Qué se comparte: circulan contenidos que apuntan, con o sin evidencias científicas, a diferentes hipótesis sobre el origen de la pandemia de COVID-19 en 2020. Aunque no existe ninguna conclusión definitiva, la zoonosis (la transmisión de la enfermedad de animales a humanos) sigue siendo la hipótesis con más respaldo científico.
Resumen de lo que se sabe, a 3 de febrero de 2025:
La hipótesis que más evidencias científicas acumula es el origen zoonótico: que un animal portador del SARS-CoV-2 lo transmitiese a humanos directa o indirectamente (a través de un huésped intermedio)
Entre los animales que podrían haber desempeñado un papel en esta transmisión se encuentran los perros mapache salvajes, los puercoespines malayos, las ratas de bambú chinas y los murciélagos de herradura
Esta hipótesis señala el mercado de mariscos de Huanan (Wuhan, China) como lugar más probable del origen de la pandemia.
Entidades estadounidenses apuntan a que el SARS-CoV-2 tuvo su origen en una fuga de laboratorio, aunque a fecha de febrero de 2025 no aportan evidencias científicas que lo justifiquen o que refuten la hipótesis zoonótica
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se mantiene abierta a cualquier nueva evidencia científica y considera “muy improbable” que surgiese de un accidente de laboratorio
Perros mapache: nuevas pistas sobre el origen zoonótico del coronavirus
En marzo de 2023, se aportaron nuevas pistas sobre el origen del coronavirus, agregando más datos que sustentan que el SARS-CoV-2 es un virus zoonótico, que saltó de animales a humanos. Las pistas salen de la recopilación de 1.380 muestras de 18 especies de animales obtenidas a principio de 2020 en torno al mercado de mariscos de Huanan, en Wuhan (China), que proporcionaron nuevos datos genéticos de animales propensos a infectarse de SARS-CoV-2: perros mapache salvajes (Nyctereutes procyonoides), puercoespines malayos (Hystrix brachyura) y ratas de bambú chinas (Rhizomys sinensis).
Los nuevos datos sugieren que estos animales estaban presentes en el mercado antes de su cierre por motivos de salud pública. Este espacio se considera como epicentro de esta pandemia y se tuvo que cerrar a principios de 2020 tras detectar los primeros casos oficiales de COVID-19. Esta nueva información parte de un trabajo científico previo aportado a la base de datos GISAID (las siglas en inglés de ‘iniciativa global para compartir todos los datos sobre la influenza’), que recopila datos genéticos de los virus de la gripe y del SARS-CoV-2.
Según explicó el Grupo Asesor Científico para los Orígenes de Nuevos Patógenos (SAGO, siglas en inglés), estos nuevos datos no son concluyentes para asegurar que los animales fueran los huéspedes intermedios o el origen del coronavirus, pero sí refuerzan la hipótesis de que hubo animales que, posiblemente, fueron fuente de infecciones de COVID-19 hacia los humanos. A esto se le suman fotografías y evidencias visuales de que estos animales se vendían en este mercado.
Por otro lado, el medio The Atlantic explicó los resultados de tres investigadores de los orígenes del coronavirus —Kristian Andersen, Edward Holmes, y Michael Worobey— que tuvieron acceso a los nuevos datos. Según su análisis, gran parte de las muestras positivas en COVID-19 de estos animales coincidían con el material genético de los perros mapache.
Por la forma en la que se recopilaron las muestras y conociendo cómo sobrevive el patógeno, los investigadores creen que “había un perro mapache infectado de SARS-CoV-2” en el mercado. Aún así, este análisis no se ha publicado en ninguna revista científica y, al igual que indica el SAGO, pueden no ser datos concluyentes.
Según el grupo de expertos de la OMS, la principal hipótesis es que el origen del coronavirus fuese zoonótico
En julio de 2021, la OMS conformó un Grupo Asesor Científico para los Orígenes de Nuevos Patógenos (SAGO, siglas en inglés). A este grupo de expertos, compuesto por 27 profesionales de la salud pública de todo el mundo, le corresponde la tarea de asesorar a la OMS en cuanto a patógenos emergentes, ya sean los que ahora mismo preocupan a nivel sanitario (el virus de Marburgo o el mpox, entre otros) o los que pudieran hacerlo en un futuro. También es el equipo responsable de investigar y recopilar evidencias sobre el origen del SARS-CoV-2.
Su último informe sobre el origen del coronavirus, publicado en junio de 2022, recoge que los datos epidemiológicos y de secuenciación del coronavirus apuntan a que este patógeno tiene un origen zoonótico, es decir, que se haya podido transmitir de animales a humanos. Apoya esta hipótesis el hecho de que los virus genéticamente más cercanos al SARS-CoV-2 son los betacoronavirus, identificados en murciélagos de herradura (Rhinolophus sinicus) en China en 2013 (96,1% de similitud al SARS-CoV-2) y en Laos en 2020 (96,8%).
Para llegar a esta conclusión, el SAGO ha recopilado toda la información científica disponible hasta la fecha de redacción del informe (abril de 2022). No obstante, admite que hay datos clave que aún se desconocen —por ejemplo, no se han identificado los progenitores del virus (sus raíces), sus hospedadores naturales o intermedios (los organismos que lo portaron), o algún evento clave de derrame zoonótico (cuando entran en contacto una población animal que es reservorio de un patógeno con otra nueva que se convierte en huésped)— y sus afirmaciones deben interpretarse como un trabajo en curso, no definitivo.
Aún así, identificar los hospedadores naturales o intermedios es una tarea científicamente difícil, que puede tardar años y que no ha obtenido certezas en anteriores patógenos con potencial pandémico.
Por otro lado, el SAGO incide en que no hay nuevos datos (de nuevo, a abril de 2022) para evaluar la hipótesis de que el SARS-CoV-2 surgiese por un accidente o brecha de bioseguridad de un laboratorio. Aún así, se mantienen abiertos a “cualquier evidencia científica que esté disponible” en un futuro sobre esta u otras hipótesis.
Otro informe de la OMS de marzo de 2021, previo a la creación del SAGO, consideraba “extremadamente improbable” que el SARS-CoV-2 ‘apareciera’ por una brecha de bioseguridad de un laboratorio.
A su vez, el informe de la OMS evaluaba otras hipótesis como “posibles”, como un origen zoonótico directo e introducción por productos de la cadena de frío; y “muy probables”, como el origen zoonótico con un huésped intermedio, por ejemplo, el pangolín.
Trabajos científicos estrechan el origen del coronavirus al mercado de Wuhan
En febrero de 2022 se hicieron públicas tres investigaciones científicas sobre el origen del SARS-CoV-2 muy citadas actualmente. Usando diferentes metodologías, los trabajos no solo aportaban más evidencias que sostienen la hipótesis de que el patógeno tiene un origen zoonótico, sino que también apuntaban al mercado mayorista de mariscos de Huanan, en Wuhan, como el epicentro de esta pandemia.
Un trabajo científico publicado en abril de 2023 en Nature recopiló 1.380 muestras del entorno del mercado y de 18 especies animales presentes en este espacio a principios de 2020. 73 de las muestras del entorno dieron resultado positivo en las PCR de SARS-CoV-2 y se consiguieron aislar tres cultivos del virus, que presentaban una similitud superior al 99,9% al coronavirus aislado en humanos hasta la fecha. Según los autores, este trabajo aporta “evidencias convincentes” de que el SARS-CoV-2 estaba presente en este mercado durante los primeros brotes de COVID-19.
Un segundo trabajo científico publicado en julio de 2022 en Science realiza una serie de análisis geográficos teniendo en cuenta tres elementos importantes en el origen del coronavirus: los primeros casos confirmados, los animales en venta y las muestras positivas en SARS-CoV-2, todas en relación al entorno del mercado.
Los autores explican que los primeros casos reportados de COVID-19 tenían algún tipo de conexión con el mercado de Wuhan, incluso los de las personas de menos relación con este lugar; que en él se llevaba a cabo la venta de mamíferos susceptibles de portar el SARS-CoV-2 a finales de 2019; y que las muestras positivas en ese coronavirus en entornos del mercado corresponden a sitios en los que se vendían esos mamíferos.
“Aunque no hay pruebas suficientes para definir los acontecimientos previos, y las circunstancias exactas siguen siendo poco claras, nuestro análisis indica que el SARS-CoV-2 apareció a través del comercio de animales salvajes vivos en China y muestran que el mercado de Huanan (Wuhan) fue el epicentro de esta pandemia”, concluyen los autores.
Un tercer trabajo publicado en Science en julio de 2022 analizó la diversidad genómica del SARS-CoV-2 en una etapa muy temprana de la pandemia, en febrero de 2020. Los autores apuntan que hasta esa fecha el coronavirus mostraba dos linajes distintivos, nombrados “A” y “B”. Mediante simulaciones de la epidemia y análisis de filodinámica —que estudian cómo han podido evolucionar los patógenos—, los investigadores señalan que estos dos linajes fueron resultado de al menos dos eventos separados de transmisión de animales a humanos: uno de ellos, probablemente el del linaje “B”, ocurrió sobre el 18 de noviembre de 2019; y el otro unas pocas semanas después.
Todo ello indicaría, según sus conclusiones, que es “muy poco probable” que el SARS-CoV-2 estuviera circulando entre humanos antes de noviembre de 2019, que sucedieron varios eventos zoonóticos y que el momento en el que saltó a nuestra especie coincide con los primeros casos reportados en China.
Un cuarto trabajo publicado en Cell en septiembre de 2024 volvió a analizar las muestras de animales disponibles del mercado de Wuhan recogidas al inicio de 2020 para conocer, por un lado, qué especies se vendían en puestos específicos del mercado; por otro, qué indicaba el material genético de estos animales y, por último, si las personas que trabajaban en estos puestos dieron positivo en SARS-CoV-2. Así, identificaron muestras de perros mapache salvajes, civetas de palmera enmascarada (Paguma larvata) y un tipo de rata (Rhizomys pruinosus), especies que tienen capacidad demostrada de ser huéspedes intermedios, en puestos donde se dio positivo en COVID-19. Esto vuelve a reforzar (aunque sin concluir al 100%) la hipótesis zoonótica.
Departamento de Energía de Estados Unidos: el SARS-CoV-2 pudo empezar por una fuga de laboratorio
Un documento clasificado del Departamento de Energía estadounidense actualizado en 2021 apunta que la pandemia de COVID-19 surgió “muy probablemente” de una fuga de laboratorio, según publicó el medio Wall Street Journal el 26 de febrero.
Oficiales de agencias de inteligencia que han tenido acceso a este documento —no disponible públicamente— han afirmado que las evidencias que recoge el Departamento son “relativamente débiles” y que las conclusiones se hicieron con “poca confianza”, según reporta el Wall Street Journal y otros medios como New York Times y The Guardian.
Este Departamento de Energía cuenta con una red de laboratorios en Estados Unidos, algunos dedicados a investigaciones biológicas avanzadas, que nutre sus informes y evidencias. Otros informes de inteligencia alimentan sus conclusiones mediante redes de espionaje o intercepciones de comunicaciones, según afirma el NYTimes.
Angela Rasmussen, doctora en Virología, investigadora dedicada a patógenos virales y coautora de un trabajo publicado en Science donde se recogen evidencias que apuntan al mercado mayorista de mariscos de Huanan en Wuhan (China) como epicentro de la pandemia de COVID-19, valora en su cuenta de Twitter que si el reporte del Departamento es consistente con la evidencia científica, “debe explicar cómo surgió el virus dos veces en dos semanas en el mismo mercado del tamaño de una pista de tenis y a la vez en el único laboratorio de Wuhan [en referencia al Instituto de Virología de Wuhan] que investigaba coronavirus capaces de generar SARS, a ocho kilómetros de distancia y al otro lado del río”.
But I do know that to be consistent with the available scientific evidence, the DOE has to explain how the virus emerged twice over 2 wks in humans at the same market the size of a tennis court, over 8 km & across a river from the only lab in Wuhan working on SARSr-CoVs.
— Dr. Angela Rasmussen (@angie_rasmussen) February 26, 2023
“Aún así, siempre estoy preparada para la posibilidad de que nuevas evidencias puedan desmentir una hipótesis. Una evidencia que me podría hacer cambiar de opinión sería una prueba concluyente de que el Instituto de Virología de Wuhan hubiese tenido un progenitor del SARS-CoV-2 [...], ¿por qué sigo pensando que la pandemia empezó con una zoonosis o en el mercado de Wuhan? Porque esa evidencia [sobre los progenitores] no existe, las afirmaciones de que el Instituto tenía un progenitor son pura especulación y no están respaldadas por pruebas”, argumenta Rasmussen.
La viróloga concluye afirmando que, después de tres años de búsqueda global de evidencias sobre la hipótesis de escape de un laboratorio, estas evidencias “no se han materializado”, mientras que las evidencias que apoyan la hipótesis de la zoonosis no han parado de acumularse.
Despite 3 years of a global search for this evidence, it has not materialized, while evidence supporting zoonosis associated with Huanan has continued to stack up.
— Dr. Angela Rasmussen (@angie_rasmussen) February 26, 2023
At some point, an absence of evidence might just be evidence of absence.
Informe del Congreso de Estados Unidos: “Probablemente surgiera de una fuga de un laboratorio de Wuhan”, sin aportar nuevas evidencias que cambien la hipótesis zoonótica
Un subcomité de la Cámara de Representantes de Estados Unidos (la cámara baja), de mayoría republicana, presentó en diciembre de 2024 un informe con sus conclusiones después de hacer entrevistas, y audiencias con diferentes personas vinculadas a salud pública, como Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance o Anthony Fauci, antiguo asesor médico del presidente durante la pandemia de COVID-19.
Este informe señala que la COVID-19 “probablemente surgiera de un laboratorio de Wuhan por una fuga de laboratorio”, pero no presenta nuevas evidencias que sostengan esta afirmación (más allá de las entrevistas) ni tampoco indicios que refuten la hipótesis de que el patógeno tuviera origen zoonótico. Tampoco se trata de una publicación revisada por pares, puesto que este subcomité no tenía un propósito científico, sino político y legislativo.
Además, el informe incluye críticas hacia las medidas tomadas durante la pandemia (distanciamiento social, uso de mascarillas,confinamientos…). También recoge opiniones contradictorias sobre las vacunas contra la COVID-19: aplaude la iniciativa del Gobierno de Donald Trump en 2020 para acelerar el desarrollo y distribución de estos fármacos, pero critica que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, siglas en inglés) acelerase su aprobación.
La CIA considera “más probable” el incidente de laboratorio como origen, aunque con “baja confianza”
En enero de 2025, varios medios de comunicación compartieron que la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, siglas en inglés) considera ahora “más probable” que el origen de la COVID-19 tuviese relación con un incidente de laboratorio, aunque asume esta posición “con baja confianza” y sin presentar evidencias.
En un comunicado replicado por estos medios pero que no ha sido difundido oficialmente por la CIA, se señala que la agencia “considera, con baja confianza, que un incidente relacionado con la investigación es más probable que el origen natural de la COVID-19”. A esto, la CIA añade que ambos escenarios “siguen siendo plausibles” y que la nueva conclusión no se basa en nuevas evidencias disponibles de inteligencia “sino en una reevaluación de la información existente”.
Comunidad estadounidense de inteligencia, en 2021: el SARS-CoV-2 no es arma biológica ni ingeniería genética
En octubre de 2021, la Oficina de la Directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos publicó un informe desclasificado sobre el origen del SARS-CoV-2. En este informe, diferentes agencias estadounidenses —como el FBI, la CIA y otras agencias de defensa y seguridad nacional— vierten su conocimiento sobre este asunto, llegan a puntos de consenso y aportan sus puntos de vista sobre cómo surgió la pandemia.
Aunque tal documento no aporta certezas al nivel del SAGO, sí que descarta algunas de las hipótesis sin evidencia que circulaban sobre este patógeno y refleja en qué puntos existe un acuerdo generalizado de la comunidad de inteligencia estadounidense.
Una de las certezas que expresa este documento es que el SARS-CoV-2 no es un arma biológica: “[Esta hipótesis] no se soporta con afirmaciones científicamente válidas, las personas que lo proponen no tienen ningún acceso directo [a la información de] el Instituto de Virología de Wuhan o son conocidas por difundir desinformación”.
El siguiente punto de consenso es que el patógeno no es una obra de ingeniería genética ni es una creación artificial. La comunidad de inteligencia, dicen, “no ha identificado ninguna cepa de coronavirus que pudiera servir como pilar de un SARS-CoV-2 creado artificialmente, ni una ‘firma’ de ingeniería genética, y existe una similitud importante entre este patógeno y otros betacoronavirus que se encuentran en la naturaleza”.
Un tercer punto de acuerdo en el informe de inteligencia es que los funcionarios chinos no conocían la existencia del SARS-CoV-2 hasta que el coronavirus ya estaba circulando entre la población. Sobre esto, aportan que los trabajadores del Instituto de Wuhan identificaron un nuevo virus como el responsable de unos brotes en esta provincia china y pivotaron su trabajo hacia su caracterización, por lo que el personal de este Instituto “desconocía de la existencia del SARS-CoV-2 hasta que los brotes ya estaban en marcha”.
Director del FBI: la oficina cree el SARS-CoV-2 salió “muy probablemente” de una fuga de laboratorio en Wuhan
El director de la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI, siglas en inglés), Christopher Wray, transmitió en una entrevista con la cadena de televisión Fox News que la agencia considera, “desde hace tiempo”, que el origen del SARS-CoV-2 “se encuentra muy probablemente en un posible incidente de laboratorio de Wuhan”, sin aportar evidencias o pruebas a este comentario.
¿Qué dice el Gobierno de China?
La portavoz del Ministerio de Exteriores del Gobierno de China, Mao Ning, ha respondido en varias ocasiones a los comentarios de las agencias y departamentos estadounidenses sobre el origen del SARS-CoV-2.
El 27 de febrero de 2023, sobre el documento clasificado del Departamento de Energía estadounidense, Ning valoró que “el rastreo de los orígenes del virus es una cuestión científica y no debe politizarse”.
En otra rueda de prensa el 1 de marzo de 2023, transmitía que el Gobierno chino “se opone a la manipulación política” sobre el trabajo para encontrar los orígenes del virus “en cualquier forma”. “Dado el historial de la comunidad de inteligencia estadounidense de inventarse historias, sus conclusiones tienen poca o ninguna credibilidad”, concluye.
En otra intervención el 27 de enero de 2025, la portavoz insistía en que la hipótesis de la fuga de laboratorio es “extremadamente improbable” y pedía a Estados Unidos que “deje de politizar y convertir en un arma la investigación sobre el origen de la pandemia”.
*Este artículo ha sido actualizado en varias ocasiones. El 1 de marzo de 2023, para agregar una opinión del director del FBI y comentarios en rueda de prensa de la portavoz del Gobierno de China. El 21 de marzo de 2023, para agregar datos científicos sobre animales presentes en el mercado de Wuhan que pueden ser una fuente de transmisión del coronavirus. El 3 de febrero de 2025, para agregar un nuevo artículo científico, un comunicado de la CIA, un informe de miembros del Congreso de Estados Unidos y una nueva intervención de una portavoz de prensa de China.
Créditos de imagen destacada: NIAID-NIH (microscopía electrónica de un SARS-CoV-2), ‘Science’ (mapas de la ciudad china de Wuhan y del mercado mayorista de mariscos de Huanan) y Bernard Dupont (murciélago de herradura).