Habitualmente cuando ocurre un caso mediático de violencia que involucra normalmente a jóvenes hay personas, también desde medios de comunicación, que responsabilizan de esos actos a los videojuegos violentos. Pero la literatura científica recoge estudios a favor y en contra de esta posible correlación y la Asociación Estadounidense de Psicología afirma que no hay evidencia suficiente para establecer una relación causal entre estos videojuegos y conductas violentas.
No hay suficiente evidencia para apoyar que los videojuegos causen violencia
En el año 2020, la Asociación Estadounidense de Psicología (APA por sus siglas en inglés) reafirmó su postura de que "hay insuficiente evidencia científica para apoyar que haya una relación causal entre los videojuegos violentos y la conducta violenta". Su presidenta Sandra L. Shullman afirmó que "atribuir la violencia a los videojuegos no es científicamente sólido y desvía la atención de otros factores, como los antecedentes de violencia, que sabemos por las investigaciones que son un importante factor de predicción de la violencia futura".
La resolución de la APA señala que hay "una asociación pequeña y fiable entre el uso de videojuegos violentos y resultados agresivos, como gritos y empujones. Sin embargo, estos resultados de la investigación son difíciles de extender a resultados más violentos".
Pablo Barrecheguren, neurocientífico, divulgador científico y autor del libro 'Neurogamer: Cómo los videojuegos nos ayudan a comprender nuestro cerebro', explica a Maldita.es que aunque sí es posible encontrar algunos artículos científicos que asocian jugar a videojuegos violentos con el desarrollo de comportamientos violentos, "lo que ocurre es que casi todos los estudios científicos que encuentran esa asociación tienen algunos años pero en los últimos tiempos hay un creciente número de estudios que dicen lo contrario, que no hay relación entre jugar a estos juegos y comportamientos violentos".
Estos nuevos estudios, aclara Barrecheguren, "son más sólidos porque se apoyan en técnicas más potentes como la neuroimagen. Estas nuevas técnicas permiten ver si hay cambios en el cerebro asociado a jugar a videojuegos violentos y los estudios de neuroimagen no encuentran estos cambios. La postura actual es que no hay relación entre jugar a videojuegos violentos y los comportamientos violentos".
El catedrático del departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, José C. Perales, ha explicado en Twitter que "el uso de videojuegos ni causa conductas violentas ni correlaciona con el nivel de bienestar. Y, si acaso, los jóvenes y adolescentes actuales presentan niveles de autocontrol ligeramente superiores a los de generaciones anteriores. En ningún caso inferiores".
Estudios que sí ven relación y causalidad entre los videojuegos violentos y las actitudes agresivas
Este asunto lleva décadas siendo analizado por los científicos. Ya en 1984 un estudio analizó la relación entre el consumo de videojuegos y de programas de televisión violentos y las agresiones y concluyó que los videojuegos "ni son la amenaza que muchos de sus críticos han descrito ni están necesariamente exentos de posibles consecuencias negativas".
Más recientemente, un metaanálisis, es decir, una revisión de los resultados de los estudios científicos publicados sobre un mismo tema aplicando técnicas estadísticas, del año 2014 tras analizar 98 estudios independientes con casi 37.000 participantes concluyó que los viodeojuegos violentos incrementan las agresiones y variables asociadas con la agresión, estableciendo una relación de causa y efecto a corto y largo plazo entre la exposición a videojuegos violentos y comportamientos y actitudes agresivas.
Otro estudio científico, este publicado en 2019, encontró una correlación positiva entre la exposición a videojuegos violentos y la agresión adolescente pero también que el entorno familiar moderaba este efecto. Pero, como ya explicamos, correlación no es causalidad.
Estudios que no ven relación entre los videojuegos violentos y las agresiones
En cambio, un trabajo científico publicado también en 2019 analizó el efecto a largo plazo de los videojuegos violentos y no encontró efectos negativos observables, tampoco relacionados con las agresiones. Es la misma conclusión de otro estudio de 2019 realizado en Reino Unido sobre los videojuegos violentos y la conducta agresiva de los adolescentes.
¿Cómo se explica esta discrepancia? Un artículo científico publicado en 2020 señala que otras investigaciones anteriores "sufrieron de una tasa elevada de falsos positivos" y que nuevos estudios sugieren que los videojuegos agresivos tienen poco impacto en la ámbito de las agresiones efectuadas por los jugadores. También indica que metaanálisis previos sobreestimaron la evidencia de los efectos negativos. Un año antes el mismo autor publicó un estudio longitudinal con 3.034 jóvenes y concluyó que los videojuegos agresivos no son un factor de riesgo para futuras agresiones en jóvenes. En 2021 publicó los resultados de otros dos experimentos que no encontraron un incremento de comportamientos agresivos por exponerse a estos videojuegos.
Por lo tanto, como algunos estudios sí relacionan los videojuegos violentos con las agresiones y otros más recientes y más robustos no, la Asociación Estadounidense de Psicología considera que no hay evidencia suficiente para concluir que hay un vínculo causal entre estos videojuegos y conductas violentas.
Primera fecha de publicación de este artículo: 14/07/2021