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MALDITA CIENCIA

Preguntas y respuestas sobre las estatinas, medicamentos empleados para bajar el colesterol

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Claves
  • Las estatinas son un grupo de medicamentos muy habituales que se toman, siempre bajo control médico, para controlar los niveles de colesterol y para prevenir y tratar enfermedades cardiovasculares
  • Contenidos en redes alertan de que las estatinas pueden ser dañinas, que hay mejores estrategias para prevenir el colesterol alto o que se recetan por interés económico
  • En población en riesgo de enfermedad cardiovascular, los beneficios del tratamiento con estatinas superan sus efectos adversos y potenciales daños según, entre otros, la Universidad de Harvard o la Fundación Española del Corazón
 
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Se ha descubierto que los medicamentos para el colesterol, las estatinas, hacen daño al corazón. La única forma de bajar el colesterol es bajar los carbohidratos refinados. Déjense de estatinas”. Contenidos en redes sociales afirman que las estatinas, fármacos que reducen el nivel de colesterol en sangre, son dañinos y que es mejor dejar de tomarlos.

El uso de estatinas, como de cualquier medicamento, puede conllevar efectos secundarios, pero en los pacientes que las necesitan, los beneficios superan esos riesgos. De eso se encargan los servicios de farmacovigilancia tanto antes como después de su aprobación. Como con cualquier otro tratamiento, debe ser siempre un profesional de la salud quien decida si es adecuado tomar estatinas o dejar de tomarlas. En este artículo respondemos algunas preguntas habituales sobre estos medicamentos.

¿Qué son las estatinas y para qué se utilizan?

Las estatinas son un grupo de medicamentos que contribuyen a disminuir la cantidad de colesterol LDL (siglas en inglés de lipoproteínas de baja densidad, lo que coloquialmente se denomina “colesterol malo”); también pueden aumentar el colesterol HDL (siglas en inglés de lipoproteínas de alta densidad, el “colesterol bueno”); y reducir los niveles de triglicéridos (otro tipo de grasa presente en la sangre).

El colesterol LDL, el colesterol HDL y los triglicéridos son lípidos (moléculas de grasa) que el organismo procesa de diferente forma y cuyo impacto en el cuerpo humano es distinto. El primero, puede acumularse en las arterias y contribuir a problemas de salud. El segundo, transporta las moléculas de colesterol al hígado, para que sea eliminado. El tercero es el tipo de grasa más común en el organismo.

A qué tipo de pacientes se suelen recetar estatinas (siempre bajo control médico)

Existen distintos tipos de estatinas y cada una está recomendada para situaciones diferentes (página 3). Según explica este documento de información terapéutica del Sistema Nacional de Salud, las estatinas están indicadas para pacientes con unos niveles determinados de colesterol LDL (por encima de los 100 mg/dl, miligramos por decilitro) y que tengan diabetes o riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares de aquí a diez años.

Esto se estima en base a distintos factores: la edad, el sexo, el peso y la altura; si se pertenece a un grupo étnico con más riesgo; si se fuma; si existen antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular; si la propia persona ha sufrido anteriormente una enfermedad cardiovascular; la presión arterial; los niveles de colesterol y otras enfermedades que la persona tenga a la vez (insuficiencia renal, artritis reumatoide, diabetes, predisposición genética). Su prescripción debe ir acompañada de “modificaciones en estilos de vida”.

El consumo de estatinas ha aumentado de manera considerable en los últimos 11 años. Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), se ha incrementado en un 45%, pasando de las 76,2 dosis diarias por cada 1.000 habitantes en 2010; hasta las 110,6 en 2021. Esta tendencia también se da en países similares a España, según recoge este reportaje de Pablo Linde en El País.

¿Qué dicen los contenidos que circulan por redes sobre las estatinas?

Hay muchos contenidos en redes que las mencionan. Una narrativa apunta a que las estatinas interfieren con la creación de la coenzima CoQ10, “que la necesita el músculo del corazón” y que cuando esta falta, causa un daño al corazón. Esta narrativa suele estar acompañada de maneras “alternativas” de reducir el colesterol, bien mediante una alimentación sin carbohidratos refinados o con suplementos “naturales” como la cúrcuma, el diente de león, el astrágalo o el ajo.

Ejemplo de contenidos en TikTok donde recomienda “optar por suplementos y productos naturales” como cúrcuma, diente de león, astrágalo o ajo.

Otra narrativa indica que las estatinas son “uno de los peores medicamentos que se pueden tomar” por los “efectos adversos” que experimentan sus pacientes: “deterioro cognitivo, hematomas y dolor muscular, problemas de sueño, mareos y calambres”.

Ejemplo de contenido en TikTok donde dice que las estatinas son “uno de los peores fármacos que puedes tomar” por sus efectos adversos, y plantea el arroz de levadura roja como alternativa.

Estatinas y CoQ10: el descenso se alivia con suplementos (siempre bajo receta médica)

Existe amplia literatura científica que indica que las estatinas sí pueden hacer descender los niveles de CoQ10, pero hay estudios, revisiones y ensayos clínicos que apuntan a que este problema se puede aliviar recetando suplementos de CoQ10 en pacientes que toman estatinas o aconsejando al paciente a que consuma más alimentos ricos en esta coenzima, como frutas, verduras, frutos secos y pescado.

La CoQ10 es esencial para hacer que las células de nuestro organismo puedan utilizar la energía de los alimentos. Está presente de manera natural en las mitocondrias —el orgánulo responsable de proveer energía a las células— y en el núcleo de las células. Además, las mayores concentraciones de CoQ10 se encuentran en órganos que requieren mucha energía: corazón, riñones, hígado y músculos. La falta de CoQ10 en personas que toman estatinas puede hacer que aparezcan otros problemas de salud, principalmente dolores y molestias musculares. Por eso es habitual recomendar este tipo de suplementos a estos pacientes.

Otros efectos adversos: desaparecen al terminar el tratamiento (y los beneficios los compensan)

Como cualquier medicamento, las estatinas tienen efectos adversos, aunque la literatura científica apunta a que la mayoría de personas toleran bien estos fármacos conforme el organismo se adapta a ellos. Además, existe consenso científico en que los beneficios del tratamiento (siempre que haya sido recetado por un profesional sanitario) superan los riesgos y posibles daños de estos efectos adversos en pacientes que necesitan tomar estatinas, según indican la Universidad de Harvard, revisiones de literatura científica o la Fundación Española del Corazón.

La Fundación Española del Corazón destaca dos de esos efectos: síntomas musculares, que afectan a entre el 5 y el 20% de los pacientes; y alteraciones hepáticas, esta vez en menos de un 2%. Este documento del Sistema Nacional de Salud resume los efectos adversos en: dolor de cabeza, dolor abdominal, flatulencias, estreñimiento, diarrea, náuseas y vómitos. Cada principio activo, además, cuenta con efectos adversos concretos y con diferentes frecuencias.

Sobre los efectos mencionados, es cierto que están recogidos en los prospectos el dolor muscular, los problemas de sueño, mareos y calambres, agregando que los pacientes deben comunicar a su profesional de salud cualquiera de estos problemas si cursan con malestar y fiebre. El objetivo es confirmar que estos síntomas no están camuflando otro problema de salud sin relación con el tratamiento, como la artrosis.

Pere Álvarez, cardiólogo y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, explica que estos efectos adversos son “mucho menos frecuentes de lo que se cree”, especialmente en dosis medias-bajas, y se dan desde el inicio del tratamiento: “Quien no lo ha sufrido desde el principio, hay que sospechar otra cosa”.

Sobre deterioro cognitivo, tanto la literatura científica como el prospecto de simvastatina indican que “con rara frecuencia” se han reportado casos de pérdida de memoria, amnesia y confusión, especialmente en pacientes con dosis altas y continuadas, pero la mayoría de ellos son temporales o se resuelven cuando se termina el tratamiento.

Pseudorremedios alternativos sin evidencia científica y con riesgos

Los contenidos promueven la narrativa de que es mejor emplear soluciones “naturales” antes que tomar estatinas. Estos contenidos proponen reducir el consumo de los carbohidratos refinados, la cúrcuma, el diente de león, el astrágalo, el ajo y el arroz de levadura roja.

Ninguno de estos supuestos remedios están basados en evidencias científicas, y es peligroso para las personas que toman estatinas por indicación médica dejar ese tratamiento y optar por estos pseudorremedios sin eficacia probada. Existe amplia literatura que demuestra que quienes dejan de tomar este fármaco durante su tratamiento e indicación médica tienen más riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como este trabajo en Francia y este otro en Dinamarca.

Lo que sí es cierto es que tanto para las personas con enfermedades cardiovasculares como para la población sana en general resulta beneficioso reducir el consumo de carbohidratos refinados (presentes en productos ultraprocesados, cuyo impacto en la salud es muy negativo) y mantener una dieta basada principalmente en alimentos de origen vegetal. Esto sirve, entre otras cosas, para reducir el riesgo y prevenir precisamente las enfermedades cardiovasculares, lo cual a su vez reduce la probabilidad de terminar necesitando tomar estatinas.

En cualquier caso, recordamos que ningún alimento, por sí solo, es un tratamiento efectivo contra ninguna enfermedad ni debe sustituir a las indicaciones de un profesional de la salud.

¿Qué debes hacer si tomas estatinas y esto te preocupa?

Si tomas estatinas y algo que te encuentras por redes te causa inquietud, consulta a tu profesional sanitario de referencia, alguien que conozca tu caso particular, tus antecedentes médicos y los de tu familia. Las estatinas son medicamentos cuyas indicaciones varían según el tipo de enfermedad cardiovascular que se quiere prevenir y que dependen de gran cantidad de factores. Tienen efectos adversos conocidos que, como hemos dicho, no superan el beneficio que suponen para los pacientes que las necesitan.

Evita tomar decisiones sobre tratamientos médicos (con estatinas o con cualquier otro medicamento) por tu cuenta y consulta con el profesional sanitario que te los haya prescrito.

Estatinas e intereses empresariales de las farmacéuticas

Otra narrativa en redes pone el acento en los “beneficios empresariales” que generan las estatinas a las farmacéuticas. A esto, comentan que el problema del colesterol es ”un engaño de hace más de cinco décadas” que se usa para vender más fármacos. Estos contenidos apuntan al beneficio económico de quienes fabrican estas medicinas como algo negativo y que podría estar creando una ‘sobremedicación’ de estatinas para vender más pastillas.

Ejemplos de contenidos sobre los intereses empresariales en las estatinas.

Lo primero de todo: estos beneficios económicos existen. Las estatinas son los fármacos contra el colesterol más vendidos y recetados en el mundo y se estima que movieron unos 15.000 millones de dólares en 2022, con pronósticos que elevan hasta los 22.210 millones de dólares para el año 2030. Como comparativa, el paracetamol —el medicamento contra el dolor más usado del mundo y uno de los más baratos de farmacia— se estima que movió unos 731 millones de dólares en 2022.

Esta es una preocupación sobre la que también se ha pronunciado la comunidad científica. Un editorial de la revista científica BMJ solicitaba a las farmacéuticas más transparencia en los datos de ensayos clínicos y estudios para evitar una prescripción “rutinaria” de estatinas. Esto es, evitar recetar estos medicamentos a quienes no los necesitan. Esta misma revista también recoge análisis, revisiones y comentarios que indican que las estatinas apenas tienen beneficios para la salud en pacientes sin enfermedad cardiaca, y sí potenciales riesgos por sus efectos adversos.

A su vez, profesionales científicos y médicos responden que la evidencia sobre las estatinas debe interpretarse correctamente e indicarse a pacientes que realmente están en riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Una de las respuestas más destacadas es esta revisión de The Lancet que recoge ensayos clínicos sólidos que muestran los beneficios de las estatinas en quienes los necesitan y señala que estos fármacos son bien tolerados, con efectos adversos que, a veces, se sobredimensionan.

Independientemente de este beneficio empresarial, las estatinas están incluidas en la listas de fármacos esenciales de la Organización Mundial de la Salud y se estima que todas las regiones del planeta, países de altos y bajos ingresos, requerirán de estatinas para sus poblaciones, aunque en la actualidad cuentan con un acceso desigual a estos fármacos.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes Pere Álvarez, cardiólogo.

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