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MALDITA CIENCIA

No, no hay evidencias de que tocarse el ombligo sea malo para la salud

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Probablemente de pequeño escucharas el mantra de que no te tocaras el ombligo porque no era bueno para la salud y la frase conseguía su cometido: te paralizaba de inmediato. Pues no hemos encontrado ninguna evidencia científica de que tocarse esta curiosa parte del cuerpo sea ni bueno ni malo.

El ombligo es, básicamente, una cicatriz que queda tras la rotura del cordón umbilical del bebé. Ese cordón es vital para el feto, pues le lleva oxígeno y nutrientes, que sería imposible que ingiriera de otra forma porque todavía no puede ni respirar ni comer alimentos. Además, también transporta desperdicios del bebé de vuelta a la madre, para que ella se deshaga de ellos.

Una vez que nace, este cordón se corta porque el bebé ya no lo necesita y se deja un trocito pegado a la piel que se desprenderá solo a los pocos días. Ese muñón sí que no hay que manipularlo, solo lavarlo con agua y secarlo muy bien. Si este apéndice se infecta se produce lo que se conoce como onfalitis, una infección que también puede afectar al ombligo ya formado de los adultos debido a una mala higiene.

Como explican en la web Médicos y Pacientes, de la Organización Médica Colegial, “muchas veces los botones o tejidos de la ropa pueden irritar esta cicatriz embrionaria y la zona que le rodea”. Los síntomas más comunes de la infección son enrojecimiento del ombligo, hinchazón, que está caliente, llega a oler mal, supura un líquido o incluso pus.

En ese caso es muy importarte acudir al médico para que valore la situación. El tratamiento de la infección consiste en una higiene adecuada, una pomada o un antibiótico y, “solo en casos muy extremos, se procede a un drenaje quirúrgico”.

Relacionada con el ombligo también existe una fobia, la omfalofobia, que es cuando una persona puede llegar a sufrir mareos, vómitos o incluso miedo ante el ombligo de otra persona o el suyo propio, tanto por observarlo como por tocarlo. Pero, en resumen, salvo que tengas esta fobia y te pongas muy mal al tocarte el ombligo, no hay ninguna evidencia científica que diga que tocarse esta curiosa cicatriz sea bueno o malo para tu salud.

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