europea, la estadounidense y la japonesa son las tres más importantes), y ellas deciden si la información recopilada es suficiente para comercializar o no”, como indicó el experto en ensayos clínicos Roger Solanas a Maldita.es.

Repetir una desinformación puede hacer que sea recordada como real

Según este artículo científico realizado por investigadores de la Escuela de Psicología de la Universidad de Australia Occidental, una buena forma de reducir la dependencia sobre la desinformación es “minimizar la repetición explícita innecesaria” de esos bulos. “Repetir el mito antes de indicar que es falso puede aumentar la familiaridad de ese concepto erróneo, incrementando potencialmente el riesgo a que dichos conceptos erróneos sean recordados como reales por equivocación”, indican.

En la misma línea este estudio de la Universidad de Toronto, la Universidad de Michigan y la Universidad de Illinois sostiene que “repetir una afirmación sin identificar su veracidad refuerza la familiaridad” con la misma.

Por su parte, esta otra investigación de la Universidad de Illinois y la Universidad de Pennsylvania indica que “cuando en el proceso de elaboración (del desmentido) se organizan, actualizan e integran” narrativas de la desinformación se puede “crear una red” de confirmaciones que se quedan en la memoria de los lectores. Según apuntan los investigadores, dichas confirmaciones “podrían estar asociadas con el incremento de la persistencia de la desinformación y con un efecto debilitador en el desmentido”.

Además, esa misma investigación concluye que elaborar desmentidos “en línea con la desinformación reduce la aceptación del mensaje de desacreditación, lo que dificulta la eliminación de creencias falsas”.

Ante las mentiras que atacan la salud pública, periodismo no es entrevistar “a los dos lados”

El periodismo tiene una responsabilidad en cómo realiza la verificación: no puede darse el mismo peso al que difunde el bulo que al que lo desmiente con datos, hechos y conocimiento basado en la evidencia científica.

Entrevistar a un difusor de patrañas y luego a un científicos especializados en ese área del conocimiento significa poner a los dos al mismo nivel en la argumentación, dando al primero un peso que no merece y, ahí sí, dando más visibilidad a sus teorías sin fundamento.

El periodismo tiene que ser responsable y no dar voz a los que difunden esos bulos. El viernes 31 de julio, el Telediario de TVE recogió las declaraciones de Natalia Prego, conocida por difundir información falsa sobre la pandemia, para luego desmentirlas con declaraciones de Juan Antonio López Guerrero, biólogo y divulgador.

El 31 de agosto Espejo Público entrevistó a PIlar Baselga, conocida conspiranoica y negacionista de la epidemia. El programa usó nuestros desmentidos, pero después de años dedicándonos a esto, podemos decir que a la mentira no se le debe dar un altavoz. Ese mismo día Baselga también apareció en el programa Todo es Mentira.

El 8 de septiembre, el Telediario de TVE mencionaba la alerta del Servicio de Información Toxicológica sobre el consumo de MMS, un compuesto tóxico que no cura la COVID-19 (ni nada), pero incluía en su pieza declaraciones de Josep Pamiés, conocido por promover su uso en contra de todas las evidencias científicas. Pamiés ha sido sancionado por la Generalitat por promover el uso de pseudoterapias para curar enfermedades.

La verificación como vacuna

Si no les desmentimos, si no aparecemos en esa búsqueda de la verdad, los que desinforman acabarán convenciendo a más y más gente. O al menos creando dudas a causa del bombardeo conspiranoico. 

Nuestro objetivo es que junto a sus bulos haya información contrastada para vacunarnos contra ellos y cuanto antes mejor. Si te llega nuestro desmentido antes que el bulo habremos ganado terreno.

La vacuna más eficaz contra las mentiras no somos nosotros: es el pensamiento crítico y la educación de la ciudadanía en el manejo de información sólida y fiable. Pero ese es un proceso que llevará más tiempo. Mientras tanto, el periodismo de fact-checking junto con la comunidad son la clave para poner freno a los bulos.

Hazte maldito, Hazte maldita
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Eres muy importante en esta batalla para que no nos la cuelen. Seguro que tienes conocimientos útiles para nuestra batalla contra los bulos. ¿Tienes conocimientos de idiomas? ¿Lo tuyo es la historia? ¿Sabes mucho sobre leyes? ¡Préstanos tu Superpoder y acabemos juntos con los bulos!

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