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MALDITA CIENCIA

Gatos de tres colores, propiedades nutricionales del aceite de colza y género en ensayos clínicos. Llega el consultorio 141º a Maldita Ciencia

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¡Muy buenos días, malditas y malditos! Un viernes más os damos la bienvenida a nuestro consultorio, la herramienta definitiva para resolver desde esa dudilla que se te pasa a veces por la cabeza, a diferentes y trascendentales cuestiones científicas como si es cierto que solo las gatas pueden ser de tres colores (sigue, sigue leyendo, que más abajo te lo contamos).

Antes de ponernos manos a la obra, recordad que nos podéis hacer llegar todas las dudas que se os ocurran por TwitterFacebook, correo electrónico ([email protected]) o a nuestro chatbot de WhatsApp (¡guárdate el número! +34 644 22 93 19).

¿Es verdad que solo las hembras de gato pueden tener tres colores?

Una de las preguntas que nos habéis propuesto esta semana a través de Twitter es si es cierto que solo las gatas (y no los gatos) pueden llegar a presentar tres colores diferentes en su pelaje. Aunque esto no puede afirmarse con rotundidad, ya que hay casos excepcionales en los que un gato macho puede presentar tres colores, sí que hay parte de verdad. La respuesta está en que el gen responsable del color negro y naranja en los gatos está en el cromosoma sexual X. 

"Los gatos tricolores (de color naranja, negro y blanco) pueden presentar tres patrones de color. El patrón carey o tortuga con mezcla asimétrica de pelos de color negro, naranja y con menor, densidad, blanco; calicó, con los mismos tonos, pero las manchas de cada color no se mezclan entre ellas (cada color está perfectamente separado) y el atigrado, con los tres colores mezclados, pero formando franjas o rayas. No se trata de razas, sino de un determinado patrón de color resultado de su propia genética", explica a Maldita Ciencia Mercedes González, veterinaria y maldita que nos ha prestado sus superpoderes.

En los gatos con este aspecto, los colores negro y naranja vienen dados por el cromosoma sexual X, doble en las hembras (XX) y en una sola dosis en los machos, (XY). Es por ello por lo que, en su práctica totalidad, los individuos de tres colores serán hembras: cada uno de los cromosomas X sería responsable de un color, ya sea anaranjado o negro, dependiendo del alelo (cada una de las alternativas en las que puede manifestarse un gen) que presente. 

Como explica este artículo de Naukas, que además aparezcan manchas blancas en una gata naranja y negra depende de otro gen (en este caso no está en el cromosoma X) que determinará que los pelos del animal tengan o no pigmento.

Ahora bien, existe una excepción. En casos concretos, los machos pueden tener un cromosoma X extra (XXY). Son machos, pero pueden ser calicós, al tener dos cromosomas X. Eso sí, la probabilidad es mínima, entorno al 0,03%.

Según afirma en este artículo Marty Becker, profesor adjunto en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Estatal de Washington y de la Universidad Estatal de Colorado, “la combinación XXY es una rareza genética que ocasionalmente aparece en gatos (también personas)”. “Si ambos cromosomas X llevan el modelo del calicó, estaremos ante un gato raro: un calicó macho (y probablemente estéril, por la anomalía genética)", añade. 

Añade que estos animales con cromosomas sexuales XXY se denominan machos Klinefelter, en honor al médico que describió por primera vez la afección. "Se produce porque durante la meiosis (una de las formas de reproducción celular) o en las primeras divisiones del cigoto después de la fecundación se produce un error y el cromosoma X no se separa por completo y se duplica. El fenotipo de estos gatos es el de un macho, pero son estériles con una probabilidad muy alta", indica González.

Si quieres saber más sobre este curioso caso genético en gatos, te recomendamos que te pases por este artículo de Let's Talk Science y este de la Universidad de Miami (Florida, Estados Unidos).

¿Cómo se gestiona la variable del género en los ensayos clínicos? ¿Cómo está siendo con los ensayos de las vacunas contra el coronavirus?

Ya os hemos contado que tradicionalmente la ciencia ha probado los fármacos mayoritariamente en hombres y animales macho y que esto repercute en la salud de las mujeres. Ahora nos habéis preguntado cómo se gestiona actualmente el número de hombres y mujeres que participan en los ensayos clínicos y si siguen siendo más ellos que ellas, también en el caso de las vacunas contra el coronavirus. Os explicamos ahora con más detalle pero en resumen: la inclusión de las mujeres en los ensayos clínicos es obligatoria y ha aumentado aunque diversos factores influyen en el porcentaje que suponen a día de hoy. En el caso de las vacunas contra el coronavirus, hombres y mujeres representaron aproximadamente respectivamente la mitad de los voluntarios en que se probaron antes de ser autorizadas.

En España, un estudio de 2014 concluía que "las mujeres siguen infrarrepresentadas en los estudios clínicos". Marta Moris, doctora en Biología y ex asesora técnica en ensayos clínicos de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), explica a Maldita Ciencia que "en los protocolos de ensayos clínicos que se presentan para su aprobación siempre se contempla la inclusión tanto de hombres como de mujeres, a no ser que sea una patología propia de uno de los dos sexos" como las que afectan a la próstata o al útero, pero esto no significa que se reclute el mismo número de hombres que de mujeres, aclara.

De hecho, Moris indica que en los ensayos clínicos de bioequivalencia, en los que se prueba que un medicamento nuevo es igual a otro como pasa con los medicamentos genéricos, se hacen principalmente en hombres, principalmente por un factor económico, "ya que no se les tiene que hacer test de embarazo, algo que las normas europeas piden para poder incluir a mujeres en los ensayos". Eso sí, en este tipo de ensayos sólo se busca comprobar que el nuevo medicamento se libera de la misma forma que el de referencia, "por lo que, en principio no tiene efecto el sexo del individuo en el que se prueba" en los resultados del ensayo, opina la experta.

La maldita que ha donado sus superpoderes, doctora en Biología especializada en bioinformática y consultora para empresas farmacéuticas en ensayos clínicos, Marisa Fernández Cachón, indica a Maldita Ciencia que "es obligatorio incluir a mujeres en ensayos clínicos pero no se obliga a que sea un cierto porcentaje" y tampoco se analizan las diferencias por sexos pese a que "las mujeres metabolizan los fármacos de forma diferente y muy probablemente se debería ajustar la dosis de los medicamentos por sexo".

El experto de ensayos clínicos y maldito que también nos ha prestado sus superpoderes, Roger Solanas, indica a Maldita Ciencia que "los ensayos dirigidos a enfermedades no suelen tener discriminación por sexo" porque "están abiertos a hombres y mujeres en igualdad de condiciones que presenten la enfermedad, pero hay tres factores a tener en cuenta".

El primero es la incidencia de la enfermedad: si hay más casos en un género que en otro, "es lógico que se incluyan en un ensayo bien aleatorizado" más mujeres u hombres, opina Solanas. El segundo factor es la sobreprotección del paciente, ya que "se tiende más a sobreproteger a la mujer que al hombre" del posible riesgo que podría suponer participar en un ensayo clínico. La tercera causa que influye en un posible desequilibrio de género en el ensayo es el embarazo, porque en los ensayos clínicos se suele excluir a las personas embarazadas y el consentimiento informado que se debe firmar para participar suele pedir un compromiso de no quedarse embarazada en un plazo de entre 3 meses y 2 años, según el estudio, explica Solanas.

En resumen, para Solanas "la participación femenina ha aumentado en los ensayos clínicos, pero aún persisten factores sociales y culturales que hacen que una parte de las mujeres no se planteen participar".

Salvador Bergoñón Fuster, maldito que nos ha donado sus superpoderes de experto en investigación clínica y epidemiológica y profesor en el departamento de Farmacología de la Universidad de Barcelona, aclara a Maldita Ciencia que "lo importante no es que haya el mismo número de hombres y de mujeres sino que haya suficiente número de cada" género.

¿Y qué pasa con las vacunas contra el coronavirus? En la fase 3, que mide tanto la seguridad como la eficacia de las vacunas y es el paso previo a la autorización, de las distintas vacunas autorizadas participaron aproximadamente el mismo número de hombres y de mujeres. En el caso de la vacuna de Pfizer, el 49,4% de las personas participantes en el ensayo clínico fueron mujeres y el 50,6% hombres. En los ensayos de la vacuna de la Universidad de Oxford y AstraZeneca, las mujeres supusieron el 55,8% de los voluntarios de la fase 3. Las mujeres fueron el 45% de las personas que participaron en el ensayo clínico de la vacuna de Janssen. Los voluntarios de la vacuna Sputnik V fueron mayoritariamente hombres: un 61,2% frente al 38,8% de mujeres.

¿Cuáles son las propiedades del aceite de colza y por qué tiene mala fama en España?

En Maldita Ciencia ya os hemos hablado del aceite de oliva, de girasol o de coco. Ahora nos habéis preguntado por el aceite de colza: qué propiedades nutricionales tiene, si es saludable y por qué motivo tiene tan mala fama en España. Este producto es seguro, saludable y recomendable desde el punto de vista nutricional.

Entonces, ¿por qué en España el aceite de colza tiene tan mala fama? “El 1 de mayo de 1981, una enfermedad antes desconocida fue descubierta en un niño de ocho años con insuficiencia respiratoria aguda en Torrejón de Ardoz (Madrid)”, recuerda Juana María González, dietista-nutricionista, tecnóloga de los alimentos y directora técnica de Alimmenta. El menor murió y fue solo el principio. En las semanas siguientes surgieron miles de casos más en toda España que dejaron un total de 25.000 afectados. 

Beatriz Robles, dietista-nutricionista, explica a Maldita Ciencia que “la culpa la tuvo el fraude que se produjo en 1981, cuando se vendió para consumo aceite de colza destinada a uso industrial”. “El aceite industrial estaba desnaturalizada con anilina (una sustancia química manufacturada usada por muchas industrias), precisamente para evitar que se desviase al consumo”, explica.

Para poder poner el aceite en el mercado alimentario de forma fraudulenta, los vendedores trataron de eliminar la anilina. Pero en el proceso “se formaron compuestos altamente tóxicos” que dieron lugar al conocido “síndrome del aceite tóxico”. 

Se trata de una enfermedad crónica que afecta aún en la actualidad a un elevado número de pacientes que presentan secuelas severas pulmonares, cutáneas y neurológicas, según indica el Instituto de Salud Carlos III.

Se calcula que hubo unos 25.000 afectados en una veintena de provincias y más de 300 muertos, tal y como recogía el periódico El País en 1989, aunque cálculos posteriores elevan la suma de posibles fallecidos por esta causa hasta 4.000. “Por supuesto, el aceite de colza destinado al consumo humano es perfectamente seguro y el problema no tuvo que ver con la naturaleza del aceite, sino con una práctica ilegal”, comenta Robles.

En la misma línea se posiciona Daniel Ursúa, dietista-nutricionista: “Es importante entender que lo mismo que pasó con el aceite de colza podría haber pasado con el aceite de oliva, con el agua mineral o con cualquier otro producto de consumo humano. Se adulteró ese aceite y es lo que provocó la crisis. No el aceite en sí mismo”.

Porque de hecho, como decíamos al principio, el aceite de colza puede formar parte de una dieta saludable. Robles explica que su componente principal son los ácidos grasos monoinsaturados (entre los que destaca el oleico) y poliinsaturados, “lo que le da buenas propiedades para la fritura”. Es decir, aguanta mejor las altas temperaturas y tarda más en deteriorarse. “En el contexto de una alimentación bien planificada dentro de unos hábitos de vida saludables, el aceite de colza es una fuente de grasas muy adecuada”, comenta a Maldita Ciencia Ursúa.

Mónica Herrero, vicepresidenta del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Aragón y miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, explica a Maldita Ciencia que el aceite de colza “nos va aportar importantes cantidades de omega 3” y añade que en países como Alemania es habitual comprarlo en garrafas en el supermercado, como compramos aquí el aceite de oliva o de girasol. 

Para la dietista-nutricionista Laura Moya, su contenido en omega 3 hace de este producto un “aceite interesante”. El omega 3 es un tipo de ácido graso esencial para mantener una buena salud y que extraemos de los alimentos que consumimos. Por ejemplo, de pescados grasos como el salmón y también de frutos secos y semillas. Moya destaca que “de los aceites comercializados vegetales más usados, este es el que menor porcentaje de grasas saturadas presenta”. “El de palma es de mayor porcentaje dentro de los aceites vegetales”, añade. 

A pesar de estas cualidades positivas, es poco habitual encontrar este compuesto en los alimentos que se comercializan en nuestro país, según explica Robles: “Normalmente no vamos a encontrar la palabra ‘colza’ en la lista de ingredientes" porque los fabricantes utilizan otros nombres precisamente para evitar la mala reputación que le acompaña en España, como por ejemplo aceite de canola o nabina.

Así que ya sabes: el aceite de colza es un aceite vegetal de propiedades saludables que puede formar parte de una dieta sana. Según Herrero, “lo mejor es consumir aceite de colza virgen, aunque tiene un sabor algo peculiar que recuerda a frutos secos amargos o a espárragos. Si se utiliza para fritura pierde parte de sus propiedades, y también se neutraliza más el sabor”, señala. El aceite de colza crudo “se puede utilizar para ensaladas, verduras, pasta, arroz, carnes o pescados”. “Les dará un toque diferente”, añade.

Pero no todos los alimentos que llevan aceite de colza son saludables, tal y como resalta Ursúa: “Un bizcocho, unas croquetas o una crema de cacao para untar hecha con aceite de colza va a ser igual de poco recomendable que si se utiliza otro tipo de aceite. Debemos entender la alimentación de una forma global”.

¿Tiene algún beneficio beber agua ozonizada?

Otra de las preguntas que nos habéis planteado es si el agua ozonizada tiene algún beneficio extra para nuestra salud y si es recomendable utilizar en casa aparatos especiales para ozonizarla. Lo cierto es que el agua que bebemos diariamente, el agua del grifo, ya está ozonizada. El ozono es un potente oxidante que se incluye, entre otros, en los tratamientos de potabilización del agua. Beberla, por lo tanto, no supondría efectos más allá de los que se atribuyen al agua potable, la que bebemos habitualmente.

“El ozono es un oxidante muy potente, pero la cantidad que se añade en el agua es suficiente para que sea segura sin correr riesgos”, explicaba a Maldita Ciencia Gemma del Caño, farmacéutica y experta en calidad de la industria alimentaria. “Sí, el que bebemos, es agua ozonizada. Se usan más tratamientos pero el ozono es uno de ellos”, continúa.

No es necesario, por lo tanto, pagar por un tratamiento (o aparato) que ya viene de serie en nuestro agua de red y que solo sirve para eliminar microorganismos del propio agua, sin aportar mayor beneficio a nuestra salud. Esto es, entre otras causas, porque el ozono se evapora en muy poco tiempo. 

“No tiene sentido repetir otra vez una técnica que ya se hace en las depuradoras, que es añadir ozono como desinfectante. Como decimos, luego el ozono se evapora, no tiene ningún beneficio extra para la salud”, indica Del Caño y añade que, de hecho, el ozono, por sí mismo, no tiene ningún beneficio. Por el contrario, se trata de un oxidante bastante potente y no lo recomendaría para hacer nada con él. 

“Repito: la técnica ya se utiliza y es justo para eso, para desinfectar, no para mejorar la salud. Y si alguien se cree que es para mejorar la salud, fenomenal, porque ya lo tiene hecho, porque el agua ya viene ozonizada de la depuradora”. Es decir, no es necesario ningún aparato que presuma de “ozonizar” el agua.

El ozono ha sido utilizado a nivel industrial en el tratamiento de aguas residuales, según recoge un informe del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo. La Organización Mundial de la Salud indica que el ozono “es eficaz para degradar una amplia gama de plaguicidas y otras sustancias orgánicas”.

En Maldita Ciencia también explicamos por qué los dispositivos que producen agua ozonizada no permiten lavar ropa sin detergente ni desinfectar superficies.

¡Ojo! Que no hemos terminado...

Antes de despedirnos, hay algo que queremos (y debemos) recordarte las veces que haga falta: no somos médicos, somos periodistas. Puedes contar con nosotros para todo aquello que esté en nuestra mano, ¡por supuesto! Pero si lo que necesitas es un diagnóstico concreto y o tienes dudas médicas específicas, la mejor opción será que recurras a un profesional sanitario que estudie el caso y te recomiende la solución o tratamiento más adecuado. ¡Gracias por leernos y buen fin de semana!

Para la redacción de este artículo, nos ha prestado sus superpoderes la onsultora para empresas farmacéuticas en ensayos clínicos Marisa Fernández Cachón, el experto de ensayos clínicos Roger Solanas, el profesor en el departamento de Farmacología de la Universidad de Barcelona Salvador Bergoñón Fuster y la veterinaria Mercedes González.

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