La Comisión Europea propuso un plan a los Estados miembros para reducir el consumo de gas de cara al invierno en un 15%. El nuevo reglamento aplicaría estas medidas, que pretenden afrontar posibles cortes de suministro por parte de Rusia, entre el 1 de agosto de 2022 y el 31 de marzo de 2023. Pero la presión de algunos Estados miembros, entre ellos España, ha hecho que la Unión Europea cree excepciones para países como España o Portugal**. Te explicamos el cambio de postura de la UE.
El pasado 20 de julio, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, presentó el ‘Plan Europeo de Reducción de la Demanda de Gas’, una propuesta para reducir el consumo de gas entre los países miembros ante la posibilidad de que el presidente ruso, Vladimir Putin, corte el envío de gas a países de la Unión. La propuesta es de carácter voluntario para los países pero la Unión Europea se guarda la posibilidad de aprobar, con el visto bueno de los 27, una “alerta de la Unión” en caso de que haya una demanda de gas “excepcionalmente alta” o un “riesgo sustancial de escasez grave de gas”, según la propia Comisión. Se pretende también crear una red de reservas compartidas entre los países. En palabras de Von der Leyen: “Rusia nos está chantajeando, Rusia está usando la energía como arma. Por eso, sean parciales o totales los cortes, Europa necesita estar preparada”.
Horas después del anuncio de Bruselas, España se pronunció al respecto mostrando su disconformidad con la propuesta. En una rueda de prensa, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, explicó que el paquete de medidas no ha tenido “debate” en el Consejo Europeo que reúne a los Gobiernos de los Estados miembros. “Pase lo que pase las familias españolas no van a sufrir cortes de gas ni cortes de luz en sus casas”, “a diferencia que otros países, los españoles no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades desde el punto de vista energético”, respondió Ribera, que calificó la propuesta de “desproporcionada”. El Gobierno asegura que “España ha hecho los deberes” para afrontar la crisis energética y ha anunciado que se “resistirá a la imposición de obligaciones que están por encima, en términos de esfuerzo, a lo que nos corresponde y lo que se les pide a otros socios comunitarios”.
Portugal también se mostró “completamente en contra” de la propuesta de Bruselas. Según el secretario de Estado de energía luso, Joao Galamba, en una entrevista en el diario local Expresso, la reducción del 15% del consumo de gas en la Unión no recoge las condiciones especiales que tienen Portugal y España, menos dependientes que otros países europeos del gas ruso.
Galamba explicaba que la condición de “isla” que tiene la Península Ibérica, con menos interconexiones con el resto del continente hace que el plan comunitario sea “desproporcionado e insostenible”. En el mes de abril, la Comisión Europea autorizó la excepción ibérica, que está permitiendo, de manera temporal, poner un tope al precio del gas para reducir el coste en la factura de los consumidores. Un mecanismo que, en su primer mes desde la entrada en vigor el pasado 15 de junio, ha permitido ahorrar de media un 16% a los hogares españoles.*
Después se unieron a Portugal y España otros países como Chipre, Grecia, Polonia y Hungría, y han obligado a la Unión Europea a rebajar su propuesta. En el nuevo texto, aprobado por mayoría reforzada de al menos 15 países (solamente se ha opuesto Hungría), se mantiene la reducción del consumo de gas un 15% hasta la próxima primavera pero abre excepciones para países “que no están interconectados con las redes de gas de otros Estados miembros”, como es el caso de España y Portugal. En estos casos, están “exentos” de aplicar esa reducción obligatoria, “ya que no podrían liberar volúmenes significativos de gas a través de los gasoductos en beneficio de otros Estados miembros“. La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha anunciado que el ahorro para España será de “entre el 7% y el 8%”, según recoge Europa Press.**
Otra de las excepciones aprobadas por el Consejo Europeo afecta a los países que dependan en gran medida del gas para producir electricidad. Igualmente, explica el comunicado, los Gobiernos nacionales podrán pedir que la Unión Europea levante esa obligatoriedad en la reducción del consumo de gas “si tienen interconexiones limitadas con otros Estados miembros y pueden demostrar“ que sus capacidades de exportación o infraestructuras ya están funcionando al máximo de su capacidad y aun así no es suficiente para suplir de gas a su población.
Ya en junio, el Parlamento Europeo aprobó una resolución para almacenar gas y conseguir que las reservas de cada país estén, como mínimo, al 80% antes del 1 de noviembre. Para Estados que hayan llegado a ese objetivo, la Comisión Europea también permitirá saltarse el límite del 15% de reducción del consumo. Igualmente, si el gas supone una materia prima necesaria para “industrias críticas” podrán quedar exentos; y en los casos en los que el consumo de gas haya aumentado un 8% en el último año respecto a la media de los cinco anteriores.
Los países, puntualizan desde las instituciones europeas, deben priorizar medidas “que no afecten a los hogares y los servicios esenciales”. Piden también medidas para que el sector eléctrico dependa menos del gas, se fomente un cambio de combustible en las industrias o campañas de sensibilización. El ‘Plan Europeo de Reducción de la Demanda de Gas’ entrará en vigor en los próximos días.
El FMI estima que el PIB de la UE bajaría entre un 2,7% y un 0,4% en caso de cortes de gas desde Rusia: España y Francia, los menos afectados
Ante un escenario en el que el presidente ruso, Vladimir Putin, corte el suministro de gas a Europa, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha estimado el impacto que tendría en la economía de la Unión Europea. El FMI pronostica que, a corto plazo, los países más vulnerables serían los más próximos a Rusia, como Hungría, Italia, Eslovaquia y Chequia, que se enfrentan a una escasez de gas de hasta el 40%. Esto conllevaría una reducción de su Producto Interior Bruto (PIB) de hasta un 6%, en el caso de que la Unión Europea no consiguiera una integración rápida de gas natural licuado que supla las carencias del gas ruso, aunque en el mejor de los escenarios el FMI lo estima en un 1%. El segundo bloque de países que verían mermada su economía en un mayor grado están Alemania, Polonia y Países Bajos, con una reducción de su PIB de entre un 3% y un 0,6%.
Por el contrario, los países que recibirían un menor impacto en su economía por el gas ruso serían, según el FMI, España y Francia, que verían cómo su PIB se reduce entre el 1,2% en la peor situación, y un 0,2% si el escenario es más favorable. La reducción del PIB del conjunto de la Unión Europea sería de entre un 2,7% y un 0,4%, en función de los mecanismos que pongan en marcha los países miembros para hacer frente a la escasez energética a la que se enfrenta el continente desde la invasión rusa a Ucrania.
*Este artículo se ha actualizado el 21 de julio de 2022 a las 14:53 para incluir la respuesta del Gobierno de Portugal a la propuesta de la Comisión Europea.
**Este artículo se ha actualizado el 26 de julio de 2022 para incluir el acuerdo del Consejo Europeo tras las quejas de algunos Estados miembros a la propuesta inicial de la Comisión.
Primera fecha de publicación de este artículo: 21/07/2022