Como ya hemos analizado alguna vez en Maldita.es, la tecnología ‘wearable’ o vestible es aquella que podemos llevar puesta encima como una prenda o un accesorio más. El ejemplo más evidente es el de los relojes inteligentes, que ya se han abierto un hueco en el mercado ofreciendo una monitorización de las pulsaciones, análisis de la calidad del sueño o un conteo de los pasos que has dado a lo largo del día.
Esta semana nos habéis preguntado por los usos que se le puede dar a esta tecnología cuando se aplica directamente a prendas de vestir, como camisetas con tejido inteligente capaz de registrar tus constantes vitales y alertar sobre posibles problemas de salud o zapatillas diseñadas para corredores o deportistas de élite. ¿Hasta qué punto pueden ser este tipo de productos “inteligentes”?
Ingrid Munné, doctoranda en el CITCEA de la Universitat Politècnica de Catalunya y coautora del artículo ‘Tecnología vestible: combinando diseño, arte y tecnología’ explica a Maldita.es que pese a que existe cierta tendencia por comprar este tipo de productos “por el ‘hype’ de tener algo a la última moda”, también existen aplicaciones a valorar desde el punto de vista científico y sanitario.
“Pueden ser inteligentes, claro, pero siempre teniendo en cuenta el objetivo. Pueden ayudar en el ámbito médico para el monitoreo del latido del corazón, temperatura corporal, etc. Pueden ser importantes en los casos, por ejemplo, de recién nacidos con alguna patología”, afirma.
Munné también destaca otro tipo de usos útiles como el “análisis de la pisada” que ya ofrecen algunos modelos de calzado deportivo y que puede resultar “muy útil para personas con patologías en las extremidades inferiores” o chalecos reflectantes que ayudan a los ciclistas a marcar la señalización de sus giros y prevenir a los conductores.
La prenda para monitorizar y el móvil para analizar los datos
¿Qué tipo de tecnología utilizan la mayor parte de estos dispositivos? Nos lo explica Oriol Boix, profesor del departamento de Ingeniería Eléctrica de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de Barcelona (UPC): “La gran mayoría de dispositivos vestibles utilizan algoritmos tradicionales como comparaciones y funciones matemáticas”. Es decir, que a nivel tecnológico no es que la camiseta pueda poner en marcha aplicaciones demasiado complejas, sino que se limita a captar determinadas constantes biométricas mediante sensores.
Estos sensores son en su mayoría simples electrodos, como los que nos ponen para medir nuestras constantes vitales en un reconocimiento médico, que se han ido adaptando con el paso de los años para hacerlos flexibles e integrarlos en el textil. Al estar en contacto directo con nuestra piel, una camiseta de este tipo puede obtener datos como el electrocardiograma, la frecuencia cardíaca, la respiración y la actividad de movimiento. Ya en Maldita.es os hablamos de hasta qué punto son fiables las métricas que hacen los ‘wearables’.
Por otra parte, una cosa es obtener la información en bruto y otra cosa es digitalizarla y traducirla para que sea entendible. Aquí es donde entran en juego los microprocesadores, que van pegados a la prenda de la forma más orgánica posible. Este es el cerebro del ‘wearable’ y es fácilmente identificable porque se trata de un pequeño bulto situado en algún lugar de la camiseta, de los calcetines o de la prenda de turno.
Esta información biométrica que se va recogiendo en tiempo real no se interpreta en la propia prenda. La información se envía a través de Bluetooth, Wi-fi o 5G, dependiendo del diseño por el que hayan apostado los desarrolladores, hacia un dispositivo externo que hace este papel. Por eso, suelen estar controladas por aplicaciones móviles.
“Casi todo el mundo lleva encima un dispositivo con una importante potencia de cálculo: un teléfono móvil. No hace falta integrar toda la ‘inteligencia’ en el dispositivo vestible. Basta con integrar en la prenda lo que debe funcionar en tiempo real (lectura de sensores, avisos de problemas graves, etc.) y que luego el dispositivo vestible se comunique con el teléfono para todo lo que no requiere inmediatez como subir datos a la nube, cálculos a lo largo del tiempo, mostrar tendencias de datos, etc.”, explica Boix.
En cuanto a las zapatillas deportivas, el sistema de sensores y el microprocesador se esconden en la suela. En este caso, la información que se envía a nuestros móviles no es muy diferente a la que nos ofrecería una pulsera de actividad: pasos, calorías quemadas o distancia recorrida. Algunos modelos también calculan el peso o la intensidad de la pisada.
La comunicación prenda-móvil se suele realizar a través de una aplicación específica diseñada por el fabricante, y ya es en el dispositivo donde se ofrecen gráficas de actividad física, avisos sobre potenciales problemas de salud y recomendaciones ofrecidas en base al análisis histórico de tus datos.
Estudios confirman su utilidad para detectar arritmias
Al no estar tan generalizados como las pulseras o los relojes inteligentes, todavía no hay un análisis sólido sobre la fiabilidad que presentan este tipo de prendas a la hora de recoger datos biométricos.
Algunos de los estudios realizados apuntan a resultados positivos, sobre todo en el análisis de la frecuencia cardiaca. En esta investigación publicada en 2019 por la revista Nature, cien hombres sanos accedieron a vestir una prenda que les monitorizaba las constantes vitales a lo largo de dos meses, cuatro días a la semana, para tratar de detectar arritmias y evitar problemas de salud de forma prematura.
Hasta diez participantes registraron arritmias de distinto grado y, según concluyeron los investigadores japoneses que firmaron la investigación, “el sistema de monitorización portátil tipo camiseta fue adecuado para el uso continuo y a largo plazo entre los jóvenes con gran actividad física y tuvo la capacidad distintiva de identificar arritmias encubiertas”.
Debido a que no hay muchas alternativas en el mercado, en la actualidad este tipo de prendas tecnológicas están centradas en el mundo del deporte. Tal y como apunta esta investigación publicada en 2021, que recopila los estudios sobre camisetas ‘wearables’ desde hace una década, todavía falta trabajo por delante para calcular la precisión y los beneficios derivados de un uso diario de estas tecnologías.
“Algunos investigadores prueban el rendimiento de estos textiles inteligentes fuera de un entorno controlado, centrándose en las actividades rutinarias de la vida humana en los lugares de trabajo y en el hogar. Sin embargo, el efecto real de las diferentes condiciones fisiológicas, las diferencias de género y de edad aún no se ha estudiado en este tipo de textiles y pueden investigarse más a fondo”, considera el texto.
Primera fecha de publicación de este artículo: 08/07/2021