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MALDITA CIENCIA

A qué se llama erróneamente síndrome posvacacional y las consecuencias de volver al trabajo

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Septiembre significa para muchos el fin del verano, de las vacaciones y la vuelta al trabajo. En este mes es muy habitual oír hablar del síndrome, depresión o estrés posvacacional que, supuestamente, supone la vuelta a la rutina. Pero este síndrome no existe. Puede que al volver a trabajar pases por un periodo de readaptación y sufras insomnio, malestar físico o apatía. Pero, en general, se trata de algo adaptativo, temporal y que no se necesita un tratamiento específico para recuperarse. 

¿A qué se llama erróneamente síndrome posvacacional? 

“El llamado síndrome posvacacional es un concepto bastante reciente, que se viene empleando en las últimas décadas y está muy unido al estilo de vida de nuestra sociedad actual. Se refiere a un conjunto de vivencias psicológicas y físicas asociadas al fin del periodo vacacional y el regreso al trabajo o estudios”, explica a Maldita Ciencia Carmen del Castillo, psicóloga de ISEP Clínic.

No hay evidencias científicas de este fenómeno, tal y como os explicamos aquí. De hecho, no hemos encontrado ningún estudio o definición científica de este supuesto síndrome, que ninguna organización sanitaria nacional o internacional reconoce como real. 

“Existen estudios al respecto, pero no en número ni con el peso científico suficiente para considerarlas investigaciones en sentido estricto”, afirma a Maldita Ciencia Lorenzo Armenteros del Olmo, de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). 

Es una adaptación a la rutina tras las vacaciones 

Según cuenta, el mal llamado síndrome posvacacional sería un trastorno adaptativo que se produce tras la incorporación a la actividad ordinaria tras el tiempo de vacaciones y de ocio. “Se caracteriza por tristeza, apatía, ansiedad, malhumor, sensación de hastío o estrés, entre otras manifestaciones. Aunque no suelen prolongarse más de dos o tres semanas, no deja de ser una situación anímica alterada”, sostiene.

Sin embargo, según nos contaba Rosa Baños, experta en psicología de la Fundación Gadea para la Ciencia, no sería un trastorno. Se trataría de un "proceso de adaptación que requiere de tres o cuatro días de estabilización, pero no alude a ningún trastorno psicológico en absoluto”.

Armenteros subraya que este fenómeno puede afectar a cualquiera, ya que lo que nos afecta es volver a la actividad ordinaria. Es decir, aunque en menor medida, también puede afectar “a personas jubiladas e incluso a niños”.

¿Por qué no es correcto llamarlo síndrome posvacacional? 

“El síndrome es un conjunto de síntomas y signos que concurren en tiempo y forma en una determinada enfermedad. Ya que este trastorno no lo podemos considerar en sí una enfermedad, esta denominación no sería la más adecuada”, responde Armenteros.

Del Castillo afirma que existen diversas opiniones sobre su consideración clínica. “En psicología hablamos de síndrome cuando existe un conjunto de síntomas. Sin embargo, el síndrome posvacacional como tal actualmente no está recogido en los manuales diagnósticos más utilizados internacionalmente en psicología (DSM V y CIE 11); pero sí cabría ubicarlo dentro de los trastornos adaptativos, los cuales están asociados a factores de estrés”, indica.

Entonces, ¿por qué hay personas que se sienten decaídas y cansadas cada vez que regresan de sus vacaciones de verano? La psicóloga sostiene que “los cambios siempre suponen un periodo necesario de adaptación y, aunque el retorno vacacional sea previsible, también se requiere este periodo de readaptación”.

Rafael Mora, psiquiatra experto en ciencias de la conducta y salud mental y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, insiste a Maldita Ciencia en que no puede ser considerado una enfermedad. Para ello, en psiquiatría debería cumplir dos requisitos: “Si hay una causa identificable, como en este caso, que la reacción sea desproporcionada y que provoque una disfunción. No conozco ningún caso en que se haya dado una baja laboral por este síndrome”.

En cuanto a los síntomas, recuerda que no hay una descripción "oficial". “Se ha descrito ansiedad y astenia, que probablemente sean reacciones adaptativas fisiológicas (es decir, no patológicas) ante el cambio de ritmo y enfrentarse al estrés que supone el trabajo”, añade.

Insomnio, problemas digestivos o cambios de humor: las posibles consecuencias de volver al trabajo

Para Elisa Sánchez, coordinadora del grupo de salud laboral del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, la base de este fenómeno está en el desajuste por el cambio de hábitos como el sueño, la alimentación o el ejercicio junto con la insatisfacción o desmotivación laboral y tal vez una mala planificación laboral. 

“Puede sentirse incluso días antes de volver al trabajo si la persona anticipa el malestar que va a sentir en su trabajo”, explica a Maldita Ciencia. Cita síntomas físicos como son el insomnio, malestar físico, dolor de cabeza o problemas digestivos y también síntomas psicológicos o emocionales como apatía, irritabilidad, cambios de humor o dificultad para concentrarse.

Según cuenta, este fenómeno puede tener dos vertientes: una más ansiosa y otra depresiva. De esta forma, la vertiente ansiosa se caracteriza porque la persona tiene preocupaciones, irritabilidad o mal humor y puede hablar, moverse y comer deprisa. “Algunas de sus consecuencias psicosomáticas (de origen psíquico con influencia en el organismo) son molestias gástricas, dolores musculares o dificultades para dormir”, indica. Suele ocurrir en personas “muy perfeccionistas y que les gusta tener todo bajo control (quieren ponerse al día rápidamente de todo lo atrasado)”.

La vertiente depresiva se caracteriza por “apatía, desgana, desmotivación, dificultad para concentrarse e incluso tristeza”. En este caso, considera que puede estar asociada a la dificultad para adaptarse a los cambios o poca satisfacción laboral.

Volver al trabajo después de unas vacaciones, según Armenteros, puede afectar sobre todo al estado de ánimo creando “ansiedad, síntomas depresivos, alteraciones del humor brusco, dificultad de socialización con los compañeros de trabajo, apatía, desinterés y trastornos del sueño”. 

“Raramente se convierten en un estado de estrés agudo, con malestar, ansiedad, depresión, palpitaciones, sudoración, hiperventilación, taquicardias o temblores. Esto ya constituiría una entidad patológica”, indica.

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Primera fecha de publicación de este artículo: 04/09/2020.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito Rafael Mora, psiquiatra. Gracias a vuestros superpoderes, conocimientos y experiencia podemos luchar más y mejor contra la mentira. La comunidad de Maldita.es sois imprescindibles para parar la desinformación. Ayúdanos en esta batalla: mándanos los bulos que te lleguen a nuestro servicio de Whatsapp, préstanos tus superpoderes, difunde nuestros desmentidos y hazte Embajador.


Primera fecha de publicación de este artículo: 04/09/2020

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