Las elecciones en Estados Unidos o el asesinato de un niño en Mocejón (Toledo) son algunos de los sucesos que, durante los últimos meses, han alimentado narrativas desinformadoras contra las personas migrantes aprovechándose de los vacíos informativos. Como apunta el informe “Disinformation landscape in Spain”, del EU Disinfo Lab, los desinformadores se aprovechan de la falta de información por parte de fuentes fiables en los primeros momentos de una situación de crisis para difundir bulos rápidamente. A ello se suma que, desde la experiencia de Maldita.es, las fuentes oficiales, como los gabinetes de prensa de la policía, no aportan información sobre la nacionalidad de las personas implicadas en un delito, bien por política interna o bien porque la investigación continúa abierta.
La violencia contra menores o mascotas, clave en las narrativas desinformadoras sobre las personas migrantes en situaciones de tensión
La atribución sin pruebas de delitos a personas migrantes no es casual. Diversos estudios sostienen que “la ira moviliza” y que “los sentimientos viscerales emocionales contribuyen a una mayor creencia en falsedades”. En Maldita.es hemos identificado diferentes bulos que atacan a las personas migrantes y que sirven como ejemplo de esta estrategia al poner en el centro a menores o animales domésticos que, en el imaginario colectivo, son identificados como colectivos vulnerables.
La campaña de Trump de cara a las elecciones estadounidenses del 5 de noviembre utilizó algunos de estos bulos. El candidato a la presidencia dedicó parte de sus discursos a criminalizar a las personas migrantes y, de forma concreta, a aquellas procedentes de Haití. En uno de los debates, Trump las acusó de comerse a las mascotas de sus vecinos en Springfield (Ohio), pero era un bulo que hasta Elon Musk, dueño de Twitter (ahora X), replicó en sus redes, donde acumula más de 200 millones de seguidores.
Los niños son otro de los colectivos que utilizan los desinformadores para atacar a las personas migrantes. El 9 de octubre, un hombre supuestamente “magrebí” fue linchado por vecinos de La Línea de la Concepción (Cádiz) después de que se difundiera un audio en el que se le acusaba de pertenecer a una mafia secuestradora de niños. Era un bulo. La Policía Nacional de Cádiz contó a Maldita.es que el hombre era de nacionalidad italiana y que no tenía ninguna relación “ni con mafias ni con secuestros”.
En la misma línea, el crimen de Mocejón (Toledo) en agosto, atribuido inicialmente a una persona “magrebí”, “mena” o “gitana”, fue uno de los casos de desinformación racista que más repercusión tuvo, difundiéndose en varios idiomas y en diferentes países europeos. Incluso el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (OBERAXE), dependiente del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, identificó este caso como un ejemplo claro de bulo que pretendía “criminalizar a las personas de origen migrante” y que promovía el “alarmismo social y la percepción de que las personas inmigrantes son una amenaza”.
Ya en julio de 2021, en Maldita.es identificamos la misma estrategia desinformadora después de que medios de comunicación dieran la noticia de que un menor valenciano que estaba de vacaciones en Ceuta había sido agredido. Las redes sociales se llenaron entonces de mensajes que vinculaban la agresión a un “grupo de inmigrantes ilegales” y se relacionó con la entrada irregular de miles de personas a través del espigón de El Tarajal desde Marruecos en mayo del mismo año. Debido al estado físico de la víctima, la Policía Nacional tardó unas horas en poder tomarle declaración y en identificar a los autores, lo que provocó un vacío informativo que propició la difusión del bulo racista. Finalmente, la Policía Nacional de Ceuta emitió un comunicado de prensa en el que indicaron que todos los implicados en la agresión eran españoles vecinos de la ciudad autónoma.
Magrebí, musulmán o menor extranjero no acompañado: el dibujo que hacen los desinformadores del agresor
En contextos de crisis o emergencia, antes de que las autoridades den detalles sobre lo ocurrido, los desinformadores señalan a las personas migrantes como responsables. Así ocurrió con el apuñalamiento de un niño en Mocejón (Toledo), atribuido sin pruebas a un hombre “magrebí” o a un “menor migrante”, pero cometido por un hombre español de 20 años.
En el mismo mes, se difundieron mensajes que acusaban a un “inmigrante ilegal argelino” de haber decapitado a un hombre en Valencia. Nuevamente, se trataba de un bulo que se aprovechó del impacto de la noticia para atribuir su autoría a una persona extranjera. En este caso, la Policía Nacional contó a Maldita.es que el detenido era un joven “de origen español y nacido en España”.
Pero esta tendencia no es nueva, sino que ya la detectamos en 2023 tras el asesinato de una mujer en la plaza de Tirso de Molina (Madrid), vinculado rápidamente a un hombre “magrebí” o “marroquí”, aunque la Policía Nacional contó a Maldita.es que los detenidos eran un hombre y una mujer, ambos españoles nacidos en España. Ese mismo verano también saltó la noticia de que una mujer había sido secuestrada y agredida sexualmente en una finca de Palma de Mallorca, hecho que los desinformadores también aprovecharon para difundir bulos racistas. En un primer momento, la cuenta desinformadora El Puntual 24h atribuyó los hechos a dos hombres “magrebíes”. Sin embargo, la Policía Nacional de Palma de Mallorca aseguró entonces a Maldita.es que los detenidos eran españoles “de origen español”.
Estos contenidos muestran una tendencia que coincide con los últimos datos del OBERAXE tras su monitorización mensual del discurso de odio en redes sociales. El informe muestra que en el mes de noviembre de 2024 aumentó la hostilidad hacia las personas procedentes del norte de África (34% de los contenidos) y las personas inmigrantes en general (25%), representando ambos grupos el 59% del total de contenidos identificados por esa organización, dependiente del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. El Observatorio también añade que “continúan predominando los mensajes que promueven la deshumanización y la degradación hacia las personas a las que se dirige el discurso (39%)”.
Estas narrativas desinformadoras en contextos de crisis también afectan a las personas musulmanas, a las que se tiende a extranjerizar. Así ocurrió en abril de 2024, cuando un hombre protagonizó un ataque con cuchillo en un centro comercial de Sydney (Australia). Rápidamente, se difundieron contenidos que atribuían el ataque a un “terrorista islamista”, aunque tanto la policía como el Primer Ministro australiano lo negaron.
La intervención de fuentes oficiales ataja la difusión de bulos, según el EU Disinfo Lab
Según el informe “Disinformation landscape in Spain”, del EU Disinfo Lab, “la intervención de fuentes oficiales ataja radicalmente la difusión de bulos”, como ocurrió en todos los ejemplos anteriores. Sin embargo, conseguir esta información oficial no siempre es sencillo. Desde la experiencia de Maldita.es, cuando se atribuyen delitos sin pruebas a personas extranjeras, cuerpos policiales como los Mossos d’Esquadra, la Policía Nacional o la Ertzaintza suelen ampararse en la ley de protección de datos o en que no entran en “consideraciones capciosas contra ciertos colectivos” para no aportar ninguna información que contribuya a desmontar la narrativa racista. Como consecuencia, estos contenidos continúan viralizándose sin filtros en redes sociales.
En otros casos, las fuentes oficiales no aportan información sobre los implicados porque la investigación está abierta, circunstancia que aprovechan los desinformadores para continuar haciendo suposiciones sin aportar pruebas.
Así, los vacíos de información han sido utilizados frecuentemente por los desinformadores para difundir bulos de índole racista y/o xenófoba, especialmente cuando las víctimas son menores de edad o animales, lo que genera respuestas más contundentes. En la mayoría de casos, estos contenidos se frenan cuando fuentes oficiales aportan información, aunque esto no siempre ocurre.