No hay nada que se nos quede tan grabado como una película con la que nos identificamos o una obra de teatro que nos impacta. Conectar con el espectador es importante, especialmente cuando se están tratando temas tan sensibles como el ciberbullying. Por eso, para educar sobre este y otros tipos de violencia digital online contra menores, en España, diversas asociaciones apuestan por materiales educativos basados en series y libros y diferentes técnicas teatrales. Otra forma de concienciar sobre esta problemática es a través de talleres, campamentos y cursos destinados a jóvenes, pero también a docentes y familias (pilares fundamentales para el desarrollo de los menores en el entorno digital).
¿Realmente funcionan estas ideas? Los expertos consultados por Maldita.es, que llevan trabajando con estas técnicas durante años, afirman que son efectivas. Sin embargo, reconocen que deben enfrentarse a diferentes obstáculos que minimizan su potencial impacto. Señalan, sobre todo, la falta de apoyo institucional para desarrollar estas iniciativas y la ausencia de las mismas dentro de los planes de estudio convencionales como dos factores que impiden que su trabajo pueda llegar a más personas.
Cómo mantener a los menores a salvo de la violencia digital y los desafíos de la IA
Este reportaje es el tercero de una investigación internacional llevada a cabo por Maldita.es (España), Scena9 (Rumanía) y Rubryka (Ucrania). El proyecto explora la problemática de la violencia digital y su impacto en menores, así como las diferentes iniciativas que buscan identificar soluciones, prevenir estas situaciones y proteger a las víctimas. Esta investigación se ha desarrollado gracias al apoyo de Journalismfund Europe y a la mentoría y el apoyo de Transitions.

Obras de teatro para luchar contra el ciberacoso: fomentan la empatía y ayudan a mejorar la comunicación
Imagina que todavía vas al colegio y vives una situación tan terrible como que una compañera de clase se suicida tras sufrir ciberacoso. ¿Qué harías? Esto es lo que se plantea en la obra Aulas, del guionista y dramaturgo español Carlos Molinero, en la que los espectadores participan a través de un grupo de WhatsApp e incluso deciden el desenlace con una votación.
Esta obra, que su autor define como “teatro invasivo” (más allá del teatro inmersivo, explica Molinero), se ha representado unas 39 veces en tres años para unos 4.800 espectadores. El dramaturgo asegura que “el teatro genera una conexión” y reconoce haber visto en las representaciones de Aulas cómo los espectadores “sí se ponen en un sitio en el que nunca habían estado”.
Es difícil olvidar una experiencia así, reconocen docentes y alumnos en un vídeo publicado por el actor principal de la obra. Por eso, el teatro es una de las herramientas que se utilizan actualmente en España para abordar diferentes problemas a los que se enfrentan los menores en el entorno digital. El teatro favorece un aprendizaje significativo, inclusivo y participativo, desarrollando competencias académicas, socioemocionales y valores como la creatividad, la empatía y la comunicación, según el estudio El teatro en el aula como estrategia pedagógica para transformar el aprendizaje tradicional en una experiencia inclusiva, publicado en febrero de 2025.
Hay más iniciativas en la misma línea. La obra de teatro Girls Like That es una adaptación al catalán de la obra del dramaturgo inglés Evan Placey que se ha representado más de 50 veces en diferentes salas de Barcelona. En la historia, dirigida por Juan Pablo Mazorra, Carles Solsona y Nan Vidal y representada por la compañía Càlam, una chica menor de edad sufre acoso por parte de sus compañeros de clase tras difundirse una imagen íntima suya sin su consentimiento. También La Liga Contra el Bullying, una función para alumnos de 6 a 12 años de Espectáculos Educativos (una compañía que crea e interpreta obras que combinan teatro y magia con fines pedagógicos). En esta, se plantea si un contenido que ha recibido el protagonista en su teléfono (que dice que un alumno de tercero de primaria se hace pis en la cama todas las noches) es real o puede ser falso. De media, desde la pandemia de la COVID-19, hacen entre 150 y 300 pases de todas sus obras al año.

Este tipo de experiencias ayuda a que los espectadores encuentren la forma de comunicarse. “Le das a la gente palabras para articular lo que están pensando y están sintiendo y la posibilidad de expresarlo detrás de un personaje que, de alguna forma, es una armadura”, explica Molinero. Esto sucede, sobre todo, con el teatro social o foro (un formato en el que los espectadores participan activamente y hay espacio para la improvisación).
Un estudio publicado en 2023 en el que se evaluaba la eficacia de una producción de teatro foro para activar estrategias de prevención de la violencia juvenil en las escuelas reveló que este tipo de herramientas aumentan “los conocimientos de los estudiantes”, a la vez que y cambia “sus actitudes” y desarrolla “sus habilidades para la gestión de conflictos y la resolución de problemas”. Así queda demostrado, por ejemplo, en el documental Cachada (2019), en el que cinco vendedoras ambulantes de El Salvador exponen sus vidas en un taller de teatro.
Inés Bebea, ingeniera de telecomunicaciones, actriz y educadora, también ha desarrollado un proyecto junto al Ayuntamiento de Majadahonda (Madrid, España) con esta técnica y afirma a Maldita.es que “es una manera de expresar cosas que ellos están sintiendo o les están pasando en el aula”.
“Hay que dejar que el espectador se vea reflejado de alguna forma, aunque luego sea para decir que lo que hace no está bien”, Marta Niell, actriz en Girls Like That.
Los expertos consultados por Maldita.es coinciden en que estas iniciativas deben ir acompañadas de recursos educativos para afianzar los conceptos y aprendizajes de las representaciones. Girls Like That entrega un dossier al equipo docente con el que pueden seguir desarrollando actividades dentro del aula; y los autores de Aulas han desarrollado un cuaderno pedagógico interactivo con materiales y actividades con el mismo fin. Además, en ambos casos, tras la representación, tiene lugar una charla: en el primer ejemplo, un coloquio con las actrices para debatir diferentes aspectos de la obra y, en la segunda, un debate con un psicólogo.

Técnicas teatrales para empoderar a las víctimas de ciberacoso
Además de obras y experiencias teatrales, también se utilizan técnicas que nacen de las artes escénicas para dotar de herramientas a las víctimas de algún tipo de ciberacoso para afrontar estas vivencias. La Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (AEPAE) surgió hace 20 años precisamente con este objetivo. Su presidente, Enrique Pérez-Carrillo, cuenta a Maldita.es que para la creación de la organización contactó con un profesor de arte dramático de la Real Escuela Superior de Arte Dramático de la Comunidad de Madrid (RESAD) para desarrollar “herramientas corporales de asertividad”. Este experto es Goyo Pastor, que acabó cofundando AEPAE y actualmente ocupa el puesto de director del Área de Teatro Corporal de la organización.
“Intentamos, a través de herramientas parateatrales, dar refuerzo a estas personas para que puedan abordar un poquito mejor este problema”, explica Pastor a Maldita.es. Se trata de técnicas corporales con las que consiguen que los menores se abran, según cuenta. AEPAE realiza anualmente un campamento donde trabajan estas y otras técnicas para empoderar a los jóvenes que han sufrido algún tipo de acoso escolar. En la semana que dura esta actividad, asegura, pueden verse cambios notables: “Se ve una evolución a nivel de actitud corporal y verbal. Ya no son niños que simplemente levantan la cabeza y te miran, ahora son capaces de expresar sus pensamientos, sus sensaciones, sus emociones”.
Según un estudio de 2023 sobre los efectos del psicodrama en la salud de las adolescentes, esta técnica demostró efectos positivos en varios aspectos de la salud mental y social, incluyendo la reducción de ansiedad, depresión, hiperactividad, frustración y trastorno oposicionista desafiante, además de mejoras en la regulación emocional, agresividad, habilidades para resolver conflictos, perdón, autoestima y comunicación. Por ejemplo, Sonia Eduarte contó a AEPAE que su hijo, que aprendió las herramientas desarrolladas por la organización, presenció una situación de acoso en la piscina e intervino: dos niños se burlaban de otro más pequeño porque no sabía nadar y utilizaba manguitos, y su hijo intervino, le explicó la postura asertiva y se lo llevó a jugar.
Ver una serie o leer un libro también es una forma de concienciar sobre diferentes formas de ciberacoso y las personas implicadas
Hay más enfoques que apuestan por la cultura para educar sobre la violencia digital contra menores. Organizaciones como PDA Bullying centran parte de su trabajo en luchar contra el ciberbullying, y entre sus iniciativas se encuentra la recopilación y el desarrollo de materiales pedagógicos para concienciar a partir del visionado de series o películas o la lectura de libros.
La miniserie de Netflix Adolescencia (2025), cuya trama gira en torno a un niño de 13 años acusado de asesinar a una compañera de clase, es una de las producciones con las que recomiendan trabajar sobre distintos tipos de ciberacoso desde PDA Bullying. “Invita a los espectadores a reflexionar sobre las dinámicas de poder que se crean en las redes sociales y cómo estas pueden afectar negativamente el bienestar emocional de los adolescentes”, explica la plataforma en su página web. Allí mismo, recoge un análisis del contenido de esta producción y material educativo elaborado por expertos.
Otro ejemplo es Skam (2015), una serie noruega que narra diferentes historias de varios estudiantes en una escuela dentro de un barrio acomodado de Oslo. En este caso, desde PDA Bullying se preparó una serie de fragmentos de vídeo de la primera temporada para trabajar en el aula con los menores la problemática del ciberbullying. Según explica, este tema se aborda en varios de los capítulos “a partir de una foto de una supuesta infidelidad por parte de la protagonista” lo que “supone el inicio de los memes, insultos y bromas desagradables a su costa en la red”. Con ello, indica la organización, se puede trabajar sobre “las motivaciones del rol de agresor o de quien lo publica, comparte o se ríe” o sobre “cómo ayudar a la persona en el rol de víctima”, entre otros temas.
También elaboran recursos a partir de libros para tratar el tema del ciberacoso, una práctica sufrida por ocho de cada diez adolescentes y jóvenes, según un informe de Plan Internacional de 2024. Con la novela titulada La Guarida (2022) se abordan cuestiones sobre esta problemática. “Esta novela navega por internet y su submundo, mostrando a padres y jóvenes, los peligros de la red donde nada es lo que parece ser”, se puede leer en la sinopsis. El rastro brillante del Caracol (2014) también se adentra en temas relacionados con el ciberacoso, pero centrado en el síndrome de Asperger, y El infinito en tus manos (2020), que explora el impacto de las redes sociales y la tecnología en la vida de los adolescentes. Esta última novela cuenta con una guía didáctica con consejos para hacer un buen uso del teléfono móvil y unas actividades digitales.
La investigación académica avala estas iniciativas. Un estudio de 2007 sobre las películas educativas en el aula demuestra que es una herramienta eficaz con la que los niños pueden retener y recordar información, y es todavía más efectiva si se acompaña de estrategias como actividades post-visionado o guías. Según otro estudio publicado en 2021 sobre los cuentos de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM), estos una herramienta práctica y eficaz para introducir contenidos a familias y aulas, ya que promueven motivación, vocabulario y razonamiento básico cuando se usan como marco para actividades prácticas y diálogo entre adultos y niños.
Campamentos, cursos y talleres para concienciar a padres, docentes y menores sobre la violencia en la red
Como sucede con el teatro inmersivo, vivir algo de primera mano ayuda mucho más a que la información cale. Y para eso, talleres, campamentos y formaciones son una opción ideal para los menores. Un ejemplo es el programa E-tic sobre educación y bienestar digital impulsado por la Fundación Diario de Navarra. Lleva activo tres años en centros docentes de Navarra (España) y se han beneficiado más de 3.600 alumnos y alumnas. Nerea Tollar, coordinadora educativa de E-tic , explica que esta iniciativa surgió al ver que los menores “cada vez tienen acceso antes” al mundo digital y lo hacen “sin tener la madurez suficiente” para enfrentarse a “diferentes problemas que se encuentran, como la violencia online”. Desde entonces, trabajan con niños de entre 6 y 12 años, instruyéndoles en “un uso consciente, equilibrado y positivo del mundo digital y un comportamiento coherente”.
Su trabajo no se centra únicamente en los menores. Tollar explica que el objetivo de E-tic es “entrar en los colegios a formar a los alumnos, pero también a las familias”. Así, el programa cuenta con sesiones de educación digital en los centros docentes que se complementan con actividades para afianzar conceptos accesibles en una plataforma de acceso restringido. Tratan temas que van desde los haters y trols, hasta el ciberbullying, la sextorsión o el grooming.
“Creemos que la educación digital en edades tempranas es muy importante para que vaya calando el mensaje en su cabeza”, Nerea Tollar, coordinadora educativa de E-tic.
El de E-tic es un ejemplo entre otras asociaciones en España que desarrollan iniciativas para formar a menores y reducir la violencia digital. También lo hacen en Fad Juventud, una asociación centrada en el bienestar y la calidad de vida de los jóvenes. Su objetivo es “que se ejerza menos, que sea menos frecuente, que se rechace y denuncie cuando se presencie, y que resulte menos lesiva en caso de sufrirla”, explican a Maldita.es desde la organización.
A través del Campus Fad ofrecen recursos didácticos, programas estructurados y formación para que padres, docentes o cualquier otra figura educativa pueda trabajar con los jóvenes. Allí, pueden encontrar recursos específicos sobre prevención de la violencia y discursos de odio en internet, donde se tratan temas como el grooming o el ciberbullying (con más de 200 descargas, según cifras de la organización); o contenidos sobre cómo promover comportamiento ético en entornos digitales (con más de 400 visitas), entre otros.

Desde la Fundación Gestión y Participación Social, centrada en la calidad de vida de la infancia y juventud y sus familias, también abogan por esto con el proyecto de educación y sensibilización para la prevención de riesgos en internet Te pongo un reto, dirigido tanto a menores de entre 12 y 18 años como a padres y docentes. Cuenta con un diccionario de términos con el ciberacoso y otros riesgos en el entorno digital y otros contenidos formativos, como publicaciones y cursos online. También incluye juegos (por ejemplo, un comecocos de papel descargable o un CyberParty) y un test para medir el riesgo que asumen los menores en el entorno digital según sus actos, entre otros recursos.
Además, realizan intervenciones de prevención del ciberacoso y otras violencias online en un centro de Educación Secundaria, donde se lleva a cabo un diagnóstico inicial mediante un cuestionario. En 2024, intervinieron en 13 centros educativos y en cuatro entidades sociales (asociaciones, fundaciones y otras) de diferentes comunidades autónomas de España, sumando un total de 474 sesiones. Según los resultados de los 1.787 cuestionarios completados por alumnos de entre 12 y 18 años, un 39,2% del alumnado se ha sentido molesto o incómodo durante su experiencia en internet. Sobre las situaciones de maltrato vividas en el entorno online destacan la creación de stickers o memes humillantes (el 31,2% afirma haberlo sufrido), la difusión de bulos o rumores (27,3%) y el envío de mensajes hirientes con motes, amenazas o insultos (22%).

Sin hueco en los planes educativos y con poco apoyo institucional: algunas de las dificultades a las que se enfrentan estas iniciativas
Todas estas son diferentes técnicas e iniciativas que, según la experiencia de las organizaciones que las aplican y los resultados que observan en las personas beneficiarias, funcionan. Sin embargo, los expertos consultados coinciden en que todavía podrían ser más efectivas si tuvieran más facilidades a la hora de aplicarlas.
Una de las principales dificultades a la que se enfrenta es la ausencia de estas iniciativas dentro de los planes de estudio españoles. “En la educación pública no hay recursos para pagar talleres”, dice Nan Vidal, uno de los directores de Girls Like That. Pese a ser una obra idealmente destinada a alumnos de secundaria y bachillerato, ellos no trabajan directamente en centros escolares, sino que interpretan la obra en salas y espacios profesionales con un precio de entrada en taquilla de 24 euros por persona (aunque hay algunos descuentos disponibles).
Tampoco hay espacio para que formen parte de los contenidos a tratar durante el curso escolar. Ferran Calvo, presidente de la Asociación Baobab, que trabaja en proyectos de inserción social, explica que “el sistema educativo crea sus propias estructuras para elaborar sus propios protocolos de funcionamiento y sus propios materiales educativos”. Y, según su experiencia trabajando con centros públicos, no es fácil acceder a esta estructura: “Debería existir como mínimo una herramienta para la evaluación de cualquier material que se pueda presentar y para valorar su idoneidad”.
De hecho, algunas familias reclaman la necesidad de que estos proyectos estén presentes en la formación de sus hijos. “Creo que debería ser una asignatura obligatoria en todos los cursos”, dice uno de los testimonios recogidos en la página web de E-tic.
“Uno de los principales caballos de batalla que tenemos es que los recursos que nosotros desarrollamos puedan formar parte de esa de esa red de recursos de la educación pública”, Ferran Calvo, presidente de la Asociación Baobab.
Ligado a esto está la falta de apoyo institucional para promover estas iniciativas y que puedan, así, ser de utilidad para más personas. Desde AEPAE se quejan de la falta de colaboración con las administraciones públicas: “Tenemos la experiencia y las herramientas, pero estamos trabajando sin ningún apoyo público”, dice su presidente, Enrique Pérez-Carrillo. Por ejemplo, el campamento anual en el que trabajan, entre otras cosas, las técnicas parateatrales con víctimas de acoso escolar tiene plazas subvencionadas cuyo coste asume desde la propia organización.
Mónica Donnellan, responsable de desarrollo pedagógico e investigación y encargada de Teatro Social en PDA Bullying, también señala el elevado coste que supone llevar las representaciones a los teatros o centros docentes: “Existen muchas dificultades logísticas y organizativas para las compañías y carecemos de una programación que facilite darles cabida a este tipo de iniciativas de forma regular”.

