Circulan contenidos en redes sociales como Facebook (ver ejemplo 1, 2 y 3) y Twitter (ver ejemplo 1, 2 y 3) en los que se afirma que mpox (anteriormente conocida como viruela del mono) es una enfermedad inventada o que “se han sacado de la manga” aprovechando la vacuna contra la COVID-19 (es decir, que el origen sería la inoculación de este fármaco). Para afirmar esto, los contenidos señalan que los síntomas dermatológicos de esta viruela son iguales que los del herpes zóster.
Pero es un bulo: el mpox y el herpes zóster son dos enfermedades diferentes, causadas por patógenos distintos y con síntomas diferenciables entre sí. Además, la viruela del mono es una enfermedad descubierta en 1958 y que se detectó por primera vez en humanos en 1970, como detalla la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los contenidos desinformadores aprovechan que las vacunas contra la COVID-19 podrían facilitar la reactivación del herpes zóster —como hemos explicado en Maldita.es— para generar esta confusión, aunque esta reactivación podría darse cuando las defensas están bajas por otra infección o por una situación de estrés. Por último, recordamos que no hay relación entre la viruela del mono y estas vacunas.
Diferencias entre herpes zóster y viruela del mono: patógenos y síntomas
El patógeno que causa cada una de estas enfermedades es diferente. El herpes zóster es una enfermedad causada por el virus varicella-zoster, según explica el portal MedLinePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Este es uno de los ocho virus conocidos de la familia de los virus herpes (Herpesviridae). Cuando afecta por primera vez a un humano, causa la varicela. El herpes zóster aparece en las reactivaciones de este virus, según señala la Asociación Española de Vacunología (AEV).
Por su parte, la viruela del mono es una enfermedad zoonótica viral —que se transmite de animales a personas— causada por el virus de la viruela del mono. Este patógeno pertenece a la familia de virus Poxviridae,concretamente al género Orthopoxvirus, del que también forman parte la erradicada viruela humana y la viruela bovina.
También se diferencian en los síntomas de la enfermedad. La AEV explica que el herpes zóster provoca erupciones en la piel que pueden ser dolorosas y aparecen siguiendo el recorrido de un nervio sensitivo —estructura que lleva las señales externas, como calor o dolor, a los centros nerviosos—. Lo más frecuente es que estas erupciones aparezcan en el tórax o en las lumbares. También se presenta con inflamaciones nerviosas (neuritis) que producen dolor. Cerca del 75% de los pacientes tienen este dolor en el área donde aparecerá la erupción. En esta página del Sistema Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) pueden verse fotos de cómo son las erupciones del herpes zóster (advertimos de que las imágenes pueden resultar desagradables).
Por su parte, los síntomas iniciales de la viruela del mono son fiebre; dolor de cabeza, muscular y de espalda; ganglios linfáticos inflamados; escalofríos y cansancio, indican los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, siglas en inglés). Después de esto, las personas con esta viruela desarrollan lesiones cutáneas que comienzan normalmente en la cara y se expanden a otras partes del cuerpo. En función del estado en el que estén, reciben el nombre de máculas, pápulas, vesículas, pústulas o costras. Aquí puedes ver un ejemplo visual de estas lesiones (las imágenes pueden resultar desagradables).
Otras importantes diferencias son que la varicela y el herpes zóster se desarrollan mucho más rápido que la viruela del mono y sus erupciones en la piel son mucho menos graves, según detalla la Academia Americana de Dermatología.
En resumen, aunque ambas enfermedades estén causadas por virus y tengan rasgos visibles en la piel, tanto el patógeno que causa cada uno como los síntomas son diferentes y distinguibles.
Historia de la investigación de la viruela del mono
Por otro lado, la viruela del mono no es una enfermedad inventada: desde su descubrimiento en 1958 y su primer caso detectado en humanos en 1970, hay extensa literatura científica que evidencia su existencia, mucho antes de la aparición de la COVID-19 y sus vacunas.
Hay casos de estudio (como este, sobre un caso mortal de viruela del mono en un niño en la actual República Democrática del Congo en 1982), boletines de la OMS y en la revista Eurosurveillance Monthly sobre brotes en zonas endémicas (África central y occidental), registros de casos de viruela del mono (2003 y 2021) asociados a viajes y a importación de animales de zonas endémicas, recopilaciones sobre infecciones naturales y experimentales en animales y revisiones sistemáticas sobre la epidemiología de la viruela del mono en humanos.
También hay artículos científicos en los que es necesario explicar las diferencias entre el herpes zóster y la viruela del mono. Esta investigación de 2019, por ejemplo, es una descripción de casos de varicela en la provincia de Tshuapa (República Democrática del Congo), donde esta viruela es endémica y deben distinguirse los síntomas de cada enfermedad.
En esta otra, de 2013, se reconoce que hay casos en los que diferenciar clínicamente la viruela humana (similar a la viruela del mono) y la varicela es complicado, especialmente con infraestructura sanitaria pobre. Así, proponen investigar en tratamientos y vacunas concretas para la viruela del mono que estén disponibles en zonas donde la enfermedad es endémica.
Capturas de versiones anteriores de página web con foto errónea
Los contenidos desinformadores también aprovechan páginas web desactualizadas en las que la foto principal es errónea o no representa a la viruela del mono. Uno de los bulos que más se ha compartido, de hecho, emplea esta técnica para desinformar.
Este bulo compara dos capturas: una de la página web india TheHealthSite.com, donde se hablaba de casos de viruela del mono en Estados Unidos en julio de 2021; y otra del Departamento de Salud de Queensland (Australia), de información sobre el herpes zóster.
En una versión antigua de la página india, archivada el 17 de julio de 2021 según Internet Archive, se ilustraba este artículo con una fotografía de una mano con erupciones de herpes zóster, que no tiene nada que ver con la viruela del mono ni con los casos de los que hablaba en julio de 2021. Sin embargo, la versión de esta misma web actualizada a 23 de mayo de 2021 ilustra este artículo con una fotografía de vesículas de la viruela del mono.
No hay relación entre viruela del mono y vacunas contra la COVID-19
Por último, como contamos en Maldita.es, no existe relación entre las vacunas contra la COVID-19 y la viruela del mono. Ninguna de las vías de transmisión de este virus tiene relación con las vacunas contra el SARS-CoV-2. Las principales son el contacto estrecho con la saliva o secreciones respiratorias, sangre, líquidos corporales, lesiones de la piel o las mucosas de personas y animales infectados. También el contacto con las erupciones de la piel o costras que provoca; la excreción viral de las heces y el consumo de animales contaminados.
Además, las erupciones en la piel vinculadas a la viruela del mono son un síntoma muy característico de esta enfermedad y se distinguen fácilmente de otro tipo de sarpullidos que pueden guardar relación con la vacuna, como puede ser reactivación del herpes zóster o el propio enrojecimiento en el lugar de la inyección.
Primera fecha de publicación de este artículo: 13/06/2022