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Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania el pasado 24 de febrero, se han documentado en redes sociales explosiones e impactos que han causado daños en infraestructuras civiles. Para registrarlas y dejar constancia a futuro de estos incidentes, los investigadores de la organización internacional Bellingcat han registrado fotografías y vídeos en redes sociales. Después los han geolocalizado, fechado y reflejado en el mapa TimeMap interactivo.
El objetivo, según explica la organización, es “detallar los incidentes en los que existe evidencia de código abierto de posibles daños a civiles en Ucrania”, registrando dónde y cuándo han ocurrido estos hechos. Esta comunidad de investigadores de código abierto incluyen expertos en geolocalización, cronolocalización, personas que dominan el ucraniano y otras que conocen los lugares y eventos que se analizan en el mapa.
Además de explorar cada hecho por semanas, quincenas, meses y trimestres, el mapa interactivo permite filtrar por tipo de instalación afectada –residenciales, sanitarias, educativas…– y, en caso de que sea posible determinarlo, también se puede ver qué tipo de armamento se ha visto involucrado, desde municiones en racimo o misiles de crucero hasta armas pequeñas.
Recopilación y archivo de documentación para su posible uso como prueba en el futuro
Miembros del grupo internacional de investigadores Bellingcat y otros investigadores especializados en fuentes abiertas han reunido el contenido publicado por usuarios en las redes sociales informando de ataques. Se trata de material de archivo de código abierto, disponible con un enlace público en internet, que este equipo registra en una base de datos.
Desde esta organización puntualizan que no se hacen responsables del contenido de esas publicaciones, que no ha confirmado ni verificado necesariamente, sobre todo cuando se menciona qué parte ha podido estar detrás de cada incidente.
Lo que sí se verifica es que el documento sea original y no haya sido manipulado, así como su ubicación y fecha de registro con el fin de determinar dónde y cuándo tuvo lugar cada incidente y si hay muestras visibles “de daños civiles razonables”.
Estos incidentes, indican desde Bellingcat, “se recopilan y archivan a nivel forense para su posible uso como prueba en el futuro”. Como te contamos en Maldita.es, esta organización está investigando desde el inicio de la guerra el impacto de municiones y bombas de racimo en zonas civiles ucranianas y a través de la geolocalización de imágenes y vídeos han trazado la posible trayectoria de las municiones.
Filtrar por hospitales, edificios de viviendas o por tipo de armamento involucrado
Saber cuántos ataques se han documentado en la última semana perpetrados con bombas de racimo contra hospitales, por ejemplo, es posible aplicando los filtros de este mapa interactivo. Habría también que seleccionar el zoom semanal –que también puede marcarse de manera quincenal, mensual y trimestral–, y en la línea de tiempo se puede ver la frecuencia de incidentes registrados con los colores de la leyenda.
Sobre el mapa se representa cada uno de los ataques con un gráfico de sectores marcados con los colores en la proporción de incidencias por los tipos de infraestructura atacada o por armamento utilizado en función de los que hayamos filtrado. En la captura siguiente, por ejemplo, hemos marcado los ataques contra escuelas o guarderías con todas las tipologías de ataque: desde misiles de crucero hasta bombardeos o armas pequeñas
Ataques contra civiles y crímenes de guerra: qué dice el Derecho Internacional Humanitario
Los Gobiernos de Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de haber cometido crímenes de guerra. La definición de lo que es un crimen de guerra se encuentra en el artículo 8 del Estatuto de Roma que dio pie a la creación de la Corte Penal Internacional y engloba “infracciones graves de los Convenios de Ginebra” y violaciones del Derecho Internacional Humanitario.
Califica como crímenes de guerra los homicidios intencionales, tortura o tratos inhumanos, atentar contra la integridad física o la salud, la destrucción o apropiación de bienes no justificadas por necesidades militares y a gran escala, entre otros. También señala que lo son los ataques contra la población y bienes civiles, bombardeos contra ciudades, aldeas, viviendas o edificios que no estén defendidos y no sean objetivos militares. Otro punto cita expresamente que será un crimen de guerra “dirigir intencionalmente ataques contra edificios dedicados a la religión, la educación, las artes, las ciencias o la beneficencia, los monumentos históricos, los hospitales y los lugares en que se agrupa a enfermos y heridos, siempre que no sean objetivos militares”.
Un día después del inicio de la ofensiva rusa en Ucrania, el 25 de febrero, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, afirmó que no se estaban “realizando ataques contra la infraestructura civil”. Pasadas dos semanas desde el inicio de la guerra, el mismo Lavrov afirmó en una rueda de prensa tras reunirse con su homólogo ucraniano, Dmytro Kuleba, dijo que Rusia no estaba atacando a Ucrania y que solo trataba de librar a la población ucraniana “de los nazis”.
