El apagón eléctrico masivo del 28 de abril de 2025 dejó a los ciudadanos de la península Ibérica sin luz, pero también sin telecomunicaciones. La línea de móvil era muy poco estable y la cobertura de muy baja calidad o inexistente, se hacía casi imposible llamar o recibir mensajes, y también funcionaban de forma muy intermitente los datos móviles.
"Las telecomunicaciones están experimentando interrupciones provocadas principalmente por la falta de suministro en las antenas. Los operadores esperan que se restablezca a medida que vuelva la electricidad", dijo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su segunda comparecencia. Analizamos cómo afecta a las infraestructuras de telecomunicaciones un corte de luz y qué se podría hacer para evitar quedarnos incomunicados.
Durante un apagón se ve afectada la red de telefonía móvil por la falta de energía en las antenas y la saturación de la línea
Durante un apagón, hay dos efectos que pueden deteriorar el servicio de la red de telefonía móvil, explica a Maldita.es Iván Rivera Rodríguez, ingeniero de telecomunicaciones y maldito que nos ha prestado sus superpoderes: la falta de energía y el incremento de la demanda.
Primero, la propia falta de energía en las antenas base que dan cobertura a los móviles, distribuidas por todo el territorio. “Los sistemas que crean la cobertura necesitan alimentación eléctrica y disponen, por lo general, de baterías in situ para garantizar su funcionamiento durante fallas puntuales del servicio”, explica. Sin embargo, según detalla, esas baterías están dimensionadas para cortes “normales”, más cortos que el ocurrido el 28 de abril. Además, Jaume Mosquera, ingeniero en Electricidad y Electrónica y maldito, añade que “estos sistemas de comunicaciones pueden tener sistemas de alimentación ininterrumpida (SAI o UPS en inglés) de back-up o respaldo que se basan en energía almacenada, prácticamente siempre en baterías, para poder seguir funcionando durante un tiempo sin alimentación de la red eléctrica”.
En segundo lugar, está la demanda inducida en la red, que se ve sobrepasada en situaciones de emergencia y apagones porque todo el mundo quiere comunicarse a la vez. “Las antenas van enfrentándose a cada vez más intentos de llamada y de transmisión de datos de los usuarios conforme el apagón se prolonga, lo que puede saturarlas”, indica Rivera. Por eso, las autoridades insistieron en reducir las llamadas para no obstaculizar las posibles urgencias y, en caso de hacerlas, que fueran breves.
Además, “las antenas o estaciones que tuvieran sistemas de electricidad de emergencia darían menos capacidad. Como si en un hospital con generadores de emergencia apagan las luces de algunos pasillos para ahorrar”, ejemplifica a Maldita.es Eva García, ingeniería de telecomunicaciones y maldita que nos ha prestado sus poderes.
Este doble efecto (menos energía y más demanda) provoca que los sistemas de telecomunicaciones fallen y que cada vez sea más complicado comunicarse. Como resume el ingeniero, se trata de “una red de antenas que empieza a depender masivamente de baterías que pueden mantenerlas en funcionamiento solo unas horas y que va perdiendo elementos según pasa el tiempo, que se enfrenta a una demanda mayor de tráfico de los usuarios conforme avanza el día”.
Para que se produzca una comunicación y podamos mandar un WhatsApp, tiene que estar operativa toda la infraestructura que recorre la señal
Pese a esto, sí había momentos en los que se conseguía mandar algún WhatsApp y recuperar un poco de cobertura para hacer llamadas, sobre todo en los primeros minutos tras el apagón. “Los sistemas SAI o UPS tienen energía almacenada para unos minutos o unas horas como mucho. Esto combinado con que la electricidad podía ir yendo y viniendo en algunas zonas (y volviendo a cargar estos sistemas, o no) te da todas las combinaciones posibles de hay/no hay electricidad y hay/no hay comunicaciones” que fuimos viviendo a lo largo del día, explica Mosquera a Maldita.es. Por eso, a pesar del apagón, teníamos cobertura y datos móviles en ciertos momentos.
Pero este ir y venir puede que no baste para comunicarnos, porque “para que se produzca una comunicación, tiene que estar operativo todo el camino que recorre la señal desde el origen hasta el destino”, es decir, toda la cadena implicada en producir la comunicación, explica Héctor Esteban González, director de la ETSI de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Valencia, a Science Media Centre España.
Visualicemos por ejemplo el envío de un mensaje en WhatsApp, algo que la mayoría intentó para comunicarse con sus seres queridos, y que llegaban escalonados y con mucho retraso. González indica que para enviar o recibir un WhatsApp “tiene que funcionar tu terminal, pero también todos los nodos de la infraestructura de telecomunicaciones hasta el servidor de WhatsApp, tanto el tuyo como el del otro usuario”.
Por eso, aunque nuestro teléfono móvil se haya conectado a una estación base de telefonía móvil que esté operativa gracias a esas baterías de respaldo, no es suficiente para mandar el mensaje, detalla Gónzalez. Esto es así, según explica, porque “la señal no tiene que llegar solo hasta esa estación base de telefonía móvil: tiene que ir por la infraestructura de telecomunicaciones, atravesando muchos nodos enrutadores, equipos intermedios hasta ciertos servidores, y el camino hasta el destinatario también tiene que estar operativo”. Por tanto, en un apagón, aunque tengamos luz en nuestro barrio, “si en otros barrios por donde tiene que circular esa información no la hay, la comunicación no se podrá establecer”.
Las comunicaciones en móvil podrían mantenerse en un apagón mejorando la autonomía de las antenas y con telecomunicaciones por satélite
Conforme el suministro eléctrico se fue restableciendo en diferentes zonas, además de la luz también notamos una recuperación muy rápida de la cobertura y los datos móviles. Ahora, desde un ordenador conectado a internet y un teléfono móvil con cobertura, preguntamos a los expertos: ¿habría forma de comunicarse con nuestros móviles en un apagón?
Iván Rivera Rodríguez alude a mejorar la autonomía de las estaciones base dotándolas de generación solar. “Esto no suele hacerse porque requiere superficie libre en la vecindad de la estación, y esa no sobra o es muy cara en zonas urbanas. Ampliar la capacidad de baterías es también algo a considerar”, señala.
Buscando otras opciones, Eva García dice que hay forma de tener cobertura sin "cobertura" con los móviles por satélite, que se conectan directamente sin pasar por las antenas y pueden ser una solución complementaria para situaciones de emergencia. Actualmente “no son de uso común, los usan en ámbitos militares, montañeros, en desiertos, etc.”, indica.
Héctor Esteban Gónzalez también menciona esta opción, aludiendo a “una flota de satélites de órbita baja similar a la que tiene Starlink”, y menciona el proyecto de la Unión Europea IRIS², que tiene el objetivo de construir una red de satélites de órbita baja. “Como estos satélites no dependen de suministro eléctrico terrestre, sino que tienen paneles solares, un apagón como el que hemos vivido no afectaría a esa flota y permitiría disponer de una estructura de comunicaciones alternativa”, sostiene. Y añade que, aunque esta alternativa no tendría la capacidad de un sistema de comunicaciones normal con muchísimos usuarios, “sí podría ser suficiente para determinados servicios críticos o para comunicaciones de menor ancho de banda”.
En escenarios de emergencia debemos ser prudentes con nuestras conexiones y, en caso de comunicarnos, hacer llamadas breves y usar mensajes de texto
Mientras que conseguimos hacer las telecomunicaciones inmunes a los apagones, los expertos recuerdan la importancia de actuar con responsabilidad para no contribuir a la saturación de las redes. “Los usuarios podemos ser prudentes con nuestras conexiones en un escenario así”, anima Rivera.
Llamar lo menos posible (y, si lo hacemos, que sean llamadas cortas para dejar espacio a las emergencias) y usar plataformas de mensajería (que suelen necesitar menor consumo de datos, si no hacemos videollamadas o llamadas de audio con ellas) para saber de los nuestros son buenas ideas. También podemos tratar de mandar mensajes de texto a través de las redes 2G, que suelen ser más estables y estar menos saturadas.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes Iván Rivera Rodríguez, ingeniero de telecomunicaciones; Jaume Mosquera, ingeniero en Electricidad y Electrónica; y Eva García, ingeniería de telecomunicaciones.
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