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“Los 9 rostros del poder: descubre qué tipo de líder eres según el eneagrama”. “El test de personalidad Eneagrama: Messi es un 5, la reina Letizia un 3, Rajoy un 9…”. No importa cuántas veces haya que recordarlo: las pseudociencias y pseudoterapias, todas aquellas propuestas que se venden prometiendo mejorar nuestra salud, sin evidencia científica que lo sostenga, son un engaño.
Esta vez nos habéis preguntado por el eneagrama, un modelo pseudocientífico que dice poder explicar la personalidad humana pero que, según califica en Twitter la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP), no es más que “la versión moderna del horóscopo” que, además, no dispone de evidencia científica. Se basa en afirmaciones vagas y generales, que funcionan para la mayoría, para tratar de hacernos sentir identificados con un tipo concreto de personalidad y, por lo tanto, de comportamiento.
El eneagrama y la supuesta clasificación de las personalidades
Según sus adeptos, el eneagrama es una forma de clasificar la personalidad humana en nueve categorías en función de características y patrones específicos (el perfeccionista, el ayudante, el triunfador, el individualista, el investigador, el leal, el entusiasta, el retador y el pacificador), de ahí que se represente con una figura de nueve puntas.
Lejos de utilizarse en la psicología basada en la evidencia, esta clasificación usa “explicaciones ambiguas basadas en observaciones anecdóticas y ultra-subjetivas” para hacernos creer que nuestra forma de pensar o actuar tiene una justificación concreta, según señala en su blog el psicólogo Luis Miguel Real.
La idea es que, sabiendo a qué eneagrama supuestamente pertenecemos, en teoría podríamos comprender nuestras propias motivaciones y formas de actuar, dentro de un patrón de pensamiento, sentimiento y comportamiento específicos. “Al identificar nuestro eneatipo dominante, podemos comprender las razones detrás de nuestras acciones y reacciones en diferentes situaciones. Esa es la lógica”, añade Real. Sin embargo, este sistema no tiene evidencia científica y no está soportado por el método científico.
Definiciones muy generales para hacernos sentir identificados
Tanto esta como otras propuestas sin evidencia científica (como el horóscopo o la adivinación) utilizan a su favor un fenómeno conocido como el efecto Forer o efecto Barnum, la tendencia a pensar que una serie de características generales nos describen a cada uno de nosotros a la perfección.
Las descripciones proporcionadas por el eneagrama son “tan ambiguas, tan generales, que si lees cualquier chorrada de eneagrama es difícil que no te sientas identificado o identificada con alguno de sus eneatipos”, añade Real en su canal de YouTube. “Somos seres complejos, con una multitud de factores que influyen en nuestras personalidades, desde nuestra genética hasta nuestras experiencias de vida. Reducir toda esa complejidad a un tipo de personalidad único es, en el mejor de los casos, simplista y, en el peor, engañoso”.
El efecto Forer debe su nombre al psicólogo Bertram R. Forer. En 1948, Forer llevó a cabo un experimento que, incluso hoy, permite comprender parte del funcionamiento de nuestra forma de pensar, sobre todo en relación a ciertas disciplinas adivinatorias como la astrología, el tarot, los oráculos e incluso los tests de personalidad. Este experimento consistió en proporcionar a cada uno de sus alumnos un test de personalidad, exactamente igual en todos los casos. Sin embargo, cada uno de los alumnos se sintió reflejado y descrito perfectamente en el texto.
“Aunque cada uno de ellos era una persona independiente al resto y con personalidades y gustos muy distintos todos se vieron reflejados. Esto ocurre por la ambigüedad y las características propias de las personas”, recoge la psicóloga Desirée Infante.
Esto demuestra, subrayando además el hecho de que no se base en el método científico ni en ningún tipo de evidencia, que el eneagrama es, en realidad, una pseudociencia. “En el mundo de la psicología, donde nos basamos en evidencias y estudios replicables, el eneagrama es como un unicornio: atractivo y emocionante, pero finalmente inexistente”, afirma Real.
Por qué confiar en el eneagrama (o en cualquier pseudoterapia) sí te afecta
Vernos reflejados en un tipo de personalidad concreto puede limitar nuestro comportamiento justificándolo a través de un supuesto eneatipo al que pertenecemos, hasta el punto de comprometer nuestra toma de decisiones.
En este caso, “vamos a tomar como ciertas o dejar que nos influyan afirmaciones que poco tienen que ver realmente con nuestra personalidad y aún menos con nuestro futuro”, explica Infante, antes de recordar la importancia de evitar que las pseudociencias afecten a las decisiones de nuestra vida o a la percepción de nosotros mismos.
Además, tanto el efecto Forer como otras herramientas y fórmulas utilizadas por los precursores de pseudoterapias para ganar adeptos (sentimiento de culpa, miedo, esperanza en base a engaños…) tienen un objetivo en común: el lucro económico.
“Hay quienes han perdido grandes cantidades de dinero en astrología, adivinos o videntes, entre otros”, señala Infante. “El eneagrama solo es un sacacuartos que hace que la gente se gaste muchísimo dinero en libros, cursos, terapias y demás productos del embudo de venta de charlatanes”, concluye Real.
