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MALDITA CIENCIA

El pelo que sale después de afeitarte, la luna y nuestros fluidos y manchitas en los huevos: llega el 54º Consultorio Científico de Maldita

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¡Feliz viernes, malditas y malditos! Bienvenidos una semana más a nuestro consultorio pre-fin de semana en el que damos respuesta a algunas de las preguntas que nos habéis hecho llegar en los últimos días. Esperamos aclarar vuestras dudas y que, si tenéis alguna más, nos la enviéis a través de nuestro TwitterFacebook, correo electrónico ([email protected]) o WhatsApp (655 195 538).

¿Afeitarse provoca que el pelo crezca más fuerte y oscuro después?

Ya sea la cara, las piernas, las axilas o lo que cada uno decida acometer, el afeitado es una de las formas más comunes de eliminar el vello no deseado. A favor de este sistema frente a otros como la depilación con cera, por ejemplo, está la facilidad y que no duele. En contra, la posible irritación de la piel y, sobre todo, la idea de que después el pelo volverá más fuerte y oscuro y, por tanto, más visible. Pero, ¿es esto cierto? ¿Afeitarse tiene realmente ese efecto? Nos lo habéis preguntado y aquí os lo explicamos.

La respuesta es que no, afeitarse no hace que el pelo afeitado cambie de ninguna forma, y eso incluye hacer que crezca más fuerte y oscuro, aunque todos creamos que sí porque nuestra experiencia así parece indicárnoslo. En este caso nuestra percepción nos engaña, tal y como explica este artículo publicado en Scientific American.

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¿Cómo nos engaña? Pues hay varias formas. Una posibilidad es que atribuyamos al afeitado lo que en realidad es un cambio normal de nuestro cuerpo: mucha gente empieza a rasurarse el vello justo en la adolescencia, cuando los cambios hormonales normales hacen que salga más pelo en distintos sitios del cuerpo.

Por otro, hay que pensar en esos pelos que nos afeitamos como si fuesen la mina de un lápiz, se van afinando por arriba en la zona que roza con la ropa y otros objetos y al recibir la luz muchas veces se van aclarando, pero la parte que permanece en la piel es más gruesa y oscura. Si cortamos la mina justo bajo la punta podríamos pensar que se ha vuelto más gruesa, aunque en realidad sea igual que antes.

¿Son los edulcorantes malos para la flora intestinal?

Añadir edulcorantes a los alimentos es una forma de seguir disfrutando de sabores dulces sin consumir azúcar. Pero habéis leído y oído que tampoco estos son inocuos para la salud y nos habéis preguntado, en concreto, si tienen efectos negativos para la flora intestinal. Os contamos lo que sabe la ciencia al respecto.

Lo primero es que la respuesta no está clara porque cada edulcorante puede causar efectos distintos y cada persona puede reaccionar de forma diferente, así que no hay conclusiones unánimes. Pero sí que hay algunos indicios de que el consumo de edulcorantes artificiales puede provocar a algunos efectos negativos para la salud, como la tolerancia a la glucosa, la activación de los receptores del sabor dulce (ambas cosas podrían tener efectos sobre el riesgo de obesidad y de enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2) y cambios en la composición de la microbiota intestinal (las colonias de bacterias beneficiosas que viven en nuestros intestinos).

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En concreto, un estudio publicado en la revista Nature en 2014 realizado en ratones concluía que el consumo de edulcorantes artificiales no calóricos favorecía el desarrollo de intolerancia a la glucosa precisamente al alterar la composición y el funcionamiento de la microbiota intestinal. Resultados parecidos han dado estudios posteriores, como este o este.

Sin embargo, hay que aclarar que de momento los resultados se han obtenido en ratones, y eso quiere decir que son provisionales ya que el mismo efecto podría no darse en seres humanos. Por otro lado, como cualquier aditivo alimentario, los edulcorantes están controlados y regulados por la EFSA, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, que establece en qué condiciones y productos se pueden utilizar y cuáles son las ingestas diarias admitidas consideradas seguras a la luz de las evidencias científicas disponibles.

Esa regulación se revisa periódicamente para manenerla actualizada, y se encuentra en proceso de reevaluación precisamente ahora. Habrá que esperar unos meses hasta conocer si cambian las recomendaciones oficiales.

¿Afectan las fases de la luna a los fluidos del cuerpo humano?

Si las fases de la luna afectan a las mareas de los océanos, ¿afectan también a otros fluidos que hay en la Tierra, por ejemplo, a los que se encuentran en el interior de nuestro cuerpo? ¿Hay algo similar a las mareas que afecte a nuestra sangre o los fluidos estomacales, por ejemplo?

La respuesta es que no, debido al volumen de líquido del que estamos hablando. Para que nos hagamos una idea: el volumen de líquido que contienen los lagos, incluso los más grandes, es cientos de veces menor que el que contienen los océanos y por esto, tal y como explica el National Oceans Service estadounidense, las mareas en los lagos son casi inapreciables, con un desplazamiento de las aguas de unos 5 centímetros en cada marea. Teniendo en cuenta que el cuerpo humano tiene un volumen de líquido miles de veces menor que estos lagos, y que además esos líquidos no tienen un espacio al que desplazarse, el impacto de la gravedad lunar no tiene efecto sobre nuestros fluidos.

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Vale, no hay mareas en nuestro cuerpo, pero ¿tienen las fases o movimientos de la luna algún otro efecto sobre nuestro cuerpo? La respuesta aquí que no hay evidencias de que sea así, a pesar de que sea una idea tradicionalmente extendida y aceptada.

Lo cierto es que si bien las fases de la luna afectan al comportamiento de muchos animales, especialmente a aquellos con hábitos nocturos, que ven variar enormemente la cantidad de luz de unas noches a otras, y que han condicionado los modos de vida de muchas culturas pasadas al ser una forma común de medir el paso del tiempo, "no hay evidencias convincentes de que la luna pueda afectar a la biología de nuestra propia especie", concluía esta revisión de la literatura científica al respecto publicada en la revista Current Biology.

Algunos estudios han buscado efectos en aspectos concretos de nuestro organismo, por ejemplo, este que analizaba algunas mediciones del rendimiento deportivo, o este otro que trataba de averiguar si había más casos de ruptura de aneurismas intracraneales en determinadas fases lunares. Ambos concluyeron que no existía una correlación notable entre ambos factores.

Otros estudios sí que han hallado determinadas correlaciones, por ejemplo, este que analizaba si las noches de luna llena dormimos menos o peor (aprovechamos para recordaros, una vez más, que correlación no implica causalidad, es decir: que dos fenómenos ocurran juntos no quiere decir necesariamente que uno provoque el otro). Los resultados mostraron que las noches de luna llena, dormimos de media 20 minutos menos que las noches que no hay luna. Se trataba en cualquier caso de un estudio pequeño y los propios autores reconocían que "había sido diseñado para otro objetivo, de forma que la asociación entre la fase lunar y la duración del sueño debería ser confirmada en otros estudios".

Es común relacionar la influencia de los ciclos lunares sobre los ciclos menstruales ya que ambos coinciden en que duran 28 días (si bien los menstruales pueden variar de unas mujeres a otras, como explicamos en el artículo que dedicamos a la Maldita Regla), pero como mencionaba este artículo divulgativo publicado en Nature, los ciclos menstruales de otros mamíferos tienen duraciones distintas, así que suponer una influencia especial sobre los humanos por este motivo no está basado en una lógica muy sólida y parece más bien atribuible a la casualidad.

¿Qué son las pequeñas manchas marrones (o rojas) que a veces se ven en un huevo al cascarlo y cómo afectan al estado del huevo?

Nos ha pasado a todos: al cascar un huevo para freírlo, batirlo o cualquier otra cosa, apreciamos en su clara una pequeña mancha marrón o roja. Nos habéis preguntado qué es esa mancha y si significa que el huevo no se puede comer.

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Lo primero: el huevo se puede comer sin problema. Tal y como explica el tecnólogo de los alimentos Miguel Ángel Lurueña en este artículo, esas manchas pueden ser un pequeño coagulo de sangre que se producen por pequeñas hemorragias durante la ovulación, células de la gallina que llegan al huevo por descamación de algunos tejidos de la gallina (tejido glandular de los ovarios o del oviducto por el que el huevo pasa del ovario de la gallina hacia el exterior) o pequeñas partículas de calcio.

En cualquiera de esos casos, su presencia no hace que el huevo no se pueda comer. Puedes retirar esas manchitas con una cuchara (y un poco de habilidad) o incluso con los dedos (que esperamos que te hayas lavado bien antes de manipular alimentos) si te produce aprensión o te desagrada la idea de comerlo, pero no supone ningún riesgo para la salud.

Para terminar...

Una semana más, queremos agradeceros todos esos mensajes, tuits y correos. ¡Nos encanta saber que contáis con nosotros para resolver preguntas varias! Daremos respuesta a todo aquello que esté en nuestra mano, pero recuerda: no somos especialistas médicos. Para diagnósticos y dudas sobre casos particulares, mejor acude a un profesional.

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