¡Hola de nuevo, malditas y malditos! Igual que cada uno de nosotros nos estamos desescalando en nuestras casas, también nos estamos desescalando en Maldita.es, y estamos muy contentos por contaros que tenemos de vuelta nuestro consultorio tecnológico, donde resolvemos vuestras dudas sobre aquellos aspectos de la tecnología y del mundo digital que os generan dudas o que no alcanzáis a comprender.
Hoy hablamos de una incógnita sobre el modo incógnito, valga la redundancia, de publicaciones virales y de las redes neuronales. ¿Hacéis uso de este modo en vuestros navegadores para haceros un poco más anónimos? ¿Habéis subido alguna vez algo a una red social de lo que luego os habéis arrepentido porque se ha hecho viral? Recordad que podéis hacernos llegar vuestras consultas a través de Twitter, de Facebook, por correo electrónico ([email protected]) o a través de este formulario. ¡Empezamos!
¿Qué hago si alguien ha distribuido por varias redes sociales un contenido que yo he subido y se ha viralizado?
Lo primero que tenemos que deciros en este caso es que tenéis que tener mucha paciencia y ser conscientes de que es muy difícil retirar el cien por cien de las réplicas en circulación. Un texto, una imagen o un vídeo se vuelven virales cuando miles y miles de personas empiezan a compartirlos y pasan a otras plataformas. A veces, queda reflejada la autoría de los mismos y otras no.
A raíz de este artículo que escribimos sobre TikTok, nos habéis preguntado qué hacer cuando un contenido, por ejemplo un vídeo que hemos subido a esa red social, pasa a otras como Twitter o Facebook y se empieza a compartir miles de veces sin nuestra autorización. El primer paso puede ser borrar las publicaciones de TikTok que no queramos que se distribuyan, ya que esta red social tiene una opción para descargar los vídeos de otros usuarios directamente si tenemos una cuenta también.
Cuando publicamos algo en una red social, estamos concediendo una especie de licencia que permite a esa compañía distribuir ese contenido sin contar con nosotros para ello. Lo que publicamos gana carácter público porque cualquiera puede verlo e interactuar con él. Aun así, dicho contenido está sujeto a determinadas normas fijadas por la propia red social y que decide si es aceptable que esté en ella o no.
Una vez que un contenido ‘salta’ de una plataforma a otra, pasa a regirse por las reglas de ese otro espacio, que incluye que se pueda distribuir por ella si no la denunciamos. El hecho de que borremos el contenido original (en este caso de TikTok) no implica que deje de aparecer en el resto de redes sociales donde se haya compartido.
Lo que hay que hacer es denunciar las réplicas de tu publicación, aunque el proceso es tedioso por tener que hacerlo de una en una. Para hacerlo de forma más masiva se puede contar con el asesoramiento de abogados especializados en redes sociales y ámbito digital.
¿No hay otra manera? Bueno, si tenemos localizada a la persona que ha tomado nuestro contenido sin permiso para distribuirlo por ahí podemos tratar de hablar con ella para que elimine también su publicación. En el peor de los casos, se podría tomar acciones legales contra ella por hacerlo sin nuestro consentimiento, tratar nuestros datos personales o nuestra imagen de forma ilegítima, pero eso implica entrar en un proceso judicial que acarrea un gasto económico y que se puede alargar mucho en el tiempo, tal y como explica a Maldita Tecnología Samuel Parra, abogado especializado en protección de datos en ePrivacidad.
“La gente quiere simplemente que el contenido desaparezca lo antes posible sin mayores complicaciones judiciales, a no ser que se quiera obtener una indemnización”, dice el abogado sobre su experiencia con este tipo de casos.
Tampoco aplica una diferencia entre ser mayor de edad o no: “Para las redes sociales, la mayoría de edad se alcanza con los 14 años”, asegura Parra. Las Condiciones de Uso se aplican para todos sus usuarios y, técnicamente, si eres menor de 14 años (o 16 en algunos casos) no deberías estar usando la plataforma.
Una plataforma que no responde ante estas indicaciones, por ejemplo, es WhatsApp. Lo que discurre por ella es privado entre los participantes de una conversación, ya que su sistema de comunicación está cifrado, y no hay manera de contabilizar cuántas veces se comparte un vídeo o una imagen concreta. Lo que sí se puede hacer es reportar un mensaje concreto ante la plataforma si no cumple con sus condiciones de uso.
¿Qué es el modo incógnito del navegador y para qué sirve?
Independientemente del navegador que uséis, podéis olvidaros de eso de que navegar en ‘incógnito’ va a hacer que nadie vea lo que hacéis en Internet. El ‘modo incógnito’ de los navegadores es una opción que existe para que las búsquedas y la navegación que haces por la red no quede registrada al cien por cien. Pero eso no significa que todo lo que pase por tu ordenador sea imperceptible. Te lo explicamos.
Se puede acceder a la ventana privada de un navegador, que es como se llama a las que se abren en modo incógnito, desde el menú ‘Archivo’ de la parte superior de una página si tienes un Mac. Si utilizas Windows, debes abrirla desde el menú del propio navegador, que normalmente aparece tras hacer click en las tres rayas o puntos que aparecen en la misma barra donde escribimos las URL (los enlaces que queremos buscar).
Verás que lo primero que te dicen es que no guardarán el historial de navegación mientras estés en esa ventana.
Podríamos acortar este artículo y decir que esa es prácticamente la finalidad principal del ‘modo incógnito’, que no registren en su historial lo que buscas, pero es cierto que cada navegador varía y no se pueden meter en el mismo saco. A pesar de que algunos señalen que tampoco almacenan cookies, sí que guardan otro tipo de rastreadores o “trackers”. Aquí te explicamos que hay muchos datos que se pueden obtener de un dispositivo sin que sean necesariamente cookies.
Un ejemplo: no, ver pornografía en modo incógnito (algo que muchas personas hacen por supuestamente guardar el anonimato) no hará que nadie sepa que lo estás viendo. Puede que no se guarde en tu historial que has pasado por esa página, pero en el momento en el que la buscas y accedes a ella se recopilan otro tipo de datos de tu navegador o tu conexión que pueden identificar a tu dispositivo, como la dirección IP.
La confusión es tal con el concepto de “incógnito” que se han realizado estudios con usuarios que demuestran que la pantalla inicial que nos encontramos cuando abrimos una ventana privada induce a pensar que estamos “seguros”, cuando no es así del todo.
Igual hay razones para ello, no obstante: hace poco se anunció que podrían demandar a Google con 5.000 millones de dólares por seguir recogiendo y rastreando datos del historial y de otros procesos de navegación aun navegando en modo incógnito.
Con todo, no os decimos que no uséis el ‘modo incógnito’ de vuestro navegador, sino que seáis conscientes del verdadero grado de anonimato que podéis tener al utilizarlo. En general, estas ventanas privadas se aconsejan para cuando compartes el ordenador con alguien y no quieres que vean por dónde has estado navegando. Pero no sirve de mucho si lo quieres ocultar una empresa o un proveedor de servicios en vez de a tu compi de piso.
También sirve para realizar determinadas búsquedas eliminando parámetros previos como tu historial anterior o las páginas que visitan frecuentemente y que quedan registradas en tu página de inicio. De esta manera, eliminas posibles sesgos que se pudieran formar al buscar algo desde cero a partir de sitios web que ya hayas visitado.
¿Qué son las redes neuronales?
Es un poco complicado explicar lo que son las redes neuronales sin volvernos todos majaretas, pero vamos a intentarlo. Lo primero que nos viene a la cabeza si pensamos en algo “neuronal” es que está relacionado con nuestro cerebro, ¿no? Pues es precisamente eso lo que hace tan complejo definir este término en el ámbito tecnológico: tiene que ver, pero en realidad de lo que estamos hablando es de un sistema informático artificial que trata de hacer cosas parecidas a lo que hacen nuestras neuronas.
Una “máquina inteligente” tiene que poder “pensar” para llamarla inteligente. Por eso, todos los intentos de desarrollar tecnologías de inteligencia artificial están dirigidos a que una máquina haga cosas como las que hacemos nosotros con nuestro cerebro: tomar decisiones, distinguir cosas, ser creativos, pensar a futuro… Las redes neuronales artificiales son un modelo de inteligencia artificial que trabaja conectando datos entre sí y encontrando patrones entre ellos, al igual que lo haría un cerebro humano.
Un dato importante a tener en cuenta es que no todas las tecnologías con inteligencia artificial funcionan a base de redes neuronales, esta es solo un tipo para trabajar con estos sistemas. Por ejemplo, si recopilas datos de un mes, el día de un mes y la temperatura que ha hecho ese día durante los últimos 30 años, se puede utilizar una red neuronal para intentar predecir cuál será la temperatura máxima que hará ese día del año que viene, basándote en ese histórico. O también puedes darle una base de datos llena de leones para que aprenda a identificar uno nuevo.
¿Y cómo funciona? Sigamos hablando de neuronas para explicarlo. Estas células se conectan entre sí con un proceso llamado sinapsis. Digamos que para que una red neuronal cumpla su función, lo que hace es conectar los diferentes puntos de datos que tiene y calibrar cuál tiene más importancia según la tarea que le han pedido. Al principio puede estar todo revuelto, pero a medida que la vas “entrenando” y diciendo cuál de los puntos es más importante, esta va aprendiendo y recalibrándose.
Al final es parecido al aprendizaje humano: cuando crecemos, a nosotros también tienen que decirnos qué cosas están mal y cuáles están bien para retenerlas y empezar a entenderlas y tomar decisiones acordes.
Puedes leer este y muchos más conceptos relacionados con la tecnología y el mundo digital en nuestro glosario. ¡Y queremos ampliarlo! Así que mándanos tus dudas y todas esas palabrejas que no comprendas a [email protected], a Twitter, a Facebook o escríbenos a través de WhatsApp (655 198 538).
Por último: no somos técnicos o ingenieros pero contamos con mucha ayuda de personas que son expertas en su campo para resolver vuestras dudas. Tampoco podemos deciros qué servicio usar o dejar de usar, solo te informamos para que luego decidas cuál quieres usar y cómo. Porque definitivamente, juntos y juntas es más difícil que nos la cuelen.