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Por qué el accidente de un niño con un robot de ajedrez no significa que las máquinas nos quieran hacer daño

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El pasado martes 19 de julio de 2022, durante el Moscow Open 2022 (el Abierto de Ajedrez de Moscú), tuvo lugar un incidente insólito que no suele verse en las competiciones deportivas. Un robot especializado en ajedrez estaba jugando una partida simultáneamente con tres niños cuando el gancho del brazo robótico se interpuso con la mano de uno de ellos, fracturándole un dedo.

Desde entonces, algunos usuarios en redes sociales, medios y webs han comentado lo sucedido entre referencias de ciencia ficción y alusiones a robots cabreados y resentidos: “Aquí comienza la rebelión de las máquinas”, “No juguéis con robots que tienen muy mal perder”, “Que hoy es un robot que le rompe un dedo a un niño y mañana enviará un Terminator al pasado para matar a Sarah Connor”, son algunos de los comentarios que se han podido leer en Twitter.

Te explicamos exactamente qué sucedió y por qué estos comentarios carecen de fundamento tecnológico y el ajedrez sigue siendo un deporte seguro (no, no va a aparecer Skynet por la vuelta de la esquina mientras gritas jaque mate).

¿Qué ha ocurrido en el torneo ruso de ajedrez?

En la página web del torneo, el reclamo robótico se anunciaba así: “Todos los interesados podrán competir en una sesión con un robot de ajedrez jugando en tres tableros simultáneamente”.

En este caso se trata del robot Chessrobot, creado específicamente para jugar al ajedrez (tres partidas a la vez) y que está dotado de inteligencia artificial (IA), según recoge el canal ruso Baza en su canal de Telegram. Es un brazo robótico apoyado en una mesa que gira sobre sí mismo para enfocarse en cada uno de los tableros.

Como se puede ver en el vídeo, en una jugada el robot se “come” una de las piezas del chico y hace el movimiento de retirarla. Después de ese paso, el siguiente movimiento lógico y natural en una partida de ajedrez es colocar tu pieza en lugar de la eliminada. Aquí es donde se produce el momento de tensión: el chico que está jugando esta partida, Christopher, de siete años, y uno de los 30 ajedrecistas más fuertes de Moscú con menos de nueve años, según Baza, se dispone a realizar su siguiente jugada sin esperar a que el robot termine de hacer su movimiento.

Brazo humano y brazo robótico chocan, y el extremo del robot agarra el dedo índice del niño, hasta tal punto que otras personas tienen que intervenir para liberarlo, y el dedo acaba fracturado. (Christopher afortunadamente está bien y al día siguiente siguió participando en el torneo).

Este tipo de robots de ajedrez son conocidos en los últimos años y ya han sido exhibidos en múltiples ocasiones. Según una publicación de 2019 de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, por sus siglas en francés), Konstantin Kosteniuk es el inventor de una de estas máquinas que pueden hacer jugadas por sí mismas y exhibiciones simultáneas. En el vídeo también se puede ver a un niño jugando con la máquina.

No, la máquina no buscaba herir adrede: las decisiones son humanas

Este tipo de incidentes vuelve a abrir eternos debates sobre los peligros de la interacción humano-máquina y las supuestas actitudes amenazantes de los robots. Siempre hay alguien que saca a relucir la primera de las tres leyes de la robótica de Asimov: un robot no hará daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño. Analicemos posibles responsabilidades.

Desde otros medios se señala al robot. Por ejemplo, The Telegraph usa el verbo “atacar” y “acusado” para referirse a la máquina. Tiene difícil lo de buscarse un abogado, pero es que este robot no ha tomado la decisión premeditada de herir al niño.

“No, obviamente las máquinas no tienen pretensión de hacer daño ni son malignas. A día de hoy podemos estar tranquilos de que los robots no quieren dañar al ser humano, simplemente están entrenados, analizan datos, ejecutan acciones y pueden fallar, igual que fallan otros muchos sistemas, desde una aplicación a la que le falta un botón o tiene un bug o un error de programación”, indica a Maldita.es María Borbonés, ingeniera informática, arquitecta de soluciones y directora de equipo en IBM Client Engineering. Es decir, como hemos explicado en otros escenarios, la máquina recibe instrucciones y responde a aquello para lo que ha sido creada; en este caso, jugar al ajedrez.

Veamos entonces el papel humano. Desde la Federación Rusa ponen el foco en el propio menor y los ingenieros. Medios como The Guardian recogen declaraciones de Sergey Smagin, vicepresidente de la Federación Rusa de Ajedrez, en las que explicar que fue el niño quien violó las normas de seguridad al adelantarse al movimiento del robot, precipitarse y no esperar a que completara su jugada.

La CNN recapitula lo que el presidente de la Federación de Ajedrez de Moscú, Sergey Lazarevha, ha afirmado a la agencia rusa de noticias TASS: que el robot había participado en muchas exhibiciones y nunca había ocurrido algo así, que los operarios debieron pasar por alto algunos fallos y que estos tendrán que reforzar la protección para que no se repita una situación así. Algunos tuiteros lo comparten.

Un desarrollador de aplicaciones comenta en Twitter que la inteligencia artificial no destruirá a la humanidad, sino los "ingenieros con dos manos izquierdas".

Borbonés coincide en que es el papel del equipo humano ser “capaz de contemplar todos los posibles casos” y también que, “en este caso, ha podido ser un error humano: el niño se ha adelantado al momento y la máquina ha intentado actuar cómo se la había enseñado, y ambos movimientos han chocado”.

Pero, un momento, pongámonos en situación: es un niño de siete años delante de un brazo robótico que juega al ajedrez. Por eso, la experta subraya que es vital enseñar al usuario a interactuar con las máquinas y la inteligencia artificial: “Nosotros entrenamos a la IA para que actúe de cierta forma, pero si al usuario no le decimos bien cómo interactuar con el sistema puede haber este tipo de errores”.

No, la máquina no puede enfadarse y, aunque pudiera, no tendría motivos: no puede perder contra un humano

Una de las acusaciones reiteradas contra el robot ajedrecista era su “mal perder”. Como hemos visto, una máquina solo aprende lo que le enseñan los modelos que un humano nutre. Por ejemplo, en este artículo explicamos cómo una IA podría engañarnos y hay un detalle muy importante: la inteligencia artificial en realidad no sabe que está mintiendo, no es consciente. Los modelos de ajedrez no están entrenados para reaccionar con resentimiento o enfado a una derrota; y tampoco podrían ser conscientes de esas emociones humanas.

Por otro lado, aunque pudieran enfadarse, no tendrían motivos: la batalla robot vs. humano en ajedrez es actualmente un duelo carente de emoción.

La historia entre el ajedrez y las máquinas viene de largo y es una de las referencias habituales para entender el desarrollo de la inteligencia artificial. Desde el programa escrito por Alan Turing en 1951, con el que jugaba en papel porque las computadoras aún no estaban preparadas para ejecutarlo, hasta la legendaria partida en la que Garry Kasparov, uno de los mejores ajedrecistas de la historia, perdió contra el supercomputador Deep Blue de IBM en 1996.

Por cierto, que este reflexionó sobre la inteligencia artificial y admitió, 20 años después, que la máquina no había hecho trampas. Aunque también ha querido pronunciarse sobre el accidente. Dejemos su postura en tablas.

"¡Traté de advertiros!", exclama Kasparov en relación al suceso del niño con el robot de ajedrez.

Desde entonces, las capacidades computacionales de los ordenadores para jugar al ajedrez se han vuelto mucho más potentes e inasumibles de alcanzar por un ser humano. Por eso, no tiene mucho sentido que IA y humanos sigan enfrentándose y no es algo que se suela encontrar dentro de las competiciones.

“No recuerdo robots en torneos. Computadoras, sí, muchas, hasta que quedó claro que eran mucho más fuertes que los humanos hacia 2005”, señala a Maldita.es Leontxo García, periodista especializado en ajedrez de El País y consejero de la FIDE para ajedrez educativo. El experto confirma que no se trata de una práctica habitual, sino que tiene más bien un componente de exhibición, como el caso de Vladímir Krámnik en 2010. “Si el robot está conectado a una computadora que juega mejor que el campeón del mundo, tiene poco sentido que juegue torneos con humanos”, añade el periodista.

Si es evidente que se va a perder contra un robot con inteligencia artificial, ¿por qué se sigue haciendo? Hay un claro componente de ocio y de desafío. “El caso de Moscú es distinto porque es un brazo robotizado que mueve las piezas y es divertido. En algunos eventos de ajedrez se pone en el área del público para que los aficionados jueguen contra la máquina y pueda ver al robot mover las piezas. Es algo de cara a la galería, no un campeonato”, desarrolla a Maldita.es David Llada, director de marketing y comunicación de la FIDE.

Además, aunque una IA entrenada para el ajedrez actualmente sea imbatible, “a veces se puede limitar el nivel al que las máquinas juegan y pedir al ordenador que lo haga al nivel de un aficionado”, explica Llada. Así habría posibilidades, y puede servir tanto de entretenimiento como de entrenamiento. Por ejemplo, como detalla el experto de la FIDE, el vigente Campeón del Mundo de ajedrez, Magnus Carlsen, tiene una aplicación llamada Play Magnus, en la que puedes regular el nivel y jugar contra una simulación del ajedrecista a los seis años, a los siete y sucesivamente.

Aunque una IA pueda ganarnos al ajedrez con total facilidad (recuerda, gracias a programas y desarrollos computacionales creados por humanos), la rebelión de las máquinas no ha llegado y podemos seguir jugando contra brazos robóticos. Pero habrá que asegurarse de leer bien las reglas del juego.


Primera fecha de publicación de este artículo: 27/07/2022

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