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MALDITA CIENCIA

Por qué el estudio mencionado por The Telegraph no afirma que las vacunas contra la COVID-19 hayan causado un exceso de muertes

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Claves
  • Contenidos en redes a raíz de un titular de The Telegraph afirman que la vacunación frente a la COVID-19 han impulsado el aumento de exceso de muertes
  • El estudio del que habla el texto existe, pero no atribuye este mayor número de muertes a las vacunas, sino a una combinación de factores, muchos no farmacológicos, que ocurrieron durante la pandemia. Entre ellos, el acceso limitado a la atención médica o la interrupción de los programas de salud y de los diagnósticos 
  • De hecho, el artículo no analiza estos factores, solo comenta información procedente de la base de datos Our World in Data 

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"Las vacunas Covid pueden haber ayudado a impulsar el aumento del exceso de muertes". Circulan en redes contenidos que se hacen eco de este titular, publicado originalmente en The Telegraph, y que exigen responsabilidades por las supuestas consecuencias derivadas de la vacunación contra la COVID-19: en teoría y sin ninguna evidencia, un exceso de muertes. 

Sin embargo, el estudio en el que The Telegraph se basa para hacer esta afirmación no concluye que las vacunas sean el motivo del exceso de mortalidad durante los últimos años: en realidad, su objetivo fue comentar las tasas de mortalidad excesiva en países occidentales durante la pandemia de COVID-19 en base a la información de la base de datos Our World in Data y en ningún momento menciona explícitamente a las vacunas como causa directa.

Tres días después de su publicación, el 3 de junio de 2024, la propia revista BMJ Public Health ha emitido un comunicado subrayando que el estudio “no establece ningún vínculo” entre la vacunación contra la COVID-19 y la mortalidad”: “Los investigadores sólo observaron las tendencias del exceso de mortalidad a lo largo del tiempo, no sus causas”.

El 13 de junio, BMJ señaló a través de una nota de prensa que estaba “investigando la calidad de la investigación y los mensajes” de la publicación y que expresaría su preocupación sobre el artículo. “El equipo de integridad y los editores están investigando los problemas planteados con respecto a la calidad y los mensajes de este trabajo”, indica en un Expression of concern (expresión de preocupación) la BMJ al día siguiente. “Como parte de la investigación, se pedirá a los autores que revisen y respondan las inquietudes planteadas a BMJ sobre la calidad y el mensaje del artículo. BMJ decidirá entonces qué medidas adicionales son necesarias”, señalan desde BMJ según recoge Retraction Watch, una web que informa sobre retractaciones de artículos científicos.

El estudio sí existe, pero no concluye lo que afirma The Telegraph 

Según el texto de The Telegraph, los autores de un estudio publicado en 2024 en la revista científica BMJ Public Health habrían sugerido que las vacunas contra la COVID-19 “podrían ser en parte culpables del aumento del exceso de muertes desde la pandemia”. Esto no es cierto. De hecho, los investigadores mencionan que “las vacunas previnieron la enfermedad grave, especialmente entre la población de edad avanzada”

El trabajo utiliza información procedente de la base de datos Our World in Data para comparar las muertes esperadas para el periodo entre 2020 y 2022 con las muertes que realmente sucedieron, calculando así el exceso de mortalidad. Para determinar cuántas hubiesen sido las muertes esperadas, utilizan datos históricos de muertes de 2015 a 2019. Las cifras por encima de este promedio se consideran un “exceso”. 

“La pandemia de COVID-19 generó un exceso de muertes en todo el mundo. Algo que no es de extrañar: hablamos de una pandemia a raíz de un nuevo virus que llegó a matar incluso a 2.000 americanos diariamente en un momento determinado”, explica en sus redes sociales Dan Wilson, doctor en biología molecular conocido en redes como Debunk the Funk.

Lo que en realidad señala el artículo es que este exceso de muertes ha continuado durante 2021 y 2022. “Es todo lo que hace. Ni siquiera ofrece un nuevo análisis, simplemente publica los datos de Our World in Data y los comenta. Me parece un estudio bastante vago y me extraña que se haya podido publicar en BMJ”, añade Wilson.

¿Qué dice realmente el estudio? 

El trabajo al que se refiere The Telegraph analiza el exceso de mortalidad general por todas las causas en 47 países del mundo occidental desde 2020 hasta 2022 y concluye que el número total de exceso de muertes a nivel global fue de 3.098.456. 

Para los autores, comprender este exceso de mortalidad desde el inicio de la pandemia de COVID-19 es un primer paso importante de cara a la toma de decisiones políticas en futuras crisis sanitarias. El siguiente, proponen, sería analizar qué factores han contribuido en estos resultados, incluida la infección por COVID-19, los efectos indirectos de las medidas de contención y los programas de vacunación.

El artículo de BMJ, por otro lado, hace especial hincapié en el impacto que tuvieron las medidas no farmacológicas (y, por lo tanto, no relacionadas con las vacunas) en la mortalidad. En marzo de 2020, con el objetivo de reducir la probabilidad de contagio, muchos países decidieron decretar confinamientos, cerrar escuelas, recomendar distancia física, establecer restricciones a la hora de viajar, cerrar negocios, fijar toques de queda… Medidas que, a pesar de ser efectivas para su objetivo (reducir la transmisión del virus), también tuvieron lo que los autores denominan “efectos indirectos adversos” y que, dicen, “aumentaron tanto la morbilidad como la mortalidad por otras causas”. 

Entre estos efectos, incluyen los daños económicos, el acceso limitado a la educación, la inseguridad alimentaria, el abuso infantil, el acceso limitado a la atención médica, los problemas de salud mental y los programas de salud interrumpidos, que “empeoraron la condición y el pronóstico de los pacientes”. 

También menciona una investigación que evaluó el exceso de mortalidad en Estados Unidos y que observó que este aumentó por causas no relacionadas con la COVID-19, sino con enfermedades cardíacas, diabetes y Alzheimer. También se registraron “grandes aumentos” en las muertes relacionadas con el alcohol y las drogas (33% por encima del valor inicial en el año 1 y 54% en el año 2).

Lo que el estudio menciona sobre la vacunación contra la COVID-19

Al contrario de lo que apuntan titulares como el de The Telegraph, el artículo de BMJ en ningún momento atribuye el exceso de mortalidad a las vacunas. De hecho, lo primero que subraya al mencionarlas es la reducción del riesgo asociado a la infección por COVID-19 que supuso la estrategia de vacunación. Es en este contexto y después de recordar su utilidad, es cuando los autores mencionan la posibilidad de eventos adversos. Entre ellos, los que se consideran graves (considerados “muy raros”) y que, por lo tanto, podrían repercutir en los datos de exceso de mortalidad. 

“En casos raros, se han experimentado problemas de salud graves después de la vacunación contra el COVID-19”, explican en su página web los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés). Ahora bien, también recuerdan que no todos los problemas de salud que ocurren después de la vacunación se consideran eventos adversos de esta. “Un evento adverso puede ser causado por la vacuna o ser un evento coincidente que no está relacionado con la vacuna, como una fiebre no relacionada, que ocurrió después de la vacunación”. 

Además, hay consenso científico sobre que los beneficios de la vacunación superan a los potenciales riesgos (de nuevo, “muy raros”) al reducir la posibilidad de infección grave, hospitalización y muerte. “La vacunación contra el COVID-19 sigue siendo la mejor opción para evitar enfermarse gravemente. Los beneficios de la vacunación contra la COVID-19 superan los riesgos conocidos y posibles”, indican también los CDC.

Por lo tanto y como concluye Wilson, “las vacunas no están aumentando el riesgo de muerte por todas las causas y, por lo tanto, no hay evidencias de que estén contribuyendo al exceso de muertes”. Añade, por último, que el único punto útil que plantea este documento es algo bastante obvio e innecesario de tratar de demostrar una vez más: que “podemos hacerlo mejor”.

La revista niega que el estudio establezca un vínculo entre vacunas y muertes

Tres días después de la publicación del estudio original y a raíz de titulares similares al de The Telegraph, BMJ Public Health ha publicado un comunicado en el que niega que las conclusiones del estudio relacionen de forma causal la vacunación contra la COVID-19 y el aumento de muertes

Aclara, además, que los investigadores sólo observaron las tendencias del exceso de mortalidad a lo largo del tiempo, pero no sus causas. Esto va en línea con su objetivo: comprender el exceso de mortalidad general desde la pandemia, al considerarlo “crucial para las políticas de salud futuras” a pesar de reconocer que identificar causas específicas es complejo “debido a la diferente calidad de los datos nacionales y los métodos de presentación de informes”.

Aunque los autores mencionan en el texto los efectos secundarios informados tras la vacunación, “la investigación no respalda la afirmación de que estas sean un factor importante en el exceso de muertes desde el inicio de la pandemia”. De hecho, recuerda que las vacunas “han sido fundamentales para reducir las enfermedades graves y las muertes asociadas con la infección por COVID-19”. 


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