Se ha viralizado una foto de una carta que ha enviado una sección sindical de Valladolid de la Confederación General del Trabajo (CGT) al director gerente del Hospital Universitario Río Hortega (HURH). En esta carta, afirman que un informe preliminar sobre la vacuna de Pfizer realizado por científicos de la Universidad de Almería (UAL) "refleja que hay indicios de que las vacunas podrían contener óxido de grafeno". Nos habéis preguntado por esto también a través de nuestro chatbot de WhatsApp (+34 644 229 319).
Pero en Maldita.es ya os contamos que este documento realizado por un profesor de la UAL, Pablo Campra Madrid, no es un informe oficial de la universidad, ni es un estudio publicado en una revista científica, ni ha sido revisado por pares, ni demuestra que la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer, Comirnaty, lleve óxido de grafeno. Además, Pablo Campra ya ha defendido otras desinformaciones sobre la pandemia de la COVID-19.
Como ya os hemos explicado en otras ocasiones, no es cierto que las vacunas contra la COVID-19 contengan grafeno. Si revisamos las fichas técnicas de las distintas vacunas contra la COVID-19 que están en uso en la Unión Europea y en España (Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen) podemos comprobar que ni el grafeno ni ningún derivado están entre sus componentes.
Esta verificación ha sido realizada en el marco del proyecto #VacúnaTE que Maldita.es y la agencia de noticias Servimedia desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la COVID-19 con el apoyo de Google News Initiative.
Desde la sección sindical afirman que son "conscientes" de que el informe "no tiene peso", pero piden al HURH que analice los viales de las vacunas contra la COVID-19
La sección sindical de la CGT en el área de Valladolid oeste afirma en la carta que un informe preliminar, realizado por científicos de la UAL, revela que existen indicios de que las vacunas podrían llevar óxido de grafeno.
Además de hacer referencia a este informe, la sección sindical de la CGT en el área de Valladolid oeste pide al gerente del hospital que se analicen viales de la vacuna contra la COVID-19 para comprobar que el contenido "coincide con lo publicado en las especificaciones de los fabricantes". Y añade: "En el caso en el que no se pueda determinar su contenido, paralice la vacunación inmediatamente".
Desde Maldita.es hemos contactado con esta sección sindical y afirman que son "conscientes" de que el informe del profesor de la UAL "no tiene peso". "Pero también somos conscientes de los efectos secundarios de las vacunas y queremos que las autoridades sanitarias cumplan su deber de protección de la salud de los trabajadores y ciudadanos por encima de los intereses farmacéuticos", explican. Por este motivo, han pedido al hospital que compruebe el contenido de los viales de las vacunas.
También hemos contactado con el equipo de prensa de la CGT a nivel nacional y nos dicen que "los entes de la CGT son autónomos en sus decisiones y comunicados (...) Y desde esa autonomía han hecho esa petición de la cual nosotros y nosotras no damos nuestra opinión, ya que no tenemos mucha más información".
Por su parte, desde la consejería de Sanidad de Castilla y León indican que el tema de que las vacunas contra la COVID-19 contienen grafeno ya "ha sido desmentido por varias vías".
El informe del que habla la carta no ha sido realizado por la Universidad de Almería
Ante la difusión que ha tenido el informe, la UAL ha emitido un comunicado en el que aseguran que "es rotundamente falso" que la universidad haya realizado un "estudio científico" en el que se concluye que la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer lleva óxido de grafeno, como se ha difundido en redes sociales y webs. "La Universidad de Almería, como institución académica, apoya sin fisuras las vacunas como instrumento científicamente incuestionable para luchar contra las enfermedades", se puede leer en el comunicado.
?Comunicado de la Universidad de Almería en relación con las falsas informaciones difundidas en algunas redes sociales y blogs. pic.twitter.com/Rx6ayF35eI
— Universidad de Almería (@ualmeria) July 2, 2021
La UAL aclara que lo que se difunde es un "informe no oficial" que la universidad no ha realizado y que "ni suscribe ni comparte". El autor del documento es Pablo Campra Madrid, doctor en Ciencias Químicas y profesor de la Escuela Politécnica Superior de la UAL.
De hecho, en el propio informe se indica que "los resultados y conclusiones de este informe no implican posición institucional alguna de la Universidad de Almería", como podemos leer en la siguiente captura:
Se ha analizado una sola muestra y, además, se desconoce el origen de la misma
En el apartado de 'conclusiones y recomendaciones' del informe del que hablamos, Campra afirma que el estudio microscópico que ha hecho de un supuesto vial de la vacuna Comirnaty "aporta sólidas evidencias de presencia probable de derivados de grafeno, si bien la microscopía no proporciona una prueba concluyente".
Y asegura que es necesario "realizar un muestreo significativo de viales similares" para poder extraer conclusiones generales sobre la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer:
"Los análisis de este informe corresponden a UNA SOLA MUESTRA, limitada en volumen total disponible para procesar. Es por tanto necesario realizar un muestreo significativo de viales similares para extraer conclusiones generalizables a muestras comparables, registrando origen, trazabilidad y control de calidad durante la conservación y transporte previas a los análisis".
En su comunicado, la UAL destaca que la muestra que se analiza en este informe es "de origen desconocido con ausencia total de trazabilidad". En el propio documento, en el apartado de 'antecedentes', Campra aclara que la "procedencia y trazabilidad" del vial que analiza es desconocida y que lo recibió por mensajería el 10 de junio.
En este sentido, Adolfo Bastida Pascual, profesor del Departamento de Química Física de la Universidad de Murcia, explica a Maldita.es que para que se considere un procedimiento de análisis como científico se ha de seguir "unos estrictos protocolos" que garanticen la fiabilidad de las conclusiones a las que se llega y su reproducibilidad, es decir, que permita a otros investigadores llegar a los mismos resultados.
Uno de estos protocolos es la trazabilidad, que hace referencia a que cada etapa de manipulación y medida de la muestra ha de quedar "perfectamente registrada y documentada". En este caso, según Bastida, "aunque el vial original fuera válido, habría que tener constancia de cómo se ha manipulado durante todas las etapas de análisis y cuales han sido los protocolos que se han seguido para garantizar que no ha sido contaminado a posteriori".
En esta misma línea, Alberto Nájera, profesor de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Castilla-La Mancha y vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS), explica que la trazabilidad es un "requisito fundamental en cualquier investigación" y que el hecho de que el informe no cuente con datos sobre la trazabilidad de la muestra es un "fallo metodológico" que compromete la calidad del análisis.
Además, en el apartado de 'Antecedentes', Campra expone que Ricardo Delgado Martín, fundador de La Quinta Columna - un canal de desinformación y teorías de la conspiración sobre la COVID-19 -, fue quien solicitó la "prestación de servicios" para detectar grafeno en la muestra:
Pablo Campra también ha difundido desinformación sobre la pandemia de la COVID-19. Ha defendido el uso del dióxido de cloro para tratar la enfermedad, algo de lo que os hemos advertido en Maldita Ciencia.
Los análisis que realiza para cuantificar el ARN del supuesto vial no son concluyentes ni demuestran la presencia de derivados de grafeno
Como ya os hemos explicado en Maldita Ciencia, la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer utiliza ARN mensajero, que contiene las instrucciones para que nuestras células fabriquen la proteína S igual a la del coronavirus y, de este modo, nuestro sistema inmune responda.
En el informe del que os hablamos, Pablo Campra utiliza dos técnicas de análisis para cuantificar el ARN del supuesto vial de la vacuna. Una de ellas es la espectrofotometría, que permite determinar la concentración de un compuesto en una solución. Esta técnica se basa en que cada compuesto absorbe luz sobre un cierto rango de longitud de onda.
En la página 7 del informe, Campra indica que el máximo de absorción que se ha medido con la muestra es de 260 a 270 nanometros (nm). Y señala que precisamente el óxido de grafeno reducido (RGO) presenta máximos de absorción a 270 nm, por lo que es compatible con el resultado del análisis de la muestra.
No obstante, Gabriel Alfranca Ramón, doctor en Nanobiomedicina e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explica que este máximo también es compatible con el pico que se observa en ácidos nucleicos, como el ARN, por lo que el espectrofotometría realizada "no es en absoluto concluyente".
Lo mismo señala Berta Domènech Garcia, doctora en Química e investigadora de la Universidad Tecnológica de Hamburgo especializada en nanotecnología y nanomateriales: "El espectro no indica nada, solo que la muestra absorbe luz a una longitud de onda de entre 240-300 nm. Que pueden ser muchas cosas. Los ácidos nucleicos normalmente dan señal a 260-280 nm". Además, según la experta, en el documento no se menciona que se haya realizado una calibración previa del espectrofotómetro adecuada al tipo de muestra.
La otra técnica que utiliza Campra para cuantificar el ARN es la fluorimetría, que sirve para medir la concentración de una sustancia por medio de su fluorescencia. Según indica el informe, se utilizó un fluorímetro Qubit 2.0 y se detectó una "cantidad mínima" de ARN en la muestra.
En este sentido, José Antonio Garrido Cárdenas, director de Divulgación Científica de la UAL, explica a Maldita.es que Pablo Campra "no hizo ningún control positivo, ningún control negativo y ni siquiera utilizó los controles de calibrado" del fluorímetro Qubit 2.0. Por lo tanto, "si el kit que utilizó hubiera dado un error de medida habría sido imposible detectarlo. Es decir, la baja concentración de ARN que midió en la muestra - y que es la base para decir que la mayoría de lo que hay en la muestra no era este ácido nucleico - es muy probable que se deba, sencillamente, a un error en la medida por no haber llevado los correspondientes controles".
Las imágenes tomadas con microscopía electrónica y óptica no prueban que la muestra contenga derivados de grafeno
Según indica el informe, para detectar derivados de grafeno en la muestra se han tomado imágenes con microscopía electrónica y óptica y se ha comparado con otras imágenes procedentes de literatura científica y con un patrón de óxido de grafeno reducido (RGO).
Pero, según los expertos consultados por Maldita.es, las imágenes de microscopía electrónica de transmisión (TEM) del informe no demuestran que el vial contenga óxido de grafeno, ya que podrían mostrar cualquier otro material. "Esa malla de la que hablan y que, sin más, dicen que es grafeno puede ser cualquier cosa. Ese tipo de imágenes son muy comunes en TEM", nos indica Fernando Herranz, químico e investigador del Grupo de Nanomedicina e Imagen Molecular (NanoMedMol) del Instituto de Química Médica (IQM) del CSIC.
En esto coincide el investigador Gabriel Alfranca Ramón: "Muestran imágenes de TEM que podrían ser perfectamente compatibles con otras estructuras poliméricas nanométricas". El experto apunta que tampoco las imágenes tomadas con microscopía óptica son una prueba concluyente de que la muestra analizada contenga derivados de grafeno.
"El hecho de que dos cosas se parezcan no quiere decir que sean lo mismo. Sin duda este informe no habría superado una revisión por pares de una revista científica seria, ni se debería tomar como prueba fehaciente de que lo que se encuentra en las vacunas es algún tipo de derivado del grafeno (...) haría falta llevar a cabo un estudio más exhaustivo, utilizando una muestra cuya trazabilidad no sea cuestionable, y realizando las técnicas analíticas adecuadas", sentencia Alfranca.
Por su parte, la doctora en Química Berta Domènech Garcia concluye que "con los datos que proporciona el documento, no se puede afirmar que se trate de una muestra de la vacuna Comirnaty, que no haya sido modificada, ni que la muestra contenga derivados del grafeno".
En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Adolfo Bastida Pascual, Gabriel Alfranca Ramón, Berta Domènech Garcia y Fernando Herranz.
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