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Por qué algunos test dan falsos positivos y falsos negativos

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Nos habéis preguntado por qué algunas pruebas para diagnosticar la COVID-19 dan falsos positivos o negativos, es decir, que aun estando sanos nos dicen que tenemos la enfermedad o, al revés, cuando estando infectados, la prueba concluye que no hay presencia de la enfermedad o el virus. Esto ocurre porque los resultados de las pruebas nunca son fiables al 100%.

En general, en las pruebas para diagnosticar la COVID-19, son más comunes los falsos negativos que positivos, según afirma a Maldita Ciencia la Sociedad Española de Microbiología. Aunque depende de la sensibilidad de cada test. “Si la carga viral de la muestra (test diagnósticos) o el título de anticuerpos (tests serológicos) está por debajo del umbral de detección de la muestra, tendremos un negativo mal diagnosticado”, explica.

Como os explicamos aquí, existen diferentes tipos de tests para detectar el coronavirus. Desde el inicio de la epidemia, la forma más fiable de diagnóstico está siendo mediante pruebas de PCR. Esta técnica tiene una buena sensibilidad (mayor del 90%), pero depende mucho “de la correcta toma, transporte y procesamiento previo de la muestra”. Para realizarla, se recoge una muestra de la nariz o la parte posterior de la garganta del paciente. 

Alfredo Corell, vocal de la Sociedad Española de Inmunología y catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid, cuenta a Maldita Ciencia en qué casos puede dar falsos negativos: “Puede ser que se tome la muestra de una zona donde no esté el virus o que esté muy bajo, por debajo del límite normal de detección”. No obstante, explica que esto último es más infrecuente al tratarse de una técnica muy sensible.

El motivo “más habitual” de los falsos positivos en el caso del PCR, según explica, es que la persona que manipula la muestra esté contagiada y pueda contaminarla involuntariamente. También podría ocurrir que quien la analiza en el laboratorio la contamine “en algún momento del proceso”. 

La Sociedad Española de Microbiología explica a qué se deben los casos de personas “teóricamente curadas" que dan positivo en las pruebas o "falsas alarmas de reinfección": “Lo que ocurre es que la técnica se basa en la detección del RNA del virus, de su genoma, independientemente de que el virus sea viable o no". Es decir, si una persona curada aún tiene restos de virus (aunque no sean infectivos), se puede detectar. 

Pero además de las PCRs, en la actualidad en España también se realizan test de diagnóstico rápido. Como os explicamos aquí, estos test no identifican el ARN del virus, sino que detectan, o bien anticuerpos producidos frente al virus utilizando una muestra de sangre, que es otra manera de conocer si el paciente está o ha estado infectado, o bien proteínas del virus presentes en las muestras respiratorias de exudado nasofaríngeo. Jose Manuel Bautista, que coordina el laboratorio de COVID-19 de la Universidad Complutense de Madrid, ya explicó aquí a Maldita Ciencia que los test rápidos no tienen suficiente sensibilidad: “Puede haber falsos negativos hasta en un 20% o un 30%”.

En este caso, Corell destaca que un falso negativo podría deberse a que el individuo tenga anticuerpos pero no en cantidades suficientemente altas, sino por debajo del límite de detección de estos kits. “También puede haber un falso negativo porque se ha visto que los anticuerpos están más concentrados en sangre venosa central, es decir, cuando se saca con una jeringuilla de la flexura del codo. Cuando tomamos la sangre capilar, algunas técnicas no detectan bien los anticuerpos”, añade Corell. 

Por el contrario, un falso positivo podría suceder cuando una persona haya tenido una infección por algún coronavirus similar de la misma familia. Así lo afirma Corell, que resalta que ocurre en pocas ocasiones: “Al producir los anticuerpos frente a ese catarro que tuvo por otro coronavirus, puede que  de modo cruzado nos dé una reacción positiva con el test de anticuerpos”. 

El biotecnólogo Jordi Solé Ferré, que nos ha prestado sus superpoderes, añade que en ocasiones los tests fallan porque vienen defectuosos de fábrica o ciertas materias primas al ser entregadas no se mantuvieron en la nevera y han perdido sus propiedades. Para evitar falsos positivos o negativos, Ferré explica que se suele optar por sistemas certificados de calidad, análisis por duplicado o triplicado, verificación y calibración diaria de equipos, protocolos normalizados de trabajo o doble revisión de muestras y resultados.

El cálculo del falso positivo o falso negativo es una forma de poder asegurar qué información de la que estamos manejando es fiable o no”, explica a Maldita Ciencia Raúl Ibáñez, profesor de Matemáticas en la Universidad del País Vasco. Se trata, según explica, de detectar cuál es la probabilidad de que una persona que ha dado positivo en una prueba médica para detectar cierta enfermedad la padezca realmente. 

El riesgo de tener falsos positivos o falsos negativos está presente en todas las pruebas de diagnóstico, según cuenta a Maldita Ciencia Pere Grima, profesor de Estadística de la Universitat Politècnica de Catalunya. “Incluso cuando el test es muy preciso y fiable puede haber problemas en la manipulación de la muestra o confusión de una muestra con otra. El riesgo nunca es cero”.

¿Hasta qué punto es preocupante que se den falsos positivos y falsos negativos? La Sociedad Española de Microbiología considera que “un falso negativo puede tener consecuencias importantes tanto en la salud del paciente como en la transmisión a la comunidad”. En el caso de los estudios de seroprevalencia, “una alta tasa de error (falsos negativos) nos daría una percepción errónea de la inmunidad de rebaño y del impacto de la epidemia”. “No es probable que en estos estudios de poblaciones se dé un error por falsos positivos”, concluye.

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