Cómo nos gustan los viernes, malditas y malditos. Y si vienen acompañados de nuestro consultorio científico (que es lo que pasa cada semana), más aún. Como cada día previo al fin de semana, venimos a poner fin a vuestras dudas, cuestiones y preguntas que tengan algo que ver con lo nuestro: la ciencia. ¿Que si te presentamos a los elegidos de esta semana? Faltaría más: arrugas, depósitos en reserva, duchas pre y post baño en la piscina y tapones en los oídos.
Espera, espera... ¿Que aún tienes esa inquietud que te ronda la cabeza? ¡Plantéala, que para eso estamos! El cómo es fácil: puedes hacerlo por Twitter, Facebook, correo electrónico ([email protected]) o a través de nuestro chatbot de WhatsApp (¡guárdate el número! +34 644 22 93 19). Por nuestra parte, todo dicho. ¡Al lío!
¿Por qué nos salen arrugas en la cara?
Dicen que, si no tienes arrugas, 'es que no te has reído lo suficiente' y, aunque no hayamos sacado esta afirmación de un paper sobre dermatología ni la haya pronunciado un experto en la materia, lo cierto es que lleva algo de razón. Esta semana nos habéis preguntado el porqué de las arrugas faciales, cómo se crean estas marcas de la piel. Lo cierto es que hay varios factores que intervienen en el proceso, en especial los gestos y expresiones de la cara, sobre todo si se repiten y mantienen en el tiempo (de ahí el haber o no reído lo suficiente), el aumento de laxitud de los ligamentos que sostienen las zonas del rostro donde se acumula la grasa y la composición de la propia piel.
Por todo ello, para explicar el porqué de determinado pliegue facial, “habría que ver de qué tipo de arrugas hablamos”, como puntualiza Inés Escandell, dermatóloga estética, parte del equipo de Dermotheque y maldita que nos ha prestado sus superpoderes. “Lo normal es que en edades tempranas, entre los 25 y los 30 años, empiecen a formarse arrugas dinámicas, perceptibles solo durante el tiempo que dura una determinada expresión. Es lo que ocurre cuando se ven esas marcas en la frente al levantar las cejas o en el entrecejo al fruncir el ceño”, explica la experta.
Es a partir de entre los 30 y 35 años aproximadamente cuando esas arrugas comienzan a marcarse sin necesidad de gesticular. En ese caso, ya no nos referiremos a arrugas dinámicas, sino estáticas: las permanentes que se han ido formando por las expresiones de nuestra cara durante años. Es por eso por lo que, en palabras de Escandell, suelen coincidir “con esas líneas de movimiento”, como sucede en el surco nasogeniano (el ‘pliegue’ entre la nariz y las mejillas que rodea la boca) o las marcas que recorren la zona de los labios hasta la el mentón (líneas de marioneta).
Hay otro tipo, las que se originan al dormir, como las arrugas verticales de la frente, alrededor de la nariz o en el escote si descansamos de lado. “Al dormir, puede que pleguemos la piel de alguna de estas zonas. Si mantenemos ese pliegue durante muchos años, al repetir la postura, al final ocurre lo mismo que en el caso de las arrugas de movimiento”, señala Escandell.
Pero, ¿es solo culpa de la repetición? ¿Únicamente de reir o el enfurruñarnos con frecuencia, haciendo que nuestra cara se haga eco de ello? ¿De ser fieles a la misma postura al descansar? No, también de la laxitud de los ligamentos de la zona (arrugas gravitatorias) y de la composición de la propia piel, que pierde fibras de colágeno y elastina con los años.
Por un lado, los ligamentos que mantienen la grasa profunda de nuestra piel van perdiendo tensión, se van volviendo cada vez más laxos: “De niños, la grasa que tenemos en la cara está muy bien distribuida, en su sitio. Con el tiempo, se va desplazando hacia abajo, debido a la pérdida de tersidad de los ligamentos que sostienen estos compartimentos grasos (las zonas de la cara donde tenemos dividida la grasa)”, indica Escandell.
Por otro, al envejecer, la piel va perdiendo fibras de colágeno y elastina y con ello esa capacidad de volver a la situación original cuando cesa la fuerza que la ha desplazado (el gesto o la postura, por ejemplo).
En definitiva, con la edad, la piel “ya no es tan elástica”. “En cualquier movimiento repetido en el tiempo, la piel tiende a adoptar esa nueva posición, tanto por repetición como por pérdida de elasticidad, haciendo que se marquen las arrugas” en este caso, mixtas, concluye la experta.
También factores como la exposición a luz ultravioleta o el tabaquismo pueden adelantar y aumentar la aparición de arrugas en el rostro, como señalan tanto el Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento (NIA, por sus siglas en inglés) de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos como la Clínica Mayo.
¿Por qué es importante ducharse antes y después de entrar en una piscina?
Llegas a la piscina sudando. Tu objetivo está cerca: darte un chapuzón para refrescarte. Pero los carteles te avisan que antes debes darte una ducha. No lo entiendes: al fin y al cabo, en estas instalaciones se utiliza cloro precisamente para desinfectar el agua, ¿no? Además, también te recomiendan ducharte tras salir de la piscina. Tienen razón: no son consejos absurdos.
La ducha previa al chapuzón es sobre todo por higiene, aclara a Maldita.es la dermatóloga y maldita Inés Escandell: “Se exige en piscinas comunitarias en las que entran varias personas al día para retirar productos que puedan contaminar la piscina o suciedad que pueda afectar al agua”. Y no, aunque este gesto te refresque antes de meterte al agua, posiblemente más fría que la temperatura ambiente, no tiene nada que ver con el corte de digestión. Como ya explicamos en Maldita.es bañarte después de comer no hará que se te corte la digestión y aumente el riesgo de ahogamiento.
En cambio, la ducha 'posbaño' tiene su razón de ser en la salud cutánea. “El cloro es un irritante para nuestra piel y en algunos casos especiales, como ocurre en pacientes con dermatitis atópica, solo un baño en una piscina con cloro ya podría desencadenar un brote”, señala Escandell.
Con la ducha tras el baño, “nos aseguramos que retiramos los irritantes en contacto con nuestra piel de la forma más precoz posible y así evitamos la sensación de irritación, sequedad, tirantez y, en los individuos predispuestos a ello, prevenimos la dermatitis”.
¿Cómo podemos evitar que se nos taponen los oídos con agua al bañarnos y qué trucos hay para eliminarlos?
Otra cuestión sobre baños que nos habéis hecho es cómo prevenir que entre agua en nuestros oídos en la piscina y en el mar y si pasa cómo deshacer estos tapones.
Braulio Correa, otorrinolaringólogo del Hospital de Monforte de Lemos (Lugo) y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, aclara a Maldita.es que es normal que entre agua en los oídos al bañarse. Este agua puede generar molestias leves, sobre todo si el oído tiene algún problema como tapones de cera o el conducto se ha estrechado por lesiones, añade Correa, quien añade que también puede generar una infección de la piel del conducto auditivo, la llamada otitis externa.
Una opción para evitar la entrada de agua en los oídos podrían ser los tapones o protectores auditivos. Ahora bien, un estudio analizó esta opción y concluyó que la intrusión ocurrió incluso con ellos puestos. Así que no parece ser una herramienta muy útil.
Eso sí, si nos bañamos en agua muy fría pueden ser una opción interesante, porque es posible que el líquido provoque con más probabilidad lesiones que cierren el conducto auditivo que si el agua está templada. “Siempre va a entrar mucha menos agua”, incide el otorrino.
La entrada de agua puede ser perjudicial si tenemos alguna enfermedad del oído, como la otitis externa o una perforación timpánica. Por otro lado, si nos han colocado tubos de drenaje, que se utilizan para resolver algunas otitis, el agua puede provocar supuración del oído. En ese caso será necesario tratarla con gotas. Correa desaconseja bucear o zambullirse a las personas con tubos de drenaje, limitando la actividad al nado. Los tapones podrían disminuir muy levemente la supuración, aunque sólo durante el primer mes.
Y, ¿qué hacemos para sacar el agua una vez haya entrado? El experto aclara que existen trucos caseros como girar la cabeza para poner el oído hacia abajo un rato, bloquearlo con la palma de la mano y separarla haciendo el vacío, saltar con el oído hacia abajo… Correa añade que se puede usar un secador de pelo pero con aire templado para evitar que produzca vértigo. Otra opción es usar alcohol rebajado introducido con una jeringuilla.
Si no sale el agua con estos métodos, debemos acudir al personal sanitario: puede haber un tapón de cera que debe ser extraído, como aclara el otorrino. También es recomendable buscar asistencia sanitaria si aparece dolor, que podría deberse a una otitis externa.
Por último, aconseja revisarse los oídos antes de ir a la playa o la piscina para descartar enfermedades o la presencia de un tapón de cera. Como ya hemos explicado, este podría molestar e impedir que el agua salga.
¿Es perjudicial llevar el coche en reserva?
Si sueles conducir (y más en verano, una de las épocas del año donde más aumenta el tráfico en las carreteras españolas), se te habrá encendido más de una vez el piloto de reserva, recordándote que el tanque de combustible está en las últimas. Cuando esto ocurre, podrás conducir como mínimo unos 45 kilómetros más antes de que se vacíe el depósito, aunque esta distancia puede oscilar según el tamaño del vehículo (y de su depósito), el tipo de recorrido, el estado del tráfico o lo cargado que vaya el maletero, según explica este artículo la revista especializada en automóviles Auto Bild. Ahora, la pregunta: ¿es malo llevar el depósito en este estado —sin que llegue a vaciarse, obviamente—? Pues lo cierto es que sí. Te contamos los motivos.
En primer lugar, conducir habitualmente con el depósito en reserva puede ser perjudicial para el motor del coche. Según explica la Asociación de Talleres de Madrid (ASETRA) en este artículo, cuanto menos carburante quede en el tanque, más esfuerzo tiene que hacer la bomba de combustible para llevarlo a través de los filtros y conductos hasta los cilindros del motor. “Es muy parecido a beber con una pajita: cuanto menos agua queda en el vaso, más fuerza hay que hacer y esto sobrecarga la bomba, que podría quemarse”, detalla la asociación.
Si la bomba de combustible requiere hacer más esfuerzo, aparte de calentarse más, puede ocasionar una succión más defectuosa, lo que lleva a que burbujas de aire se cuelen en el circuito, “perjudicando la refrigeración (se calienta más el circuito del motor) y empobrece la mezcla de aire y combustible”, explica Motorpasión, medio especializado en el mundo del motor.
Por otro lado, la propia DGT señala que llevar el coche en las mínimas de carburante puede provocar que las impurezas y la suciedad, que se sedimentan en la parte más baja del depósito (entre otros sitios, dependiendo de si el vehículo es gasolina o gasóil, según un estudio de BP), “lleguen motor y causen daños en la bomba o los inyectores”, piezas bastante caras de reparar y/o sustituir.
Además de ser perjudicial para el coche (y colateralmente, para nuestro bolsillo), llevar el vehículo en reserva genera más estrés para la persona que conduce: está más pendiente del nivel de carburante en el salpicadero o de buscar una gasolinera cerca, lo que altera la forma de conducir y puede no estar adecuada a las circunstancias del tráfico. “Vamos más despacio y a bajas revoluciones para ahorrar combustible. Somos un peligro para los demás y para nosotros mismos”, resume ASETRA.
Y si es perjudicial llevar el coche en reserva, ¿cuándo es recomendable parar a repostar? Por un lado, la DGT indica que lo mejor es antes de que se encienda el testigo de reserva, mientras ASETRA aconseja circular por encima de un cuarto de depósito, fijándonos más en el indicador de nivel, que ofrece “una medición es mucho más real que la que el ordenador de a bordo”.
Por último, debemos recordar que si agotamos por completo el combustible de nuestro coche, además de la faena que supone quedarse tirado en carretera, puede conllevar una multa. Aunque el Reglamento General de Circulación no sanciona de por sí la falta de carburante, sí hay artículos de esta ley que no se pueden cumplir si no llevamos algo de combustible en el depósito: estacionar en un lugar correspondiente salvo caso de avería o accidente (artículo 90) y conducir con diligencia y precaución (artículo 3).
Sobre el primero, es obvio comentar que, sin gasolina, es complicado o imposible aparcar en un sitio adecuado. En cuanto al segundo, conducir un vehículo con un motor parado y que se mueve por inercia puede ser un elemento sin control en carretera, lo que puede ser sancionado como conducción negligente.
Antes de que os vayáis...
Como todas las semanas llegados a este punto nos gustaría recordaros que estamos aquí para resolver todas las dudas y preguntas que tengáis respecto a información científica, pero que si lo que te inquieta tiene que ver con un diagnóstico, tratamiento o afección personal, lo único que podemos aconsejarte es que acudas a un profesional sanitario que conozca personalmente tu caso y pueda tratarte adecuadamente.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes Inés Escandell y Braulio Correa.
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