Este concepto es relativamente nuevo, pero se hizo potente con los meses de confinamiento que tuvieron lugar casi a nivel mundial debido a la pandemia de SARS-CoV-2. ¿Cuántas veces ocupasteis vuestros minutos (o incluso vuestras horas) bajando y bajando por los tablones de vuestras redes sociales en vuestros móviles? Buscando nada en concreto pero leyendo sin parar noticias sobre el coronavirus y contenidos frustrantes. Eso, malditos y malditas, es el doomscrolling. Es posible que te esté pasando también ahora con los contenidos sobre lo que está sucediendo en Palestina e Israel.*
Doom en inglés significa “muerte” o “fatalidad” y scrolling es la acción de desplazarnos hacia abajo en las pantallas de nuestros dispositivos, tal y como hacemos con Facebook o Twitter para ver las publicaciones de nuestros contactos que van apareciendo.
Da igual que la red social en la que lo practiques, si es Twitter o incluso las páginas de resultados de Google. Esa acción de gastar (que no invertir) horas frente al teléfono a falta de una actividad más provechosa y menos desesperante se ha convertido en un fenómeno más del cual la tecnología es protagonista. Sin embargo, es muy fácil caer en él, especialmente desde que entró la COVID en nuestras vidas, y ahora que estamos siguiendo en directo lo que ocurre en la Franja de Gaza tras el ataque de Hamás y la respuesta de Israel.*
Principalmente, porque de todas maneras antes ya estábamos enganchados a nuestros móviles y a nuestras redes, pero cuando la información se volvió monotemática, parecía que todo lo que se podía leer o mirar era más amargo, relacionado en el caso de 2020 con el avance del virus por el mundo, las personas fallecidas que dejaba y también las consecuencias económicas. Eso, según el estudio que enlazamos, también nos condicionaba a nivel psicológico.
Además, los algoritmos que colocan las publicaciones de redes sociales suelen potenciar que esos temas sean los que más veamos si son con los que más interactuamos nosotros o el resto de nuestros contactos, como ya os hemos explicado. De modo que contribuyen también a que nos encontremos con más y más información sobre el tema: el scroll de las redes sociales es infinito.
¿Por qué es importante hablar de este fenómeno? Bueno, como ya os habréis podido imaginar, esto tiene consecuencias negativas a nivel psicológico. Las personas consumimos información sin parar y estamos predispuestas a leer contenido aunque no sea positivo. Esto se debe al sesgo de la negatividad, que explica que como nos impactan este tipo de informaciones, también tendemos a fijarnos más en ellas.
Por otro lado, alienta aún más el debate sobre el papel que tienen las redes sociales en nuestra vida. ¿Cómo podemos depender tanto de ellas? ¿Hasta qué punto debemos dejar que influyan en nuestro estado de ánimo y nuestro día a día? Atajar una práctica como el doomscrolling pasa antes que nada por establecer una rutina de uso para nuestras redes sociales y rellenar los huecos de inactividad con algo para hacer que no implique usar el móvil.
Ese y otros consejos los recoge este artículo en The New York Times, que habló del doomscrolling recién comenzada la pandemia, y que ahora podemos volver a aplicar si nos está pasando lo mismo con los contenidos sobre Palestina e Israel*. En él recomiendan que además de fijar esos momentos de desconexión, procuremos fijar otros para usar el móvil para algo positivo. Por ejemplo, conectar con personas de nuestro entorno.
*Hemos actualizado este artículo a octubre de 2023 para incluir mención a lo que está sucediendo en Palestina e Israel.
Primera fecha de publicación de este artículo: 16/11/2020