Como ya te hemos explicado en Maldita.es, existen atajos mentales y emociones que hacen que nuestro cerebro nos la cuele. Ya os contamos uno de ellos: los sesgos que hacen que veas el mundo de una determinada manera y que tomes ciertas decisiones.
Hoy hablaremos de otros: las falacias. Según el filósofo y lógico Charles Hamblin, una falacia sería “un argumento que parece válido, pero no lo es”. Pueden aparecer tanto a propósito, para intentar engañar a alguien, como por equivocación. Además, que el argumento no sea válido no quiere decir que la premisa o la conclusión sean incorrectas, sólo la forma de defenderlas y exponerlas.
Hay muchos tipos, y muchos de ellos se conocen desde el año 345 antes de Cristo, cuando Aristóteles los identificó en su escrito “Refutaciones sofísticas”. El filósofo griego no las llamaba falacias, sino refutaciones sofísticas, ya que este tipo de argumentación era usado por los sofistas, pensadores de la Atenas del siglo V antes de Cristo. Estas son algunas de las más comunes.
Argumento ad hominem
Un argumento ad hominem es aquel en el que damos por hecho que algo es falso porque la dice o defiende determinada persona. Se trata de una desacreditación personal. Por ejemplo: “Antonia dice que las mascarillas nos protegen del coronavirus, pero Antonia sacaba malas notas en el instituto, por lo tanto las mascarillas no nos protegen del coronavirus”.
Falacia de autoridad
Si el argumento ad hominem consiste en decir que algo es falso porque lo ha dicho alguien, la falacia de autoridad es lo contrario: decir que algo es cierto sólo porque una persona con autoridad lo defienda. En Maldita.es ya hemos tratado esta falacia.
“Este médico dice que las vacunas no sirven para nada, así que no pienso vacunar a mis hijos”.
Elusión de la carga de la prueba
Eludir la carga de la prueba es asumir que algo es verdadero o falso sin aportar nada que lo fundamente, negarse a escuchar argumentos o pretender que las aporte el oponente. Un ejemplo sería “me da igual lo que me digas, yo creo que el gobierno nos espía a través de los teléfonos móviles”.
Falacia del punto medio
Esta falacia se basa en afirmar que la verdad está en el punto medio entre dos extremos. “Los médicos dicen que no nos insertan microchips mediante las vacunas, pero esta asociación dice que sí. Por lo tanto, la verdad debe ser que algunas vacunas llevan microchips y otras no”.
Esta falacia tiene su origen, también, en Aristóteles, que en el capítulo VI de su libro Ética a Nicómaco defiende que “la virtud es un medio entre dos vicios, que pecan, uno por exceso, otro por defecto”. Siem embargo, en este escrito Aristóteles habla de la virtud, no de la verdad.
Falacia del hombre de paja
Se trata de modificar el argumento que da nuestro oponente por otro parecido pero equivocado o exagerado, y rebatir este en lugar del original. Un ejemplo sería rebatir “creo que para reducir la criminalidad lo mejor es invertir en educación” con “lo que se tiene que hacer es proteger a las víctimas”, ya que la protección a las víctimas no refutaría la necesidad o no de invertir en educación.
Falsa dicotomía
Este argumento consiste en presentar dos opciones como las únicas posibles, cuando pueden existir más. Un ejemplo sería “o se vota a favor de los presupuestos que propone el Gobierno o se debe ir a elecciones”.
Falacia de la apelación a la tradición
Esta falacia trata de justificar algo basándose en que se ajusta a las normas y costumbres de la sociedad, cultura o religión, a que “si esto se ha hecho durante años es porque está bien”.
Falacia anecdótica
La falacia anecdótica trata de utilizar una experiencia personal o un ejemplo aislado como una prueba suficiente frente a una evidencia científica o un argumento fundamentado. Por ejemplo: “dicen que el alcohol es malo pero la salud, pero mi abuelo bebe vino todos los días y ha llegado a los 100 años”.
Pendiente resbaladiza
Esta falacia se basa en decir que si algo sucede pasará otra cosa como consecuencia sin presentar pruebas: “si legalizamos el matrimonio entre personas del mismo sexo, al final se permitirá que la gente se case con animales o con menores”.
Post hoc ergo propter hoc
Sería darle la vuelta a la pendiente resbaladiza: es decir, asumir que algo ha pasado porque otro evento anterior ocurrió: por ejemplo, decir que alguien se ha lesionado un tobillo porque hace mucho deporte, cuando puede haber sido por pisar mal un escalón o por cualquier otra cosa.
Falacia ad ignorantiam
Ocurre cuando una persona da un argumento que no puede ser comprobado en absoluto, es el típico “no tengo pruebas pero tampoco dudas”.
Falacia ad populum
Consiste en defender que algo es cierto sólo porque mucha gente opina que lo es. “Esta película es buena porque mucha gente dice que lo es”.
Fecha oriinal de publicación: 10/9/2020
Primera fecha de publicación de este artículo: 10/09/2020