Claves:
- Faltan datos sobre la transmisión de la COVID-19 en medios de transporte para poder sugerir los que son más seguros.
- Es recomendable aumentar la ventilación en ellos y evitar la recirculación y los ambientes cerrados al viajar.
- El riesgo depende de la duración del viaje y de la cantidad de personas, además de la ventilación.
- El uso correcto de mascarilla ayuda a disminuir la transmisión y el contagio. También el comportamiento individual y hasta el silencio.
España ya ha salido del estado de alarma y, con el verano que acaba de empezar, mucha gente está pensando a dónde ir de vacaciones. Para hacerlo reduciendo el riesgo todo lo posible, nos estáis preguntando: ¿cómo es más seguro viajar? ¿quedarnos encerrados en un avión durante muchas horas no será peligroso? Y si vamos en barco, ¿el riesgo disminuye? Y ¿qué tal los trenes y los autobuses? ¿El aire acondicionado en estos medios de transporte nos pone en peligro?
En Maldita Ciencia tratamos de resolver estas dudas. Para ello hemos hablado con varios expertos y si bien aún hay bastante incertidumbre al respecto, hay algunas cosas que sí podemos explicar.
Faltan datos sobre la transmisión en ambientes cerrados
Sabemos que el riesgo de transmisión del coronavirus es mayor en los espacios cerrados que en los lugares abiertos, si bien siempre es necesario mantener las medidas de seguridad.
Sin embargo, en lo que se refiere a elegir unos medios de transporte u otros, siendo todos espacios cerrados, la epidemióloga Emily Gurley de la John Hopkins Bloomberg School of Public Health, admite a Maldita Ciencia que es difícil dar indicaciones exactas: “Todo el mundo quiere saber qué es seguro y cómo programar sus viajes. La realidad es que realmente no tenemos datos sobre la transmisión en los medios de transporte para poder hacer una distinción entre los más seguros”, nos dice.
Sí hay algunos estudios sobre los flujos de aire, pero, añade, hay que tener en cuenta que “la realidad de cómo se transmiten las cosas de verdad a menudo no coincide exactamente con lo que es teóricamente posible”.
Algunos consejos: aumentar la ventilación y evitar la recirculación y los ambientes cerrados
Aunque, como ya os hemos contado, no haya aún consenso científico sobre el papel del aire acondicionado en la trasmisión del virus, sí tenemos una regla general sobre que hay consenso: “para reducir el riesgo de infecciones en ambientes cerrados (en edificios y transporte) hay que aumentar la ventilación, evitar la recirculación si es posible y reducir el tiempo de exposición (es decir, el tiempo pasado en lugares abarrotados). Y si estos controles son inadecuados, ponerse (correctamente) la mascarilla”, como corrobora por email a Maldita Ciencia Lidia Morawska, del Laboratorio Internacional para la Calidad del Aire y la Salud de la Queensland University of Technology de Brisbane, Australia, una de las autoras de este artículo en la revista Environment International que justamente habla de cómo reducir la transmisión de la COVID-19 por aire en ambientes cerrados.
Lo mismo nos confirma la investigadora María Cruz Minguillón, investigadora del Grupo de Geoquímica Ambiental e Investigación Atmosférica (EGAR), del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), que también admite a Maldita Ciencia: “No hay una respuesta fija y que aplique en todos los casos. No hay una opción estrella y otras muy malas. Siempre hay matices y siempre hay que tenerlos en cuenta”.
Sentido común y mascarilla
Las medidas aconsejadas en general siempre son las mismas, con una buena dosis también de “sentido común”, recomienda Minguillón. “Distancia, cuanta más mejor”, “mascarilla siempre que se pueda”, y obviamente bien puesta (aquí os explicamos cómo no ponérsela).
“Hay que lavarse las manos antes de ponérsela, y después de ponérsela. Hay que lavarse las manos antes de quitársela y después de quitársela. Es muy importante. Mucho. Eso quiere decir que no podemos estar tocándola constantemente ni poniendo y quitando sin higienizar manos mientras vamos por la calle”, recuerda.
Además, “en los espacios cerrados, cuanto mayor sea la renovación de aire, mejor. Si lo podemos controlar nosotros, pues lo hacemos. Si no lo podemos controlar nosotros, podemos controlar el tiempo de exposición, cuanto menor, mejor”. Por ejemplo, “en el coche, si se comparte con personas con las que no convivimos hay que incrementar cuanto se pueda la renovación de aire”.
El riesgo depende de la duración del viaje y de la cantidad de personas, además de la ventilación
En general, Bahnfleth asegura que “el riesgo durante un viaje depende también de la duración del viaje”.
Esta claro, añade este experto, que “en el transporte de masas, la distancia entre los pasajeros tendrá un efecto más grande sobre el riesgo: un avión, ferry, tren o bus con poca gente no supone un riesgo elevado”. Además, contrariamente a lo que nos podríamos esperar, “los aviones tienen un sistema de filtración altamente eficiente”, al contrario que los buses que “quizás tengan ventanillas abribles, pero en general tienen menos ventilación y filtros de eficiencia inferior”. Aún así, en general “para generar un riesgo de trasmisión significativo se requiere una ventilación inadecuada”, asegura. Por lo tanto, “un coche privado, en el que además se viaja con gente conocida, puede ser el menos riesgoso, especialmente si las ventanillas están abiertas”.
No hay una guía europea para los transportes
Los Centros Europeos para el Control de las Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés) han aclarado por boca de su responsable de prensa Giovanni Mancarella a Maldita.es que “no han producido líneas guía para todos los tipos de transporte”, y que mucho depende “del comportamiento individual”, como explican en este informe sobre criterios relativos a las medidas tomadas en estos meses para limitar los viajes.
Sin embargo, sí señalan dos documentos que han producido relativos a los viajes aéreos, este (sobre cómo gestionar eventuales casos detectados durante un vuelo, y cómo gestionar sus contactos, basado en el virus MERS-CoV, que también era un coronavirus y que se propagaba por el aire de forma parecida al SARS-CoV-2) y este otro, un protocolo de seguridad sanitaria, que son indicaciones muy concretas sobre cómo gestionar el pasaje de los aviones, y qué básicamente detalla las medidas que ya se están tomando en los aeropuertos, como evitar que los pasajeros que presentan síntomas puedan volar o que tengan las mascarillas puestas en todo momento.
Los filtros HEPA disminuyen el riesgo de contagio
Según este último documento, “los filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air que se usan habitualmente en aviones y otros espacios cerrados) han demostrado un buen rendimiento con partículas del tamaño del virus SARS-CoV-2 (aproximadamente 70-120 nanómetros [1 nanómetro es la milésima parte de un milímetro]). Se recomienda que las operadoras aéreas que utilicen la recirculación en la cabina instalen y utilicen filtros HEPA siguiendo las indicaciones de los productores, o que eviten del todo la recirculación del aire en cabina, siempre y cuando que esto no comprometa ninguna función de seguridad crítica”. Se trata de un tipo de filtros de aire de alta eficiencia que son capaces de bloquear las partículas mediante mallas hechas de fibras de vidrio dispuestas al azar.
Giorgio Buonanno, profesor del departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Cassino (Italia) co-autor de este artículo sobre la calidad del aire, confirma a Maldita que estos filtros sí funcionan: “las partículas del virus son nanométricas (es decir, miden una millonésima parte de un milímetro), pero viajan enganchadas a partículas micrométricas de saliva (que corresponde a la milésima parte de un milímetro, mil veces más grandes), que son las que estos filtros filtran más eficazmente. Además, cada hora la carga viral en los filtros se reduce a la mitad: basta una normal manutención de estos filtros, no hace falta tomar medidas extra para disminuir el riesgo de contagio”.
Sin embargo, William P. Bahnfleth, profesor y director del Centro de Ambientes Interiores en el departamento de Ingeniería Arquitectural de la Pennsylvania State University (EEUU) y responsable de la Task Force para la epidemia de la ASHRAE, la Sociedad Americana de Ingenieros de la Calefacción, Refrigeración y Aire Acondicionada, advierte Maldita Ciencia que a pesar de ser muy eficientes, “no eliminan todo el riesgo. Reducen el riesgo de transmisión a media y larga distancia, pero hacen poco para la transmisión de corta distancia”.
Cambiar el aire es fundamental y en los aviones se suele hacer bien
Buonanno confirma las palabras de su compañero ingeniero: la clave, dice, es “ventilar lo más posible”, es decir, especifica, “no simplemente mover el aire, sino cambiarlo por completo”, y explica que la transmisión por aire puede ocurrir porque “gotitas de tamaño inferior a las 5 micra quedan suspendidas en el aire, y por lo tanto cuanto más recambias el aire, más disminuyes el riesgo”. Y añade: “los ingenieros consideramos esta la principal acción de protección contra el riesgo de contagio”.
En los aviones, asegura también, “el recambio de aire es el más eficiente: cada pocos minutos todo el aire de la cabina es renovado”. Además, explica, en los aviones los sistemas de acondicionamiento del aire mandan el aire de arriba a bajo, y por lo tanto “el eventual virus emitido por una persona contagiosa se queda más localizado que en un ambiente encerrado normal. En una habitación cerrada sin ventilación, en cambio, el virus emitido por una persona acaba llenando toda la habitación”.
Por otro lado, advierte Bahnfleth, “en los aviones, cuando la electricidad se apaga mientras los están cargando, la calidad del aire en su interior puede empeorar rápidamente”.
¿Los barcos son más o menos seguros que un avión? Depende
¿Es más seguro un ferry que un avión, ya que puedes tener más oportunidades de salir al aire libre? No necesariamente. “La exposición es el resultado de la concentración de los agentes infecciosos multiplicado por el tiempo de exposición”, nos dice Bahnfleth. “así que, si tienes la oportunidad de estar fuera o abrir las ventanas, los barcos podrían tener ventajas. Sin embargo, la densidad de personas también es un factor importante.”
El silencio también protege
Hay otro elemento a tomar en consideración: la emisión de cada uno. “No es lo mismo que, por ejemplo, en una sala de conferencias el poniente esté infectado que si lo está uno de los asistentes. En el primer caso el riesgo es enorme porque quienes hablan emiten mucha más cantidad de virus que los demás: estar en silencio también es una medida de seguridad, el riesgo disminuye, y esto vale en todos los medios de transporte”, nos asegura Buonanno.
“Lo mismo vale respecto a las actividades que implican alta actividad metabólica: no es lo mismo un ambiente encerrado donde se haga zumba, que es una actividad que implica una respiración más frecuente, que uno donde todo el mundo está sentado tranquilo”, añade.
El Colegio Oficial de Pilotos pide seguir las indicaciones de la tripulación a bordo*
El día 1 de julio, el COPAC (Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial) ha enviado una nota de prensa con consejos “para colaborar en el desarrollo de las operaciones y disfrutar de su vuelo en estas circunstancias especiales derivadas de la COVID-19”.
En particular, los pilotos recomiendan “informarse de las medidas sanitarias de la aerolínea con la que se vaya a volar” y recuerdan que “en el aeropuerto, será preciso mantener la distancia de seguridad y llevar a cabo las medidas de higiene básicas, como el uso permanente de la mascarilla, no tocar superficies o evitar el contacto de la cara con las manos. También se deberá acudir con tiempo suficiente para que las medidas adicionales que impone la situación sanitaria se lleven a cabo sin prisas”.
Por lo que concierne el vuelo en sí, el COPAC recuerda que “los pasajeros deben permanecer atentos a las indicaciones de la tripulación para evitar aglomeraciones, así como tomar asiento de forma ágil, evitar desplazamientos innecesarios en el avión y no tocar las pertenencias de otros pasajeros. La mascarilla deberá utilizarse durante todo el vuelo en beneficio de todos los pasajeros y tanto en el embarque como en el desembarque se deberá respetar la distancia y colaborar, ya que ambos procesos pueden requerir más tiempo del habitual”.
Fecha de primera publicación: 22/6/2020.
*El día 1/7/2020 hemos añadido los consejos del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial.