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MALDITA CIENCIA

El verdadero problema de encontrarte unas gafas en una bolsa de patatas: errores en los controles de calidad y seguridad alimentaria

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¿Ingrediente secreto para una nueva receta de aperitivas o error durante los controles de calidad y seguridad alimentaria? Bromas aparte, nos habéis preguntado por una anécdota que ha vuelto locas las redes sociales durante las últimas horas: la aparición de unas gafas en el interior de una bolsa de patatas fritas. ¿Cómo puede un objeto de estas características llegar a formar parte del contenido del producto? ¿Qué ha ido (lo suficientemente) mal para que esto suceda? 

Se trata de un fallo de seguridad alimentaria gigantesco, que se podría haber evitado fácilmente con un simple detector de metales (con el que debería contar la empresa para evitar estas cosas)”, explica en su cuenta de Instagram Miguel Ángel Lurueña, tecnólogo de los alimentos. “Quizá encontrar unas gafas que puedan resultar gracioso, pero ¿qué hubiera pasado de tratarse por ejemplo de una esquirla de metal?”, plantea. 

La alarma comenzó la tarde del pasado 6 de abril, cuando una usuaria de Twitter subía las siguientes imágenes a la red social: 

De hecho, la propia empresa confirmó lo ocurrido.

Por su parte, la especialista en calidad y seguridad alimentaria Gemma del Caño, además de calificar el incidente en Twitter como “bochornoso”,  afirma que este supone [un caso] “de lo más raro que ha visto en España. “¿Y el control de cuerpos extraños? ¿Y la báscula que ha pesado por encima del peso? ¿Y el detector? Un desastre”, ha publicado Del Caño.

En la Unión Europea es obligatorio que todas las industrias que elaboran alimentos cuenten con un sistema de gestión de seguridad de los alimentos. Está formado por dos partes básicas: un sistema de prerrequisitos y un sistema de análisis de peligros y puntos críticos de control (APPCC). 

Según explica Lurueña a Maldita Ciencia, el sistema de prerrequisitos está compuesto, como su nombre indica, por una serie de requisitos previos que hacen posible que se den las condiciones adecuadas para la producción de alimentos inocuos. “Por ejemplo, que el agua empleada en la limpieza y la fabricación sea segura, que no haya plagas de insectos, etc.”, añade. 

Por su parte, el APPCC consiste en identificar partes del proceso que son especialmente sensibles y que deben controlarse para que el producto sea inocuo (se tiene en cuenta la gravedad del peligro a controlar y su riesgo, es decir, la probabilidad de que ocurra). Lurueña propone este ejemplo: en el proceso de elaboración de una conserva de atún, un punto crítico es la esterilización, ya que hay que tener en cuenta el tiempo y la temperatura para eliminar los microorganismos patógenos.

Centrándonos en el caso de las gafas, la caída de objetos a los alimentos, es algo que se debe controlar a lo largo de todo el proceso. 

“Para ello se toman diferentes medidas, por ejemplo, buenas prácticas de manipulación y de fabricación (llevar batas sin bolsillos, utilizar una cinta para sujetar las gafas, evitar el uso de gafas que no tengan partes de metal). Sobre todo utilizar un detector de metales al final del proceso. Es decir, el producto acabado debe pasar bajo un arco detector de metales, de manera que si en el envase hay, por ejemplo, unas gafas, emite una alarma y el producto es retirado de la línea”, indica Lurueña, quien concluye que “por lo que parece, en este caso se han incumplido varias cosas”. 


Primera fecha de publicación de este artículo: 07/04/2021

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