MENÚ
MALDITA CIENCIA

No, el ejercicio de alta intensidad no es perjudicial para las personas con problemas cardíacos (pero es imprescindible monitorizar y controlar sus pulsaciones durante la actividad)

Publicado
Comparte
Categorías
Recursos utilizados
Expertos
Superpoderes
Literatura científica

No hay duda de que practicar una actividad física intensa aumenta nuestra frecuencia cardíaca, disparando las pulsaciones. Y para comprobarlo, basta con echarnos una carrera a ritmo ligero. En relación a esto, nos habéis preguntado si un tipo concreto de entrenamiento, el de alta intensidad, puede tener contraindicaciones para las personas con problemas de corazón, al acelerar de manera más evidente el ritmo de los latidos. Pero no solo no tiene por qué ser perjudicial, sino que este tipo de ejercicio puede llegar a ser recomendable para las personas con patologías similares. Os contamos lo que sabemos.

El ejercicio físico es fundamental si nuestro objetivo es llevar una vida saludable. "Junto a dejar de fumar y mantener una dieta equilibrada, hacer deporte es la variable con mayor impacto en la calidad de vida", señala a Maldita Ciencia José Miguel Martín Torres, cardiólogo y maldito que nos ha prestado sus superpoderes. En concreto, si hablamos de pacientes con problemas cardíacos (por ejemplo infartos o insuficiencia cardíaca), Martín Torres explica que el ejercicio físico mejora la supervivencia, la autonomía funcional, la capacidad física, la calidad de vida, a la par que reduce el riesgo de reinfarto u hospitalización.

"La alta intensidad en el ejercicio de resistencia cardiovascular consiste en esfuerzos que exigen mucho trabajo al sistema cardiorrespiratorio", explica a Maldita Ciencia David Argüelles, entrenador personal graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (CAFD) y maldito que nos ha prestado sus superpoderes. Según el 2018 Physical Activity Guidelines Advisory Committee Scientific Report, durante este tipo de actividad resulta casi imposible mantener una conversación, debido a la elevada frecuencia respiratoria que se alcanza (lo que se conoce como test de hablar).

"La duración tampoco puede ser muy prolongada. Es por esto que surgen propuestas de ejercicio como el entrenamiento interválico de alta intensidad (sus siglas en inglés, HIIT) para dosificar mejor el entrenamiento a estas intensidades", indica Argüelles, y explica en qué consiste: se trata de la combinación de varios períodos de duración suficiente para alcanzar dicha intensidad, con intervalos de recuperación a una intensidad menor.

"En cuanto a su seguridad en personas con problemas cardiovasculares, la mayor prevalencia de lesiones son las musculares y su gravedad no supone el abandono de las intervenciones de ejercicio. Es decir, no están relacionadas con complicaciones cardiovasculares", explica Argüelles.

En particular, según Martín Torres, el HIIT no solo tiene los mismos beneficios que el ejercicio tradicional de intensidad moderada, sino que presenta una mayor mejoría en clase funcional (movimientos que ayudan a la persona a desempeñar tareas útiles).

"Hay muchos estudios hechos para determinar la seguridad de esta modalidad de ejercicio. En todas las circunstancias (insuficiencia cardíaca de diferentes clases, infartos, personas de baja clase funcional, diabetes, hipertensos...) en comparación con el ejercicio convencional no se ha apreciado un incremento de complicaciones o efectos adversos [en pacientes con problemas cardíacos]", resume Martín Torres.

¿Existen excepciones? Sí: aquellos casos en los que el cardiólogo desaconseje evitar el ejercicio físico, en general. En el momento agudo de un infarto, en una descompensación grave de insuficiencia cardiaca o en algunas miocardiopatías, por ejemplo, practicar ejercicio de alta intensidad no es recomendable, al igual que cualquier otro tipo de deporte. Martín Torres resalta que, en estos casos, la recomendación se refiere a toda clase de entrenamiento y no únicamente al HIIT realizado correctamente. "No hay contraindicaciones del ejercicio de alta intensidad en pacientes que sí que tengan indicación de hacer deporte", añade.

Sí existe una diferencia con respecto a los pacientes sanos: en personas con problemas cardiovasculares (insuficiencia cardíaca, infartos previos, o hipertensión de mal control), es imprescindible monitorizar las pulsaciones durante la actividad. Teniendo en cuenta la frecuencia cardíaca máxima (marcador que en ningún momento deberíamos superar), conseguiremos que el esfuerzo de nuestro corazón sea similar.

"Para que nos entendamos, será el mismo siempre, independientemente de que se trate de un atleta joven o un anciano que ha teniendo un infarto y presenta insuficiencia cardíaca", señala el cardiólogo. Lo que sucede es que, para llegar a ese 85%-95% de su capacidad (la requerida por el protocolo Wingate en HIIT), el atleta seguramente tenga que hacer un sprint prolongado en pendiente, por ejemplo, mientras que para el anciano (o una persona que no acostumbre a realizar ejercicio físico) será suficiente con caminar un poco deprisa. "En todo caso, el trabajo del corazón y el cansancio percibido va a ser el mismo", concluye.

Sin embargo, no tiene por qué practicarse este tipo de ejercicio concreto si se presentan estas patologías y, si se hace, siempre debe ser de forma gradual. "Es cierto que el ejercicio físico mejora considerablemente la calidad de vida de estos pacientes, rompe con el espiral de cansancio-sedentarismo-mayor sintomatología cardiorespiratoria", coincide en Maldita Ciencia Estefanía Martínez Vicente, fisioterapeuta en el Hospital Le Montaigu (Astugue, Francia). "Pero hay que tener en cuenta que, en personas con una patología diagnosticada, el ejercicio se hace de forma progresiva”, añade.

Según Martínez Vicente, es cierto que el ejercicio de intervalos ayuda a la progresión de las capacidades del paciente y reduce sus ingresos hospitalarios por complicaciones debidas a la patología existente, aunque la fisioterapeuta incide en que no tiene por qué ser de alta intensidad. "En estos casos se calcula una frecuencia cardíaca objetivo (aproximadamente, un 60% de su frecuencia máxima), a la que el paciente llegará progresivamente y que nunca deberá sobrepasarse", concluye.

Hazte maldito, Hazte maldita
Te necesitamos para combatir los bulos y la mentira: sólo juntos podemos pararla. En Maldita.es queremos darte herramientas para protegerte contra la desinformación, pero sólo con tu apoyo será posible.

Eres muy importante en esta batalla para que no nos la cuelen. Seguro que tienes conocimientos útiles para nuestra batalla contra los bulos. ¿Tienes conocimientos de idiomas? ¿Lo tuyo es la historia? ¿Sabes mucho sobre leyes? ¡Préstanos tu Superpoder y acabemos juntos con los bulos!

También puedes apoyarnos económicamente. Maldita.es una entidad sin ánimo de lucro y que sea sostenible e independiente, libre de publicidad y con profesionales bien remunerados dedicados a luchar, contigo, contra la desinformación depende de tu ayuda. Cada aportación cuenta, cualquier cantidad es importante.