Ante una época de estrés y dolores de espalda, un conocido te recomienda ir a su osteópata, que a él le funciona. Tú antes de decidirte, echas un ojo en internet para entender mejor qué es eso de la osteopatía, pero esto no hace más que aumentar la confusión: en unos sitios lees que es una práctica científicamente dudosa, en otros descubres que muchos fisioterapeutas incluyen la osteopatía dentro de sus servicios, ¿en qué quedamos?
La osteopatía es una de las técnicas que el Ministerio de Sanidad está evaluando para su posible inclusión en la clasificación de pseudoterapias, es decir, aquellas que no tienen ninguna base en el conocimiento científico ni cuentan con una metodología lo suficientemente sólida que sirva para evaluar su seguridad, efectividad y eficacia.*
La osteopatía está basada en principios no demostrados científicamente, como que todo el organismo está interconectado y que manipulando los huesos y músculos se pueden solucionar enfermedades y problemas de salud no relacionados con los músculos y huesos, como dolores de cabeza, migrañas, menstruaciones dolorosas, problemas digestivos, depresión o cólicos en bebés.
Como te hemos contado en Maldita.es, un informe realizado por el Centro Cochrane Iberoamericano, que ha revisado diferentes estudios científicos sobre esta técnica, concluye que, para tratar el dolor de espalda (incluido el de embarazadas), el dolor pélvico y alteraciones ginecológicas, el grado de evidencia disponible es entre moderado y bajo. Si hablamos de otros tipos de dolencias, como el dolor de cabeza, el síndrome del colon irritable o la fibromialgia, el nivel de evidencia es menor, entre bajo y muy bajo.*
Las evidencias disponibles hasta ahora sugieren que la osteopatía y otras terapias de manipulación de huesos y músculos son igual de eficaces para tratar el dolor de espalda que otros tratamientos como la fisioterapia o el ejercicio terapéutico. Pero no hay evidencias sólidas de que sirva para tratar esas otras dolencias no relacionadas con el sistema musculoesquelético.
*Hemos actualizado el titular y el contenido de este artículo el 9 de mayo de 2022 tras la última revisión sobre la evidencia científica disponible publicada por el Centro Cochrane Iberoamericano.