MENÚ
MALDITA TECNOLOGÍA

Compartir conversaciones privadas en redes, borrar redes sociales y 'Diógenes digital': ya está aquí el 25º consultorio de Maldita Tecnología

Publicado
Comparte

¡Bienvenidos, malditas y malditos, al vigésimo quinto consultorio tecnológico! Resolvemos en esta edición una duda bastante personal sobre nuestros hábitos de limpieza en el mundo digital: ¿podemos tener 'síndrome de Diógenes' ahí también? Además, os contamos si es legal o no compartir audios de conversaciones privadas en redes sociales y cómo borrar nuestras cuentas del todo una vez que estamos hartos de ellas.

Ya sabéis que esperamos fervientemente vuestras preguntas: mandadnos todo lo que se os pase por la cabeza sobre cosas que no entendáis de cómo funciona la tecnología a [email protected], a nuestro Twitter, Facebook o a este formulario. ¡Empezamos!

¿Existe el síndrome de Diógenes digital?

Nos habéis preguntado si existe un equivalente en el mundo digital al síndrome de Diógenes. Si llega el punto en el que tenéis vuestro ordenador recalentándose del esfuerzo y el móvil tan lleno que no cabe ni una foto más, igual sí que deberíais plantearos que sufrís algo similar. Eso si es de manera consciente o desordenada. Pero vamos con más explicación.

Aurora Gómez, psicóloga especializada en comportamientos digitales, cuenta que en su rama existe lo que se conoce como el “hoarding disorder” o trastorno por acumulación. Consiste en gente que empieza a acumular cosas de forma compulsiva hasta el punto en el que esto supone un problema para sí mismos o para la gente que les rodea. Es un síndrome que puede estar ligado al trastorno obsesivo compulsivo.

Y Gómez avisa: “Todo lo que hagamos en el comportamiento físico tiene un correlato en lo digital, aunque sea un poquito diferente”. En el mundo físico, las personas acumulan objetos sin cesar porque creen que algún día les puede pasar algo muy malo y en ese preciso instante van a necesitar hacer uso de ellos. O por otro lado, porque consideran que estos objetos forman parte de su identidad y que de alguna manera les representa.

¿Esto pasa también en el plano digital? Bueno, como explica Gómez, esto se mueve más bien en una escala de grises y puede haber momentos en los que se mezclan. Recuerda un caso de un paciente en 2015 al que se trató como síndrome de Diógenes y que en el plano digital lo que hacía era sacar miles de fotos que luego nunca ordenaba.

Imagen: Giphy.

Este es uno de los puntos clave a analizar para saber si podemos sufrir un problema de acumulación en el plano online: que se haga de forma compulsiva, sin ningún tipo de clasificación y de manera indiscriminada. Si, por el contrario, se guarda con sentido y se clasifica de una manera organizada, se podría estar hablando de un coleccionista (un término que también se analiza en este campo).

“La diferencia con lo digital es que parece que no ocupa espacio, que es muy fácil hacerlo y además no es visible. Además, parece que no está afectando tanto a los demás por lo que además no se ve”, recalca Gómez. Y guardamos, guardamos y guardamos porque nadie nos pone un límite y porque los archivos no ocupan espacio por casa y no estorban. 

Esa misma idea exponía en su blog el profesor del IE Business School Enrique Dans en 2014, al relacionar el surgimiento de la nube y el espacio ilimitado con este tipo de desorden: “Tendemos a disponer de lo que hace diez años calificaríamos como ‘espacios ilimitados en la nube’, y a ser sumamente laxos en su utilización”.

Ahora bien, como sabéis la nube son en realidad miles de servidores físicos desperdigados por el mundo: “El problema del almacenamiento digital no es solo psicológico sino también medioambiental y de soberanía. Toda esta acumulación provoca también un problema medioambiental porque estos servidores consumen muchísimo”, dice Gómez.

O sea que tratar de parar una acumulación en dispositivos y en la nube también se vuelve prioritario por una cuestión de ciberseguridad (de puertas para adentro, la acumulación de archivos puede terminar causando un problema en tu dispositivo por saturarse) y de sostenibilidad: no debemos sobrecargar los servidores de la nube solo porque estén ahí.

Gómez nos da una serie de pautas a seguir si nos vemos en esta situación y queremos ponerle freno de alguna manera:

  • La limpieza digital tiene que ser un hábito, igual que la limpieza física y hay que limpiar al menos una vez al año, como si pensaras que todo el mundo fuera a ver tu archivo de un día para el otro. 
  • Dividir en subtareas: no es lo mismo organizar las pestañas del navegador que las redes sociales. Dividir las tareas para que sean más fáciles de abordar.
  • Aprender a utilizar tus herramientas: etiquetar en el correo, redirigir, usar extensiones para ordenar pestañas, etc.
  • Encontrar buenas herramientas internas de organización.
  • Confiar en tus habilidades: si has sido capaz de buscarlo una vez, vas a ser capaz de buscarlo y encontrarlo otra vez.

¿Es legal publicar audios de una conversación privada de WhatsApp?

Este fin de semana se ha viralizado en Twitter el caso de una estudiante de enfermería, Elena Cañizares, que compartía piso con tres chicas más y que al dar positivo por COVID-19, ha visto que sus compañeras querían que dejara la casa para no convivir con ella. Lo ha denunciado en la red social publicando las conversaciones que mantenía con ellas, incluidos los audios en los que se escuchaban sus respuestas. Con ello han venido las preguntas: ¿vulnera las leyes de protección de datos? Sí, si trasciende nuestro entorno privado.

Lo primero es aclarar que la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) aplica tanto a empresas como a personas individuales así que sí, aunque no seas una personalidad pública, todo lo que recoge también te afecta a ti como individual. La otra cosa a tener en cuenta es que aplica a situaciones fuera de nuestro ámbito doméstico.

Sobre publicar en redes sociales conversaciones privadas que incluyan el nombre (aunque sea el de pila) de los participantes y audios que contengan sus voces, Samuel Parra, abogado especializado en protección de datos en ePrivacidad.es, aclara que es información personal que está protegida por la LOPD y que no se puede difundir sin el consentimiento de las personas que aparecen.

“¿Puede la persona que ha recabado la información y que forma parte de la conversación difundirla? No sin el consentimiento del resto de personas”, aclara Parra. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) podría iniciar un expediente sancionador por ello.

La voz también es un dato personal, o sea que un audio grabado en WhatsApp y posteriormente difundido en este contexto y sin autorización también estaría protegido por la LOPD. Junto a otros datos como un nombre de pila o una localización aproximada se puede usar para llegar a identificar a una persona y por eso aplicaría esta ley.

Artículo 2 del Reglamento General de Protección de Datos.

Esta situación se puede considerar una infracción por el alcance que puede llegar a tener el publicar conversaciones privadas con datos personales en una red social: si se tienen cientos o miles de seguidores, esas imágenes o esos audios pueden llegar a cientos de miles de personas. Por tanto ya no hablamos de un entorno privado reducido a un grupo de WhatsApp: ya no es ámbito doméstico.

“El Comité Europeo de Protección de Datos sacó en su momento varias opiniones en las que decía que cuando se publican este tipo de contenidos en redes a las que puede acceder cualquier persona (cuando la audiencia no está limitada sino que es abierta), excede el ámbito doméstico”, explica a Maldita Tecnología Rahul Uttamchandani, director jurídico de la firma Legal Army.

Las redes sociales son entornos abiertos y nuestros perfiles normalmente los puede ver cualquier persona, a menos que los hagamos privados, por lo que no sabemos qué alcance o impacto puede llegar a tener algo que publiquemos.

Parra pone como ejemplo que colgar extractos de una conversación privada en un grupo de WhatsApp de 200 o 250 miembros tampoco entraría en ámbito doméstico, por ejemplo. “Cuando eres parte de la conversación, puedes grabarla o registrarla, en el caso de WhatsApp es evidente, pero ya ha habido ya multas por publicar en redes sociales contenido de terceras personas sin su consentimiento”, incide este abogado.

En este caso concreto, la denuncia de esta estudiante se viralizó de tal manera que otros usuarios han llegado a identificar a sus compañeras y las han acosado por su comportamiento (una de ellas ha borrado su cuenta en esta red social). En este caso, ambos abogados coinciden en que podría verse perjudicado el derecho al honor y podría presentarse una demanda por ello.

“Se vería perjudicado el derecho a la intimidad y la propia imagen si aparecen las imágenes de estas personas en las conversaciones, aunque sea en miniatura en su perfil, y el honor si ya las han identificado y se acredita que perjudica a su percepción y su reputación frente a terceros”, explica Uttamchandani.

¿Cómo podemos borrar nuestras redes sociales?

Puede pasar que un día empecemos a perder interés en una de nuestras redes sociales (o en todas a la vez), ya sea porque nos hemos hartado de ellas o porque hay una nueva que está captando más nuestra atención. 

Si hemos decidido que no queremos volver a usarla, es importante que desactivemos y borremos esa cuenta, ya que si no, toda la información, las imágenes o los comentarios que hayamos colgado en ella se quedarán online, a disposición de mucha gente desconocida. Si no le vamos a dar uso, ¿por qué dejar tanta información personal expuesta para que acabe en manos de personas ajenas? 

Os explicamos cómo borrar vuestras cuentas en las principales redes sociales y cómo descargar una copia de los datos que tienen sobre vosotros antes de hacerlo:

Facebook

Darse de baja de Facebook, por así decirlo, consiste de algunos pasos más que simplemente darle a un botón de ‘borrar’. Desde la red social van a intentar que no te vayas del todo, así que te dan opciones, como que primero desactives tu cuenta por si terminas arrepintiéndote.

Mientras la cuenta permanezca desactivada, no aparecerá para nadie, ni siquiera para nuestros amigos, y tampoco parte del contenido que hayamos publicado en ella. Eso sí, cuando volvamos a iniciar sesión en Facebook, se activará automáticamente, como si no hubiera pasado nada. Para desactivarla, nos desplazamos por los diferentes menús de configuración: “Configuración y Privacidad” > “Configuración” > “General”. Ahí encontraremos el apartado “Administrar cuenta”, donde podemos elegir a una persona que se encargue de nuestra cuenta si fallecemos o desactivarla. Nos pedirán que confirmemos esta acción volviendo a introducir nuestra contraseña.

Ahora bien, que estamos hartos de Facebook y lo que queremos hacer es borrarla del todo. Desde el mismo menú de “Configuración”, vamos al submenú “Tu información de Facebook”, que debe aparecer a la izquierda. Comprobamos que en este apartado tenemos todas las opciones disponibles para hacer y deshacer con nuestra información, incluida la “Actividad fuera de Facebook”, de la que ya os hemos hablado.

Entre ellas, la opción de “Eliminar tu cuenta y tu información”. Nos volverán a insistir en que podemos desactivar la cuenta para no deshacernos del todo de ella, pero si no es eso lo que queremos, iremos directos al botón de “Eliminar cuenta”. Habrá que poner de nuevo la contraseña y volver a apretar un botón confirmando la eliminación. Los datos no se borran al instante, sino que tardarán unos días.

Imprescindible antes de eliminar del todo nuestra cuenta si hay cosas que no queremos perder: descargar nuestros datos de Facebook: una copia de todo el contenido que hemos cruzado en la plataforma, nuestros comentarios, nuestros mensajes privados de Messenger, etc. Esta opción nos la darán en el paso previo a eliminar la cuenta, pero también podemos hacerlo desde el menú de “Tu información de Facebook” > “Descargar tu información”. A veces impresiona ver la cantidad de datos que guarda la red social.

Twitter

Lo primero que os vamos a recomendar hacer antes de eliminar una cuenta de Twitter es que descarguéis los datos que guarda la plataforma sobre tu interacción con ella. Obtendrás una copia de todos los tuits que hayas puesto (no los que hayas borrado), tus mensajes privados… Incluso las categorías de publicidad en las que te segmentaba la plataforma. Podéis hacerlo desde el menú “Configuración y Privacidad” > “Tu cuenta” > “Descargar un archivo con tus datos”. Puede tardar unas horas en completarse.

Ahora sí, manos a la obra para borrar la cuenta: en el menú “Tu cuenta” tenemos la opción al final de “Desactiva tu cuenta”. Twitter no habla de “eliminar” la cuenta, sino que tendremos que desactivarla. A partir de ahí empieza a correr un período de 30 días en los que podemos arrepentirnos y volver a iniciar sesión. Una vez transcurridos, se borrará la cuenta del todo.

Instagram

Pese a que la experiencia completa en Instagram solo la tienes a través de la aplicación, para eliminar la cuenta debemos hacerlo en un navegador, a través de una página web. Al igual que en Facebook, podemos desactivarla o borrarla. Para la primera opción: una vez iniciemos sesión con nuestro usuario y contraseña, nos dirigimos a nuestro perfil (a través del icono de la esquina superior derecha con nuestra foto) y ahí a “Editar perfil”. En ese menú tenemos la opción de “Desactivar mi cuenta temporalmente”.

Instagram es algo más retorcido, porque no nos da la opción de borrar la cuenta a través de los menús de configuración. Desde su página web nos dirigen a este enlace, que nos llevará a una pantalla fuera de la interfaz habitual de Instagram desde donde podemos eliminar el perfil. Nos pedirán una razón y que introduzcamos la contraseña.

Eso sí, Instagram dice que tardan hasta 90 días en eliminar todo el contenido y que durante ese período pueden tener la información almacenada, algo que también dicen en su Política de Datos. Al igual que en las redes sociales anteriores, es conveniente que antes de hacerlo descargues los datos que has compartido en la plataforma. Vete al menú “Configuración” > “Privacidad y seguridad” > “Descarga de datos” > “Solicitar descarga”.

TikTok

Esta red social más joven no tiene por el momento tantos menús y submenús por los que bucear a la hora de borrar nuestra cuenta: desde la aplicación, vamos al menú de la esquina inferior derecha llamado “Yo”. En “Administrar cuenta” tenemos directamente la opción de “Eliminar cuenta”. Y voilá.

¡Antes de que os vayáis!

No somos técnicos o ingenieros pero contamos con mucha ayuda de personas que son expertas en su campo para resolver vuestras dudas. Tampoco podemos deciros qué servicio usar o dejar de usar, solo os informamos para que luego decidáis cuál queréis usar y cómo. Porque definitivamente, juntos y juntas es más difícil que nos la cuelen.

Si tienes cualquier duda sobre esta información o cualquier otra relacionada con la manera de la que te relacionas con todo lo digital, háznosla llegar:

Primera fecha de publicación de este artículo: 24/11/2020.

Hazte maldito, Hazte maldita
Te necesitamos para combatir los bulos y la mentira: sólo juntos podemos pararla. En Maldita.es queremos darte herramientas para protegerte contra la desinformación, pero sólo con tu apoyo será posible.

Eres muy importante en esta batalla para que no nos la cuelen. Seguro que tienes conocimientos útiles para nuestra batalla contra los bulos. ¿Tienes conocimientos de idiomas? ¿Lo tuyo es la historia? ¿Sabes mucho sobre leyes? ¡Préstanos tu Superpoder y acabemos juntos con los bulos!

También puedes apoyarnos económicamente. Maldita.es una entidad sin ánimo de lucro y que sea sostenible e independiente, libre de publicidad y con profesionales bien remunerados dedicados a luchar, contigo, contra la desinformación depende de tu ayuda. Cada aportación cuenta, cualquier cantidad es importante.