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No hay evidencias que relacionen las antenas de la tecnología 5G con el COVID-19

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Nos habéis avisado de un mensaje publicado en Facebook en el que relacionan la presencia de antenas 5G con una mayor incidencia de COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus SARS-Cov-2. No hay evidencias al respecto.

El mensaje dice lo siguiente: "En Wuhan foco de la epidemia habían (sic) instaladas cerca de 10mil antenas 5G para implantar esta red inteligente en la ciudad, las mismas que hay en todo EEUU junto, el gobierno chino puso a prueba la capacidad receptiva del ADN humano ante esta frecuencia, y mucha gente murió por convulsiones tras recibir el golpe de estas ondas, luego soltaron el "coronavirus" como excusa..."

Como te explicábamos aquí, no hay pruebas que demuestren un impacto de la tecnología 5G en la salud (en general). Alberto Nájera, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha y vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS), recalca a Maldita Ciencia que no hay ninguna evidencia científica que relacione la tecnología 5G con el COVID-19.

"Un virus tiene un tamaño de alrededor de 100 nanómetros, esto es 0,1 micras o la diezmilésima parte de un milímetro (0,0001 mm). La longitud de onda de la radiación de radiofrecuencia usadas por los teléfonos móviles, también por el 5G, incluso para frecuencias elevadas de 26GHz, no supera el orden de los milímetros", señala el físico. "Por tanto, es imposible conseguir interacción entre este tipo de radiación y los virus, porque sería como intentar enhebrar una maroma de un amarre de un transatlántico a través del ojo de una aguja", añade.

Los virus y la longitud de onda de la radiación

El científico recuerda que los virus tampoco se pueden ver con un microscopio óptico porque el “tamaño” de la luz visible (también radiación electromagnética como la de los móviles) es mucho mayor que el propio virus. "Por eso, para ver los virus debemos usar electrones, microscopía electrónica", detalla.

Otro ejemplo: los virus se pueden irradiar con luces ultravioletas (UV), cuya longitud de onda es similar al tamaño del virus. "Utilizando una intensidad y longitud adecuada, se puede conseguir destruir virus y son sistemas que se utilizan para la esterilización de material, pero que nadie vaya corriendo a comprar lámparas de UV", resalta.

La Organización Mundial de la Salud ya desmintió este mito como te contábamos aquí, recordando que las lámparas ultravioleta no deben usarse para esterilizar las manos u otras áreas de la piel puesto que ese tipo de radiación puede causar irritación.

El origen natural del coronavirus

En cuanto al origen de este coronavirus, como te explicábamos aquí científicos especializados en salud pública que han seguido de cerca la crisis sanitaria publicaban un comunicado en la revista The Lancet donde hacían referencia a las investigaciones que demuestran el origen natural de este coronavirus, iniciado en la provincia de Hubei, en la zona central meridional de China.

En la misma línea, un artículo publicado en Nature Medicine concluía que el SARS-CoV-2 "no es una construcción de laboratorio o un virus manipulado a propósito". Los científicos siguen investigando minuciosamente su origen, que parece apuntar a los murciélagos y quizás a otro posible animal intermedio, lo que nada tiene que ver con las antenas 5G.

"Como todos los bulos que estamos recibiendo estos días, los del 5G también se pueden achacar a varias razones: ganas de protagonismo, que sea una broma o, como creo que es este caso, utilizar el miedo y el desconocimiento para seguir promoviendo ese miedo y desconocimiento, asociado al 5G y a las radiaciones de WiFi o telefonía móvil", baraja Nájera.

"La gente está sufriendo una gran ansiedad ante la situación del coronavirus, en este estado, las teorías de la conspiración encuentran un campo abonado para cualquier barbaridad", concluye.

Este artículo es una colaboración mensual entre Maldita Ciencia y el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud.

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