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MALDITA CIENCIA

Sin temer a las alturas, ¿puedo sentir miedo si quien está ‘en lo alto’ es otra persona, debido a un 'vértigo empático'?

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Para los despistados, dato: Maldita.es colabora diariamente en Julia en la Onda, el programa que presenta la periodista Julia Otero en Onda Cero. Hacemos este pequeño inciso ya que es precisamente el porqué de otra de las preguntas del consultorio esta semana. El tema surgió en una conversación en directo: ‘vértigo empático’ [min. 04:30]. ¿Qué es? ¿Existe ‘tal cual’ esa denominación? Lo cierto es que el concepto ‘vértigo empático’ como tal no se considera un trastorno mental ni se recoge en ninguno de los manuales oficiales que los recopila

Pero, situémonos: ¿alguna vez has sentido miedo por quien estaba limpiando los cristales de un edificio de altura considerable? ¿O por alguien cruzando un puente aparentemente inestable, también a bastante distancia del suelo? ¿O por quien se ha acercado demasiado al borde de un barranco? Si a pesar de que experimentar ‘en tus propias carnes’ situaciones similares no te asuste, sí te ‘acongoja’ ver en ellas a otras personas, sabes a lo que nos referimos cuando hablamos de ‘vértigo empático’. La causa, al no estar recogida en manuales médicos y según los expertos consultados por Maldita.es, podría ser la hiperempatía (es decir, de uno de los rasgos de la personalidad de quien lo experimenta). 

Lo primero es llamar a las cosas por su nombre. El término científico que designa el miedo a las alturas es ‘acrofobia’, no ‘vértigo’. El vértigo en realidad es esa sensación de pérdida de equilibrio y de mareo que puede ocurrir como consecuencia y síntoma de la acrofobia. Es decir, el miedo a las alturas puede incluir el vértigo, pero no son lo mismo

Hablando de clasificación, la acrofobia es un ejemplo de lo que la quinta y más reciente edición del Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM V, por sus siglas en inglés) califica como ‘fobias específicas’ en referencia al “miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación específica”. Entre los ejemplos propuestos, el DSM V incluye precisamente la fobia a las alturas, junto a otras como volar, a las inyecciones o a la sangre

Las consecuencias o síntomas de la acrofobia, como el resto de miedos irracionales, no son igual de intensas en todos los casos: pueden manifestarse en un rango que incluye desde  ciertas molestias o incomodidad hasta un trastorno de ansiedad importante, que afecte a la vida cotidiana (y que, eso sí, se puede tratar). 

Pero, ¿qué sucede cuando nosotros no tenemos miedo a las alturas pero sí nos asusta ver a una persona en esa situación? “Yo diría que es un ejemplo de exceso de empatía o hiperempatía, considerada una característica de la personalidad”, explica a Maldita.es Elena Herráez, psicóloga miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COP). “Es propia de personas con una gran sensibilidad para captar las emociones y el sufrimiento de los demás, pudiendo verse afectados como si lo estuvieran viviendo de una forma directa”, añade. 

Precisamente ‘empatía’ es la respuesta que José de Sola, psicólogo en De Salud Psicólogos, propone a Maldita.es como explicación a situaciones similares. “La verdad es que, en el tema del vértigo, no lo había oído nunca, pero no digo que no exista: hay veces que copiamos o nos asustamos con los síntomas de otros y, más o menos, los reproducimos. Puede pasar en algunos casos, pero no es muy frecuente”, señala. 

Además, en cuanto a quiénes pueden experimentar esta sensación, coincide con el perfil que proponía Herráez: “La hiperempatía suele darse en gente hipocondríaca, miedosa, muy sensible o que se sugestiona con facilidad; gente que sí que puede observar dolores en otros y acabar sintiéndolos y reproduciéndolos por sugestión”. 

En caso de que nos encontremos en un contexto similar, en el que temamos por la altura a la que se encuentra otra persona, la recomendación de Herráez es intentar separar lo que son nuestras emociones de las que proceden del otro. Parece de cajón, pero esto supone intentar que su miedo o vértigo, en este caso, no nos contagie. “Y, sobre todo, si la situación sí que supone un peligro real para la persona que tenemos al lado, coger perspectiva para saber qué es lo que verdaderamente puedo o tengo que hacer en ese momento, sobre todo si necesita una respuesta rápida”, concluye la experta. 

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