“La Cruz Roja está ya preguntando a los donantes de sangre si se vacunaron del COVID, y al que dice que sí, le deja en espera. Traducción: la sangre de los vacunados es peligrosa”, afirma un contenido viral que se comparte junto a una captura de pantalla de la web de la Cruz Roja de Estados Unidos. Pero es un bulo: las vacunas contra la COVID-19 no hacen que la sangre de la persona que las recibe sea peligrosa. Desde Cruz Roja Estados Unidos explican a Maldita.es que, antes de donar, se solicita el nombre del fabricante de la vacuna para garantizar que sea un fármaco aprobado por la FDA. Desde la institución solo recomiendan esperar dos semanas a las personas recién vacunadas con fármacos que utilizan virus atenuado pero vivo, un tipo de vacuna que no se ha autorizado todavía contra la COVID-19.
En 2021, desde Maldita.es también aclaramos que la Cruz Roja japonesa sí permitía donar a los que habían recibido una vacuna de ARN mensajero y que era un bulo que la Cruz Roja estadounidense prohiba donar sangre a las personas vacunadas contra la COVID-19 “porque la vacuna destruyese completamente sus anticuerpos naturales”.
La Cruz Roja sí permite donar sangre tras vacunarse contra la COVID-19
La propia página web de Cruz Roja de Estados Unidos recuerda desde octubre de 2023 que “no hay problema en donar sangre después de vacunarse contra la gripe, la COVID-19 o el virus respiratorio sincitial (VRS)”.
Añade que hay ocasiones en las que, tras haber recibido ciertos tipos de vacuna, se recomienda esperar unos días antes de donar sangre. Por ejemplo, tras la administración de la vacuna triple vírica contra el sarampión, rubéola y parotiditis (paperas) o la correspondiente contra la varicela, casos en los que se aconseja esperar cuatro semanas. Para otros, como en la vacuna contra la gripe y contra el virus del papiloma humano, no es necesario esperar para donar tras la vacunación.
En el caso de las vacunas contra la COVID-19, se acepta la sangre del donante siempre que, por un lado, la vacuna sea no replicante, inactivada o basada en ARN mensajero fabricada por AstraZeneca, Janssen/J&J, Moderna, Novavax o Pfizer y, por otro, “que no se presenten síntomas ni fiebre”. Además, desde Cruz Roja de Estados Unidos añaden que se recomienda esperar dos semanas si la vacuna fue viva atenuada COVID-19. Sin embargo, a fecha 26 de marzo de 2024, no existen vacunas de este tipo aprobadas contra la COVID-19.
Cruz Roja Estados Unidos pregunta sobre la vacunación contra la COVID-19 a los donantes de sangre para asegurarse de que es una vacuna aprobada por la FDA
Cruz Roja Estados Unidos pide a aquellas personas que se han vacunado recientemente contra la COVID-19 “que faciliten el nombre del fabricante” del fármaco. No por suponer riesgo alguno para la persona que recibe la transfusión, sino “para garantizar que se trata de una vacuna aprobada por la FDA”. Si el donante no recuerda el nombre del fabricante, “se le pide que espere dos semanas desde su vacunación para donar sangre”, aclara la Cruz Roja de Estados Unidos a Maldita.es.
Sí se recomienda esperar para donar sangre tras recibir determinadas vacunas: las de virus vivos atenuados
Por norma general y salvo sensación de malestar de la persona donante, no es necesario esperar un número determinado de días o semanas para donar sangre después de haber recibido una vacuna: solo se recomienda esperar si esta utiliza una tecnología de virus vivos atenuados. En estos casos, como señala a Maldita.es José Antonio Forcada, secretario de la Asociación Española de Vacunología (AEV) y presidente de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC), habría que esperar entre cuatro y ocho semanas. “Normalmente con cuatro es suficiente”, añade. Ocurre, por ejemplo, con vacunas como la del sarampión, las paperas y la rubéola, la varicela, el herpes zóster, la poliomielitis, la fiebre amarilla y la hepatitis B.
Noelia Casares, investigadora del programa de Inmunología e Inmunoterapia de la Clínica Universidad de Navarra, recuerda a Maldita.es que las vacunas de virus vivos atenuados no van a producir la enfermedad en la persona que la recibe. Lo que consigue el fármaco es “‘engañar’ al sistema inmunitario [haciéndole creer que el virus vivo ha entrado al cuerpo] para que se desarrolle una respuesta de células y anticuerpos que lo neutralizarán en el caso de que, posteriormente, el virus sí ‘entre’ en el organismo, es decir, si de verdad consigue infectarnos”.
Por un lado, para conseguir esta respuesta celular y humoral (relacionada con los anticuerpos) el sistema inmunitario necesita tiempo. Por otro, hay que tener en cuenta la salud de la persona que va a recibir la sangre donada, probablemente debilitada, de ahí la recomendación de ese tiempo de espera.
“El motivo es que, aunque con muy poca probabilidad, podría haber una viremia (presencia de virus en la sangre)”, explica Forcada. Añade que, si la persona que va a recibir la sangre presenta cualquier problema como haber estado tomando cierta medicación o haber tenido cualquier tipo de infección que pueda haber debilitado al organismo y al sistema inmunitario, al recibir sangre de una persona recién vacunada con fármacos con virus atenuados, podría “afectarle un poco más”. “Luego, la sensación y los síntomas van a desaparecer”, indica el experto y aclara, que esto ocurriría “en casos muy extremos”.
Para evitar la recreación de una viremia que pudiera afectar también a la sangre, lo conveniente es esperar ese plazo “hasta que el antígeno viral que hace que se produzcan los anticuerpos desaparezca”. Además, como recuerda Casares “no se dispondrá de los anticuerpos buscados antes de esos 14 días”.
De aprobarse las vacunas atenuadas contra la COVID-19, se deberá esperar dos semanas para donar sangre
En las vacunas atenuadas, para generar inmunidad se utilizan los virus patógenos que causan la enfermedad a evitar u otros considerados similares y se mantienen activos, pero debilitados. Por ahora no se ha aprobado ninguna vacuna de este tipo contra la COVID-19.
Actualmente, sin embargo, sí existen ensayos clínicosen marcha que buscan aprobar este tipo de vacuna contra la COVID-19. Una de sus posibles ventajas es que podría aplicarse inspirando por la nariz, generando inmunidad en esas mucosas del sistema respiratorio. Al ser este el primer lugar en el que se replica el virus, esta técnica reduciría la capacidad del patógeno de infectar, según los primeros resultados en animales de laboratorio.