Seguro que has hecho alguna vez la prueba de buscar tu nombre en Google, a ver qué sale. Lo habitual es que si tienes redes sociales estas aparezcan en primer lugar, también habrá noticias enlazadas si alguna vez has salido en prensa, o algún trabajo público que hicieras en la universidad. ¿Y si recorremos el camino contrario: qué habría que escribir en Google para que, como sugerencia de búsqueda, apareciera tu nombre o tu web? Si por ejemplo eres un experto de renombre en una temática y buscas algo relacionado con ese campo, puede que Google te sugiera a ti entre los resultados. Pero, ¿qué pasaría si tu nombre aparece cuando se escribe en el buscador algo negativo? Esto podría suceder si una persona es víctima de una campaña de Google bombing.
El Google bombing o Google bomb (bomba Google, podríamos decir en español) es una técnica que consiste en forzar que aparezcan ciertos sitios webs entre las primeras opciones que ofrece una búsqueda de Google. El sitio web Techopedia lo define como “una campaña de enlaces orquestada con el objetivo de conseguir un resultado de búsqueda alto para una página web”. Es decir, que cuando en la consulta de búsqueda se introduzcan ciertas palabras clave, la página web objetivo (por ejemplo, la de web personal de una persona o de una empresa) se convierta en el primer resultado.
Con el ‘Google bombing’ se suele perseguir manchar la imagen de una figura pública o marca y atacar a la competencia
Detrás del Google bombing puede haber principalmente dos objetivos. Por un lado, manipulación mediática para intentar cambiar la imagen sobre una persona (generalmente políticos o famosos) o manchar su reputación. “Consiste en alterar a cierta escala el contenido relativo a alguien para manipular su percepción pública”, define a Maldita.es Jorge Morell, abogado especializado en derecho tecnológico en Legaltechies.
Por otro lado, también se utiliza para hacer campaña contra la competencia, de manera que tu propia empresa pueda salir mejor parada en las búsquedas de Google, como nos ha explicado Jorge Cuadrado, experto en posicionamiento web y maldito que nos ha prestado sus superpoderes. “Se utiliza como beneficio de uno y perjuicio de otro”, apostilla. Sería, para entendernos, como una oleada masiva de reseñas falsas.
Hay muchos ejemplos de Google bombing. Uno de los más famosos se dio en 2006 en torno a George W. Bush. Cuando se buscaba en Google la expresión miserable failure (fracaso miserable o estrepitoso), entre los primeros enlaces que devolvía el buscador había páginas webs sobre el entonces presidente de Estados Unidos. Por ejemplo, su biografía o incluso la página oficial del Gobierno de EEUU. Aquí y aquí puedes ver más casos.
Cómo se lleva a cabo el ‘Google bombing’ y cómo podemos intentar detectarlo y pararlo
Si el SEO (Search Engine Optimization) tiene el objetivo de posicionar mejor una página web en buscadores y asociarla a palabras clave (positivas), el Google bombing sería lo contrario: se vincularía a cosas negativas. Para conseguirlo, Jorge Cuadrado explica que “se crean enlaces no naturales o sintéticos de manera masiva mediante técnicas de spamdexing”. Es decir, se modifica el HTML (marcas de hipertexto) adrede para que Google clasifique ese resultado más arriba en sus búsquedas.
Cuadrado señala que no es tan rápido detectar que alguien está haciendo esto contra una persona o una marca, porque Google no indexa de forma inmediata: “Una vez que el daño del Google bombing está hecho no es fácil llegar a los sitios web que lo han originado hasta que los contenidos estén indexados. Se necesita un tiempo para que Google los localice y los asocie, puede tardar días, semanas o meses; depende de la actividad que tenga esa página”.
Una vez que el Google bombing se ha efectuado, si la persona o grupo que lo ha llevado a cabo deja cierto rastro (por ejemplo, si se han generado enlaces en masa de forma que Google lo puede detectar), se podría encontrar el origen de la campaña, explica Cuadrado. Sin embargo, si se hace mediante técnicas más naturales, sería más difícil de rastrear.
Aquí, el experto señala que ahora hay herramientas específicas para buscar qué se ha escrito sobre nosotros o sobre nuestra marca, y para desautorizar enlaces a nuestro sitio web. En esta entrada de su centro de asistencia, Google explica cómo se pueden desautorizar las URLs de páginas o dominios de dudosa reputación que incluyen enlaces a un sitio web, para que este no pueda ser redirigido.
Los buscadores no tienen responsabilidad sobre esto y, a nivel individual, suele primar la libertad de expresión
Aunque podamos detener que nuestra página se asocie a otra y que no se dirijan a ella ciertos enlaces, no podemos actuar sobre su contenido. ¿Podrían las víctimas de esta técnica hacer algo a nivel legal? ¿Qué responsabilidad tienen los buscadores de que se produzca un caso de Google bombing?
Como explicamos en relación al autocompletado de búsqueda de Twitter, los buscadores no son responsables de manera automática de este tipo de situaciones porque sólo reflejan lo que indexan. “Google raramente será responsable de este tipo de prácticas, ya que siempre ha actuado al ser notificada ante tales casos y con los años ha intentado reducir su uso modificando el algoritmo. Son más probables ahora en otro tipo de buscadores o redes sociales”, concreta Jorge Morell. En el caso de Google, desde 2007 ha rediseñado su algoritmo para intentar controlar estas situaciones y la mayoría de las alteraciones han desaparecido.
Vale, entonces, si el buscador no es el responsable, ¿qué pasa con las personas que han iniciado la campaña de Google bombing? ¿Es posible llegar hasta ellas y pedirles responsabilidad legal? Morell explica que, en ciertos casos, “se puede saber o deducir el origen del ataque mediante herramientas de SEO, contactar con el responsable de la web y pedir retirada del contenido si se entiende que atenta contra derecho de tercero, e incluso iniciar acciones legales contra el autor”.
Sin embargo, el abogado apostilla que “normalmente la libertad de expresión tendrá prioridad”. Eso fue lo que pasó en España en 2012 con el caso ‘SGAE = Ladrones’, en el que se lanzó un Google bombing contra la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). El Tribunal Supremo anuló la condena por vulneración del derecho al honor, ya que consideró que prevalecía el derecho a la libertad de expresión.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito Jorge Cuadrado, experto en posicionamiento web.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 24/01/2023