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Cómo ha afectado la pandemia a las estadísticas: el caso del IPC

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Desde que se decretó el confinamiento de la población, nuestra forma de consumir cambió drásticamente y el IPC (Índice de Precios de Consumo), un indicador que mide el coste de los productos que consumen los españoles, también se vio afectado.

Por primera vez en más de 70 años, desde el 15 de marzo, los encuestadores del INE no podían registrar la información porque no podían visitar los establecimientos y porque algunos productos no estaban siendo comercializados. Desde entonces, el INE se ha visto forzado a buscar un método alternativo para calcular este índice y poder reflejar la realidad de esta nueva situación. Os lo contamos:

LAS CLAVES:
- Hasta la fecha, el IPC se hacía principalmente con visitas presenciales de los encuestadores del INE a los establecimientos
- Desde que se declaró el estado de alarma muchos bienes y servicios dejaron de estar disponibles
- Junto a Eurostat, el INE adoptó una metodología alternativa para minimizar el impacto de la ausencia de precios y ahora registran todos los precios por teléfono o por internet
- El INE seleccionó 16 tipos de bienes y servicios consumidos preferentemente durante el estado de alarma: subió el precio de la alimentación con respecto a marzo y bajó el precio de la telefonía
Otras estadísticas, como la Contabilidad Nacional Trimestral, también tuvieron una situación similar

¿Cómo se calcula el IPC y cómo nos afecta?

El IPC mide la evolución en los precios de los bienes y servicios adquiridos por los hogares españoles y es elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Se calcula en base a una lista de tipos de productos a la venta que están ponderados en proporción a lo que supone su coste para los presupuestos de las personas. En España, esta estadística existe desde los años 30 [pág. 49 de metodología del IPC].

En la actualidad, el índice  se calcula cada mes con unos 220.000 precios de 479 bienes y servicios distintos de los cuales informan unos 29.000 establecimientos repartidos en 177 municipios. La recogida de estos precios suele hacerse principalmente mediante visitas presenciales por parte de los encuestadores del INE. Además, hay muchos productos que varían su precio estacionalmente, como por ejemplo los asociados al turismo o a las compras de Navidad, por lo que es un indicador muy estacional.

Se suele usar este indicador económico para representar “el coste de la vida” de los españoles y es por eso que los salarios, las pensiones, o los alquileres, en ocasiones se han asociado a la variación del IPC. Según explica a Maldita.es el profesor de economía de la IESE, Javier Díaz Giménez, se suele utilizar el IPC “porque es mejor que las alternativas”, aunque, según nos indica, no deja de ser “una convención” utilizarlo para compararlo con el coste de la vida.

De hecho, el medio estadounidense Quartz decía a comienzos de mayo que la bajada del IPC en Estados Unidos no estaba siendo un buen indicador de la inflación del país, porque no estaba “reflejando la realidad”: la caída en los precios no significaba que el valor del dólar estuviera bajando, sino que no se podían hacer compras.

Cuando llegó el estado de alarma, el método de recogida de precios dejó de funcionar

El INE explica en una nota técnica sobre el IPC que, por primera vez, debido al estado de alarma, gran parte de la cesta de la comprano estaba disponible desde el 15 de marzo. Bien porque porque los encuestadores del INE no podían realizar visitas a los establecimientos o porque no se estaba comercializando los productos directamente.

Hasta la fecha el INE tenía prevista la falta de precios puntuales, pero no la ausencia total de productos en el mercado. Cuando faltaban precios puntuales, se les asignaba el valor de la variación media del resto de productos de su mismo tipo, pero cuando no es posible adquirir el artículo, cualquier estimación es “mera conjetura”, manifiesta esta nota técnica del INE.

La solución que se adoptó en España fue coordinada con la del resto de países de la Unión Europea a través de Eurostat a partir de abril: básicamente consistía en mantener la estructura de la “cesta de la compra” con los mismos bienes  y servicios y las mismas ponderaciones, pero utilizando distintos métodos de estimación cuando no hubiera precios disponibles. Además, las visitas presenciales de los encuestadores se sustituyeron por llamadas telefónicas y la recogida de precios por internet.

En el caso de productos a la venta físicamente o por internet, pero sin precio disponible, su precio se ha estimado con la variación media de los precios del mismo producto en todo el país, y no sólo en la misma provincia, como hacía habitualmente.

Para los productos no comercializados, se les ha asignado la misma tasa de variación mensual que la de los precios de productos que sí estaban disponibles, de forma que su estimación tuviera un impacto mínimo en el cálculo del IPC.

Según explicaba la nota de prensa del INE sobre el IPC correspondiente al mes de abril, el 30% de los precios fueron estimados. Es decir, casi 1 de cada 3 precios ese mes no estaba disponibles y hubo que estimarlo.

En la siguiente nota, la de mayo, el porcentaje de precios estimados bajó al 18%. En ese documento también se explica que ya se volvían a consumir o utilizar muchos productos o servicios que no estaban disponibles en abril, como los bares, pero que aún había algunos que seguían sin estar disponibles, como los espectáculos deportivos, los servicios de alojamiento, los cines o los vuelos.

Medir los precios durante el estado de alarma: los productos consumidos en el confinamiento se han catalogado como "grupos especiales COVID-19"

Lo que hizo el INE para poder estimar el efecto del estado estado de alarma en las pautas de consumo, fue seleccionar los productos “consumidos preferentemente por la sociedad durante el confinamiento” y los llamaron “grupos especiales COVID-19” de bienes y servicios. 

Esta selección de 16 tipos de artículos va desde alimentación hasta seguros o servicios funerarios. La mayoría de estos bienes y servicios han mantenido su coste durante los meses de marzo a mayo, aunque por ejemplo los servicios de telefonía y fax redujeron su precio con respecto a marzo, mientras que la alimentación se incrementó en abril un 1,4% con respecto a marzo y en mayo se ha mantenido.

Desde enero está en marcha el proyecto scanner data, que recoge datos directamente de los establecimientos de Carrefour

La situación derivada de la COVID-19 coincidió con la puesta en marcha de un proyecto llamado scanner data, que justamente lo que buscaba era eliminar las visitas de los encuestadores a los establecimientos. Lo que hace la metodología scanner data es coger los precios de venta directamente de las bases de datos de las empresas que venden los productos.

Según recoge el INE en la nota de prensa de enero de 2020 del IPC, el INE firmó convenios de colaboración con tres grandes empresas: Alcampo, El Corte Inglés y Carrefour, pero hasta la fecha tan sólo se ha sustituido la recogida tradicional de datos en Carrefour.

En la nota de prensa del IPC de mayo, se indica que en la actualidad también se está utilizando scanner data junto a las llamadas telefónicas y al rastreo de precios por internet.

Otras estadísticas también se han visto afectadas por la COVID-19

El INE sacó un comunicado el 17 de marzo admitiendo que la situación generada por la COVID-19 estaba afectando a la recogida presencial de la información y mantenía su compromiso de seguir publicando estadísticas fiables.

Un poco más tarde, el 30 de marzo, el INE anunciaba que había tenido que adaptarse a las circunstancias y se había coordinado con Eurostat y el resto de oficinas de estadística sobre todo en las siguientes estadísticas: IPC, Contabilidad Nacional Trimestral, estadísticas coyunturales de empresas e indicadores del mercado laboral.

Aparte de realizar sus estadísticas habituales, el INE ha trabajado en varios proyectos durante el estado de alarma, como el estudio de movilidad con datos anonimizados de los operadores móviles que permite ver cómo se ha movilizado la población, o la estimación de la mortalidad a partir de los datos de defunciones de los registros civiles. 

De ambos estudios te hemos hablado en Maldita.es aquí y aquí.

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