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MALDITA CIENCIA

Cuidado con los bulos que usan un estudio sobre calidad del semen tras vacunarse de COVID-19

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Claves
  • Un estudio observó que dos parámetros del semen (concentración de espermatozoides y conteo de células) descendían temporalmente tras vacunarse contra la COVID-19
  • Los valores nunca descendían por debajo de los valores de referencia de la OMS y luego se recuperaban con normalidad
  • Los autores apuntan que puede ser una respuesta inmune sistémica, como la que se da con la fiebre y que se sabe que afecta de manera temporal a la calidad del semen

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“Ya es oficial, y ya dejamos de ser ‘negacionistas’ y ‘conspiranoicos’: PFIZER reconoce públicamente por primera vez que su terapia mRNA (mal llamada ‘vacuna covid’) perjudica gravemente el semen y la fertilidad. Insisto: Cuando sales del MATRIX no hay vuelta atrás”. Quizá te hayas encontrado con este mensaje en redes sociales y canales de mensajería como Telegram, donde se habla de que la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer afecta a la calidad del semen y la fertilidad. Estos mensajes citan un estudio científico publicado en la revista Andrology titulado “La vacunación contra la COVID-19 con BNT162b2 (Pfizer/BioNTech) perjudica temporalmente la concentración de semen y el recuento total de células móviles en donantes de semen”.

Pero la gravedad que intentan mostrar estos contenidos en redes no se corresponde con lo que apunta el estudio. Dos de los parámetros estudiados (concentración de espermatozoides y conteo de células) descienden tres meses después de la vacunación, pero siempre dentro de los valores de referencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y después vuelven a su estado normal. Las evidencias apuntan a que la causa más probable es la respuesta inmunitaria sistémica, similar a la de pasar por una fiebre o un resfriado. Por último, un descenso de estos dos parámetros no tiene por qué afectar a la fertilidad.

No es la primera vez que en Maldita.es hemos desmentido bulos que relacionan fertilidad y vacunas COVID-19. Por ejemplo, no hay pruebas de que pueda producir “impotencia sexual y calvicie” ni evidencias de que provoque esterilidad. Os contamos en profundidad.

Lo que dice el estudio

El estudio al que hacen referencia los mensajes por los que nos habéis preguntado tiene el objetivo de investigar el efecto de la vacuna de Pfizer contra la COVID-19 en el semen. Para ello, emplea datos de 37 donantes de semen, de los que se estudian cuatro parámetros: el volumen de semen, la concentración y motilidad (capacidad de movimiento) de los espermatozoides y el conteo de células. Estas variables se evalúan en cuatro periodos diferentes: antes de la vacuna (que sirve como valor de control y para comparar), entre 15 y 45 días después de recibir las dos dosis, entre 75 y 120 días después y una vez transcurridos más de 150.

Así, los resultados revelan que la concentración de espermatozoides descendió un 15,4% en el segundo periodo (el de 75-120 días), lo que también conlleva una reducción en el conteo de células del 22,1%. No se observaron cambios significativos en el volumen de semen ni en la motilidad de los espermatozoides, tampoco en ninguno de los parámetros para el primer periodo (15-45 días).

Ahora bien, a pesar de los cambios detectados en la concentración de espermatozoides y conteo de células entre los 75 y los 120 días posteriores a la vacuna, el estudio registra que todos los parámetros recuperan sus valores iniciales 150 días después de la pauta completa, lo que los investigadores afirman que es “una demostración de recuperación a largo plazo tras la vacunación”.

En la discusión de los resultados, el equipo de investigadores plantean que la causa más probable es que los efectos adversos que puede causar la vacuna (fiebre, dolor, enrojecimiento o hinchazón en el lugar de la vacunación) generen una respuesta inmune sistémica que afecta al esperma. De hecho, hay mucha literatura científica sobre cómo las enfermedades que cursan con fiebre afectan a la calidad del semen.

Sin relación con la vacunación, en los trabajos que estudian la relación entre infección por COVID-19 y disfunción sexual e infertilidad en varones, algunos investigadores proponen añadir como complicaciones a largo plazo de la enfermedad. No es el caso del estudio referido a la vacunación y a la calidad del semen al que nos estamos refiriendo, en el que los autores destacan que todos los valores se recuperan después de la vacunación.

El estudio también reconoce ciertas limitaciones. La más destacada es que los participantes son donantes de semen y no una representación de la población en general, donde podrían encontrarse personas con problemas de fertilidad. El primer autor del artículo, Itai Gat, médico del Hospital Shamir en Tzrifin (Israel), responde por correo a Maldita.es que los donantes de semen son “una población única” ya que sus parámetros iniciales “son mucho mejores que los de la población general”. Como comparativa, menciona que los estudios sobre el corazón realizados en atletas “tampoco pueden compararse con la población general, ya que su función cardiaca es mucho mejor”.

Los parámetros de semen estudiados quedaron dentro de los valores de referencia de la OMS

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció en 2010 su última actualización de los valores referenciales para el semen humano. Estas referencias ofrecen datos sobre el pronóstico de fertilidad de la población, la calidad del semen de una persona y el diagnóstico de infertilidad.

Según explica a Maldita.es Ignacio Moncada, jefe del Servicio de Urología del Hospital de La Zarzuela y presidente de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva, la disminución de los valores del estudio de Andrology es “una bajada discreta” y, más importante, “que no hace que los niveles caigan por debajo de los valores normales establecidos por la OMS, por lo tanto, no tiene impacto sobre la fertilidad”. “Es casi algo anecdótico, ya que se recuperan los valores previos en unos meses”, resume.

Por otro lado, Moncada detalla que incluso si hubiera un descenso notorio en alguno de estos parámetros, “eso no indica inequívocamente que se vea afectada la capacidad fértil” ya que “esta depende de muchos factores y no hay una relación directa”. Al igual que plantean los autores del estudio, el urólogo apunta a que cuando hay infecciones virales o procesos que discurren con fiebre, estos parámetros del semen descienden, “pero esto no tiene impacto en la fertilidad”. “Más impacto tiene, por ejemplo, no vacunarse y morirse”, concluye.

Otros estudios no han encontrado estos resultados: hacen falta más investigaciones

No es el primer estudio que observa la calidad del semen tras la vacunación. Por ejemplo, este trabajo publicado en JAMA con datos de 45 voluntarios de la Universidad de Miami (EEUU) no observó descensos en los parámetros del esperma (los mismos que emplea el primer estudio) 70 días después de recibir vacunas de ARN mensajero.

Otro trabajo científico publicado en Frontiers in Public Health evaluó si cambiaban los parámetros de semen en personas que asistían a clínicas de fertilidad y estuvieran intentando técnicas de reproducción asistida. En este estudio se tuvieron en cuenta tanto las vacunas de ARN mensajero como las de vector viral (Oxford/AstraZeneca). Tampoco se observaron cambios en la calidad del semen de estas personas. Los autores concluyeron que estas vacunas “deben considerarse seguras para la salud reproductiva de los hombres”.

Gat responde que, a diferencia de los otros dos trabajos, su estudio incluye varias muestras por donante y un seguimiento más prolongado: “La producción de esperma fluctúa mucho, en general, por lo que la forma de superar esta variabilidad es obtener muchas muestras repetidas. Además, como la producción de esperma humano dura unos 74 días, para ver el impacto de la vacunación los análisis de semen deben hacerse durante tres meses después de la inyección”.

El hecho de que un estudio encuentre ahora que varios parámetros del esperma sí cambian de manera temporal expone una de las bases de la ciencia: la reproducibilidad, la capacidad de repetir un experimento con la misma metodología y que den los mismos resultados. Que un solo estudio consiga ser realizado, revisado y publicado no le da una validez absoluta a sus conclusiones. Así, se necesitarán más investigaciones sobre este tema para confirmar que los resultados se ajustan a la realidad.

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