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MALDITO BULO

No, no es verdad que la OMS haya ordenado reducir los ciclos de amplificación de las pruebas PCR y por eso estén bajando las cifras de positivos por COVID-19 a nivel global

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Circulan contenidos que aseguran que el descenso global en las cifras de COVID-19 no se debe a la vacunación ni a las medidas sanitarias como los confinamientos, sino a que el 13 de enero la Organización Mundial de la Salud (OMS) habría ordenado cambiar la forma en que se hacen las pruebas PCR, reduciendo los ciclos de amplificación de más de 35 a 22, para que den menos positivos y así hacer “desaparecer” la pandemia.

Pero esto es un bulo. En los documentos que se utilizan como supuesta prueba no hay ninguna mención al número de ciclos que tengan que realizarse al hacer pruebas PCR, ni se recoge ningún cambio en el procedimiento al realizarlas. La OMS ha explicado a Maldita Ciencia que “no ha dicho que los test PCR para la detección de la COVID-19 sean defectuosos” ni ha recomendado ningún cambio en el procedimiento para realizarlas, sino que ha “recomendado el uso correcto de sus instrucciones”. Os lo explicamos.

Qué son los ciclos de amplificación

Antes de explicar por qué es un bulo, es importante saber a qué se refiere esta desinformación. En Maldita Ciencia ya hemos explicado qué son las pruebas PCR y cómo se utilizan para contribuir al diagnóstico de la COVID-19. Se trata de un procedimiento de cierta complejidad, aunque muy habitual en los laboratorios de biología, en el que a partir de una muestra se trata de detectar la presencia de un determinado material genético, en este caso el del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la COVID-19.

Esto se hace sometiendo la muestra a varios ciclos de amplificación. “Cada ciclo supone un crecimiento exponencial de la cantidad de material genético que estás buscando”, explica Chema Bautista, catedrático de Biología Molecular que coordinó el laboratorio de detección COVID-19 de la Universidad Complutense de Madrid. “Imagina que al principio tuvieses una copia de la secuencia genética en cuestión; tras un ciclo tendrías dos, tras otro tendrías cuatro, luego ocho y así sucesivamente”.

El número de ciclos que se realizan en estas pruebas, cuenta Bautista, son de 40 o 45, pero los positivos suelen aparecer entre 36 y 38, aunque siempre atendiendo a las indicaciones del fabricante del kit de PCR. Si con ese número de ciclos aparece en la muestra suficiente material genético como para indicar la presencia del virus, saltará la señal fluorescente que supone un positivo. Si no, será negativo.

Según los difusores de esta desinformación, la reducción en el número de casos que registran las estadísticas desde mediados de enero se debería a una orden de la OMS de realizar menos ciclos, de forma que menos muestras multiplicarían la cantidad de material genético presente en ellas hasta el límite de dar positivo. Pero esto no es cierto.

Los documentos de la OMS no mencionan el número de ciclos ni recogen ningún cambio de protocolo

Empezamos por recordar que la OMS no tiene las competencias para ordenar ni imponer medidas. Ya hemos desmentido, por ejemplo, que la OMS haya prohibido las autopsias durante la pandemia por ese motivo. 

El punto de partida de este bulo es un documento técnico publicado el 14 de diciembre de 2020 (fechado el 13 de enero), que tuvo una segunda versión (que es la que sigue disponible en su página web) el 20 de enero de 2021. En él se incluyen algunas recomendaciones para los técnicos que lleven a cabo las pruebas PCR, y se incide en que deben seguir las instrucciones de uso de los equipos con los que se realizan esas pruebas. En ninguna de las dos versiones se menciona en ningún momento el número de ciclos de amplificación que haya que realizar al hacer estas pruebas, ni se menciona ningún cambio de protocolo al realizarlas. 

El texto recuerda que las guías sobre el testado para el diagnóstico de SARS-CoV-2 de la propia OMS establecen que es necesaria una interpretación cuidadosa de los positivos débiles, y que el umbral de ciclos necesario para detectar el virus es inversamente proporcional a la carga viral del paciente. Si el resultado de un test no coincide con la presentación clínica de un paciente, se debe tomar otra muestra y volver a testarla usando una tecnología de PCR diferente.

En el documento se explica que la prevalencia de una enfermedad altera el valor predictivo de los resultados de un test de este tipo, es decir, que a medida que la prevalencia de una enfermedad se reduce, hay un mayor riesgo de que un positivo sea en realidad un falso positivo, mientras que cuando la incidencia es muy alta, la probabilidad de que sea un positivo real es más alta.

Por ese motivo, la OMS recomienda seguir siempre las instrucciones del fabricante de los equipos y de los kits al llevar a cabo las pruebas. También recuerda que las PCR son una ayuda para el diagnóstico y que por eso los profesionales médicos deben tener en cuenta los resultados junto con otra información como el momento de la toma de la muestra, las observaciones clínicas, el historial del paciente, si ha estado en contacto con alguna persona con positivo confirmado y la información epidemiológica, entre otros factores.

Diez casos de mal diagnóstico por no seguir las instrucciones

Ante la consulta de Maldita Ciencia, la OMS ha explicado que “desde comienzos de 2020, hemos recibido 10 informes de problemas relacionados con las pruebas PCR para la detección del SARS-CoV-2 (el virus que causa la COVID-19), incluyendo algunos de los productos enumerados por la OMS para su uso en emergencias. Los informes eran por malos diagnósticos, tanto por falsos positivos como por falsos negativos. Tras una cuidadosa investigación, confirmamos que estos test no siempre se estaban usando apropiadamente y siguiendo las instrucciones de los fabricantes. En concreto, los usuarios de los test en los laboratorios tenían problemas cuando no aplicaban el umbral de positividad [el número de ciclos] recomendado. Esto puede resultar en falsos negativos (si el umbral aplicado es menor) o falsos positivos (si es mayor)”.

Por este motivo, asegura la OMS, “el 14 de diciembre se publicó una nota informativa explicando qué había pasado y recomendando el uso correcto de las instrucciones. Una nota con las mismas recomendaciones se volvió a publicar el 20 de enero de 2021, con algunas modificaciones en el lenguaje para hacerlo más claro”.

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