En verano las bebidas frías nos ayudan a combatir las altas temperaturas. Muchas de ellas vienen envasadas en latas que, como ya os hemos contado, es conveniente limpiar antes de beber, ya sea directamente o en vaso.
Otra duda recurrente es qué significa el código de letras y números que acompaña a la fecha de consumo preferente en la parte inferior de la lata, llamada fondo. Como explica a Maldita Ciencia Juan Ramón Meléndez, director general de la Asociación de Latas de Bebida, la fábrica que elabora las latas imprime en el metal dos números en relieve que informan de la línea de producción y de la máquina que ha fabricado la lata.
Además, esta misma fábrica también plasma en esa parte un código de colores por el que nos habéis preguntado y que da información de cuál fue la máquina que dio el barniz interior a la lata. Esos colores siempre están pero pueden ser visibles o no al ojo humano y si no los vemos haría falta una luz negra (ultravioleta). En cualquier caso, como recuerda Meléndez, se trata de una información industrial, no está destinada al consumidor. “Si hubiera algún problema se puede hacer un seguimiento para el control de la trazabilidad y proteger la salubridad e higiene del producto”, destaca.
Por su parte, el envasador, que se encarga del llenado del envase, imprimirá en la lata los códigos restantes, es decir, la fecha de consumo preferente y el resto de caracteres que se refieren al momento del llenado.
Fuente: Coca-Cola.
“Los códigos alfanuméricos dependen de cada empresa, pero han de recoger, como mínimo, la fecha de consumo preferente e información para conocer el lote de fabricación y seguir la trazabilidad”, explica a Maldita Ciencia Albert Monferrer, que es director técnico de BDN Ingeniería de Alimentación y nos ha prestado sus superpoderes.
La normativa que se sigue en este ámbito es el reglamento europeo 1169/2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor y también el reglamento 178/2002 referido a la trazabilidad. Como destaca la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) la trazabilidad es una herramienta de gestión del riesgo que contribuye a facilitar la retirada de los alimentos en los que se haya detectado algún problema y permite que los consumidores reciban información sobre los productos en cuestión.
“De esta manera, la compañía puede realizar una trazabilidad en caso de una alerta alimentaria para proceder a la retirada del producto”, señala a Maldita Ciencia Lorenzo Mingallón, tecnólogo de los alimentos que nos ha prestado sus superpoderes
Meléndez destaca que estos códigos aseguran la trazabilidad, que es una garantía de todo el proceso y aseguran la salubridad de cara al consumidor. “Hay un control absoluto de todos los elementos que participan en el proceso”, afirma.
Para marcar el lote y otros parámetros de trazabilidad, cada empresa puede decidir cómo hacerlo, mientras sea capaz de seguir la trazabilidad de los ingredientes. “La fecha de consumo preferente sí ha de estar en un formato que lo pueda entender el consumidor”, añade Monferrer.
¿Hay diferencias entre países? Según Mingallón, no las hay, más allá de posibles diferencias en cuanto a la legislación de etiquetado, “aunque los estándares europeos (IFS-BRC) de calidad o los estadounidenses (de la FDA) son bastante similares”.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes l@s maldit@s Lorenzo Mingallón, tecnólogo de los alimentos, y Albert Monferrer, director técnico de BDN Ingeniería de Alimentación.
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*Imagen superior: JProgr.
Primera publicación de este artículo: 31/08/2020.
Primera fecha de publicación de este artículo: 31/08/2020