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Ni contienen grafeno ni células de fetos abortados: bulos sobre los componentes de las vacunas contra la COVID-19

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En los últimos meses de crisis pandémica se han viralizado múltiples bulos y desinformaciones sobre los componentes de las vacunas contra la COVID-19. Por ejemplo, no es cierto que estas vacunas contengan grafeno ni que esa sea la causa de su supuesto magnetismo ni que Bill Gates haya confirmado que van a "implantar chips" en ellas. También es falso que la vacuna de Moderna contenga luciferina o que la de AstraZeneca lleve entre sus ingredientes "tejido pulmonar de varón caucásico abortado de 14 semanas".

No, no es cierto que las vacunas contra la COVID-19 contengan grafeno ni que esa sea la causa de su supuesto magnetismo

Se han viralizado varios vídeos en los que supuestamente un imán se pega a la zona del brazo donde personas vacunadas contra la COVID-19 han recibido la inyección. Algunos de estos contenidos aseguran que se debe a que las vacunas tienen grafeno y “metales pesados” que, en teoría, serían los causantes de ese supuesto magnetismo.

Pero es un bulo. Ninguna de las vacunas contra el coronavirus aprobadas en la Unión Europea contiene grafeno, una sustancia compuesta por carbono parecido al grafito. Tampoco tienen "metales pesados" ni componentes magnéticos. “Es completamente falso", aseguraba a Maldita.es Jaime Jesús Pérez, vocal de la Asociación Española de Vacunología (AEV)

Si revisamos las fichas técnicas de las distintas vacunas contra la COVID-19 que están en uso en España (Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen) podemos comprobar que no hay grafeno ni "metales pesados" entre sus componentes.

Hay que tener en cuenta que desconocemos muchos detalles de cómo han sido grabados los vídeos que están circulando. No sabemos cómo son los supuestos imanes que han usado, si han podido utilizar alguna sustancia para que los objetos se pegaran a la piel o si las personas que salen han sido realmente vacunadas contra la COVID-19. 

"Mi hipótesis es que gracias a la humedad de la piel o a ejercer una pequeña presión, consiguen que los elementos que utilizan queden sujetos, entiendo que momentáneamente", señalaba a Maldita.es el físico Alberto Nájera, profesor de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Castilla-La Mancha y vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS).

No, la vacuna contra la COVID-19 de Moderna no lleva luciferina

Ha circulado por Facebook un contenido en inglés que afirma que la vacuna contra la COVID-19 de Moderna contiene luciferina, que es una sustancia que tienen las luciérnagas y otros organismos que les permite producir luz. "La vacuna de ARNm de Moderna contiene luciferina disuelta con 66,6 ml de solución tampón de fosfato destilada", afirma el contenido. Pero se trata de un bulo.

La luciferina no forma parte de la lista de componentes de la vacuna de Moderna, como podemos comprobar en la ficha técnica publicada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Tampoco la encontramos en el documento de autorización de uso de emergencia (EUA, por sus siglas en inglés) de esta vacuna emitida por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos. 

El origen del bulo es un tuit (ya borrado) de diciembre de 2020 que incluye dos enlaces: uno dirige a una página de ScienceDirect sobre la luciferina y, el otro, a la información de Google sobre una patente. El tuit adjunta una captura del texto de esta patente en el que aparece la palabra "luciferina".

El tuit relaciona la vacuna contra la COVID-19 con esta patente porque, según la información de Google Patents, pertenece a la farmacéutica Moderna y fue registrada en 2012. Ojo, esta no es la patente de la vacuna. Las patentes empleadas para el suero de Moderna contra la COVID-19 fueron registradas desde el año 2018 hasta el año 2020.

Lo que se estaba patentando en 2012 eran métodos para la "administración terapéutica de ácidos nucleicos modificados" como es el ARN mensajero (o ARNm) modificado, tecnología con la que se han producido las vacunas de Pfizer y Moderna contra la COVID-19.

No, Bill Gates no ha confirmado que van a "implantar chips" en las vacunas de la COVID-19

También se ha difundido una imagen supuestamente de la web del diario El Universal de México con un titular en el que se afirma: "Bill Gates confirma que van a implantar chips en las vacunas del SARS-CoV-2". Gates supuestamente confirmó esto el 1 de agosto de 2020. Pero es un bulo que viene de meses atrás, cuando Gates ofreció una sesión de preguntas en la red social Reddit en la que habló de "certificados digitales", pero no de microchips en las vacunas.

En dicha sesión, que tuvo lugar el 19 de marzo, uno de los usuarios pregunta por los cambios que se tendrían que hacer en la forma en que operan las empresas para mantener la economía y proporcionar distanciamiento social. Gates respondió que “la cuestión de qué empresas deberían continuar es complicada”. “Ciertamente, el suministro de alimentos y el sistema de salud (...) Eventualmente tendremos algunos certificados digitales para mostrar quién se recuperó o se hizo la prueba recientemente o, cuando tengamos una vacuna, quién la recibió", señaló.

Esta fue la respuesta completa, sin ninguna mención a microchips ni nanobots, pero que se sacó de contexto para servir de soporte a diferentes teorías de la conspiración. Preguntado por este tema en una conferencia con medios en junio, Gates dijo que nunca ha estado involucrado con ningún tipo de microchip: “Es incluso difícil negar esto porque es muy estúpido o extraño".

Este bulo ha circulado en diferentes formas. Por ejemplo, en junio de 2020 el cantante Miguel Bosé indicó en un hilo de Twitter que Gates "habló reiteradamente de más, sobre su proyecto de vacunas que portasen microchips o nano bots, para obtener todo tipo de información de la población mundial con el solo fin de controlarla". Esto tampoco es cierto, tal y como os contamos entonces en Maldita.es.

No, no es cierto que la vacuna contra la COVID-19 de AstraZeneca lleve entre sus ingredientes "tejido pulmonar de varón caucásico abortado de 14 semanas"

Se ha compartido en redes una imagen en la que se señalan algunos extractos de texto supuestamente impreso en la caja de la vacuna para la COVID-19 de AstraZeneca. Según asegura este contenido, ese código significa que la vacuna contiene células de fetos abortados, concretamente "tejido pulmonar de varón caucásico abortado de 14 semanas". No es la primera vez que movimientos antivacunas relacionan las vacunas con fetos y abortos.

Sin embargo, no es cierto que las vacunas contengan células de fetos abortados. Ninguna vacuna contiene células de fetos abortados. Para generar la versión debilitada de los virus utilizados en algunas vacunas (los que harán que nuestro sistema inmune "aprenda a pelear" contra esa amenaza externa), hay que cultivarlos. Eso no puede hacerse en cualquier superficie, ya que estos necesitan células a las que infectar para sobrevivir.

La opción más eficiente para la producción de las vacunas es el uso de cultivos celulares, es decir, células (de procedencia animal o humana) que se cultivan en un medio artificial de forma controlada. Existen dos líneas celulares inmortalizadas que provienen de células extraídas durante el análisis de dos fetos resultado de dos abortos por motivos médicos en 1961 y 1966. Esas células, que se han utilizado en investigaciones para vacunas contra la polio, la rubeola o la varicela, nunca han formado parte de los fetos originales.

Las siglas MRC-5 que se subrayan en la imagen corresponden a una de estas líneas celulares. En concreto, las células originales que dieron pie a esta línea proceden de un feto abortado en la semana 14 por causas médicas en 1966. Pero, tal y como os acabamos de explicar, dichas células nunca han formado parte de los tejidos del feto original.

La documentación de la época refleja que este fue un aborto terapéutico tras descubrirse que el feto padecía alguna enfermedad grave. Es decir, que no fue un aborto realizado para investigar con el feto. Fue el posterior análisis lo que dio como resultado la extracción de tejidos que a su vez dio como resultado dichas líneas celulares. No se han utilizado nuevos tejidos para mantener esta línea desde entonces.

No, los ingredientes de las vacunas no suponen peligro alguno en las cantidades en las que se encuentran en las dosis administradas

Se ha viralizado una imagen que alerta sobre los componentes de las vacunas y explica por qué ninguno de ellos debería entrar en tu cuerpo. Pero, tal y como os hemos explicado en Maldita.es, los componentes de las vacunas han sido analizados y si se emplean en las vacunas es porque son seguros en esas cantidades y porque cumplen una función en la durabilidad y eficacia de las vacunas.

Entre los componentes de las vacunas, se encuentran sustancias como las sales de aluminio o el timerosal (una sal orgánica que contiene etilmercurio). Las sales de aluminio son muy inferiores (menos del 1%) a las que, de forma natural, contienen los alimentos que consumimos habitualmente (incluida, por chocante que resulte, la leche humana), según recoge el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

¿A qué se debe la presencia de este metal pesado? Según la asociación de pediatras, las sales de aluminio se usan como adyuvantes de vacunas (compuestos que potencian toda la respuesta inmune) desde hace 70 años y son "componentes imprescindibles para estimular el sistema inmunitario y permitir introducir menores cantidades de antígeno, que podría resultar perjudicial en el organismo". La AEP añade, además, que "nunca se ha registrado ningún efecto adverso relacionado con el aluminio presente en algunas vacunas".

Por otro lado, es cierto que en el pasado se ha utilizado timerosal (una sal orgánica que contiene etilmercurio) como conservante en la fabricación o mantenimiento de algunas vacunas, por sus propiedades antimicrobianas. Sin embargo, a pesar de que las cantidades de mercurio a las que podía estar expuesto un niño español antes de los 14 años por la vacunación serían muy inferiores a las consideradas tóxicas por los diferentes organismos mundiales, estas se han ido reduciendo y sustituyendo por otros compuestos inocuos, según el Comité Asesor de Vacunas de la AEP.

Actualmente, "ninguna de las vacunas que se utilizan en los calendarios vacunales de las distintas comunidades autónomas españolas contiene esta sustancia", según indica el Comité: "Su empleo iba ligado a asegurar la conservación en los envases multidosis y hoy en día todas las vacunas comercializadas en nuestro país vienen en paquetes monodosis".

“Menos bulos, más rigor científico” es un proyecto de DKV Salud con contenido editorial de Maldita.es.

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