“La presa de Pedrógão (Portugal), en el río Guadiana, está tirando agua al mar por orden de la Agenda 2030, el MITECO y WWF”. Con mensajes como este se difunde un vídeo del desembalse de 45 hectómetros cúbicos (hm3) de agua en la presa de Pedrógão a finales de febrero. Los contenidos dicen que este desembalse demuestra que la escasez de agua en España “no es sequía, es saqueo”.
Sin embargo, es un simulacro de crecida obligatorio para mantener el caudal ecológico del Guadiana realizada por la empresa pública responsable del embalse de Alqueva-Pedrógão, en Portugal, por lo que el Ministerio para la Transición Ecológica de España (MITECO) no ha tenido ninguna responsabilidad, han confirmado la propia empresa y la Confederación Hidrográfica del Guadiana (que depende del MITECO) a Maldita.es. Esta cantidad liberada no pone en peligro la garantía de agua para agricultura, abastecimiento, industria y generación de energía, indica la empresa concesionaria. A finales de febrero de 2024, las reservas en este embalse eran del 86%.
El desembalse del 29 de febrero: un simulacro de crecida obligatorio de 45 hectómetros cúbicos en un embalse al 86%
El embalse de Alqueva y Pedrógão desembalsó entre el 27 y el 29 de febrero 45 hm3 de agua. Esta liberación fue un simulacro de crecida que la Empresa de Desarrollo e Infraestructuras de Alqueva (EDIA), empresa pública portuguesa responsable del embalse, tiene la obligación de hacer para mantener el caudal ecológico del Guadiana. El caudal ecológico es la cantidad mínima de agua que debe haber en un río para mantener los ecosistemas que viven en él.
Los 45 hm3 desembalsados son el 7% del volumen de esa presa entre el 1 de enero y el 27 de febrero de 2024, según indica EDIA en un comunicado. Además, añaden que esta cantidad “no pone en peligro la garantía de agua en Alqueva para sus usos (agricultura, abastecimiento, industria y generación de energía)”.
El embalse de Alqueva, de 4.150 hm3, se encontraba al término de febrero al 86% de capacidad según el último dato disponible del Sistema Portugués de Información de Recursos Hídricos (SNIRH). Estaba por encima de la media —que se calcula desde 1990 hasta 2023— para el mismo periodo (83,2%).
La cuenca portuguesa del Guadiana se encontraba al 84,4% de las reservas en febrero, ligeramente por encima de la media para este mes (81,5%). La cuenca española, por otro lado, se encuentra al 36,5% a 4 de marzo, por debajo de la media para este mes (52,8%). Como hemos explicado en Maldita.es, esta diferencia se debe a que las lluvias hasta ahora se han concentrado en la parte norte y occidental de la cuenca, próximas a la frontera y donde la escorrentía acaba llevando ese agua hacia Portugal y contribuyendo al llenado del embalse de Alqueva.
El desembalse no lo ordenó ni el MITECO, ni WWF, sino el contrato de concesión entre Portugal y EDIA
Este desembalse lo ha realizado EDIA, la empresa pública responsable del embalse portugués. Por tanto, el Ministerio español para la Transición Ecológica (MITECO) o una organización ecologista como WWF no han tenido nada que ver con esta liberación de agua. EDIA y la Confederación Hidrográfica del Guadiana han respondido a Maldita.es indicando que el MITECO no ha tenido nada que ver en esta liberación de agua.
Elisabete Barroso, portavoz de EDIA, explica a Maldita.es que el contrato de concesión entre el Estado Portugués y EDIA recoge que estos desembalses deben hacerse cuando se cumplen una serie de condiciones: si, en un año no seco, el agua que llega al río Guadiana a la altura de Pulo do Lobo no alcanza un determinado nivel. Este año hidrológico se han dado las condiciones, por lo que “EDIA ha puesto en marcha el simulacro de crecida”, detalla Barroso.
“Esta medida es esencial para la limpieza y transporte de nutrientes y para mantener los ecosistemas en el cauce del Guadiana hasta la desembocadura”, recuerda la portavoz. También es importante porque este caudal sirve de “reclamo” para especies migratorias que vienen del mar al río para reproducirse, “como la lamprea, la anguila y los clupeidos (sardinas)”.
No es la primera vez que se hace un simulacro de crecida como este. En abril de 2023, EDIA hizo un desembalse de 46 hm3 desde la presa de Pedrógão para cumplir con el caudal ecológico del Guadiana.
El mito de que los ríos “tiran agua al mar”
En el vídeo, los protagonistas destacan que con este desembalse se está “tirando agua al mar”. Aunque las aguas acaban llegando a la desembocadura, no es un desperdicio, ya que esta agua aporta nutrientes y sedimentos clave para la vida marina, la pesca, las playas y los deltas ribereños. El ciclo natural del agua asegura que este recurso, aunque llegue al mar, regrese a los ríos y a las reservas de agua.
En este artículo de Maldita.es profundizamos sobre este mito, las narrativas desinformadoras que se construyen con él y por qué es necesario, tanto para los humanos como otras especies, mantener ese caudal ecológico de los ríos y el ciclo del agua.
El agua de Doñana llega por el Guadalquivir, no por el Guadiana
Los protagonistas del vídeo dicen que con esas aguas desembalsadas tendrían “para abastecer toda Doñana”. Como hemos explicado anteriormente en Maldita.es, el agua superficial que recarga Doñana no procede del Guadiana —donde se encuentra la presa de Pedrógão—, sino de la cuenca del Guadalquivir y de las precipitaciones que recibe el parque.
Doñana es un parque nacional y Patrimonio de la Humanidad, cuyas lagunas, acuíferos y masas de agua se están reduciendo. Las causas de esta desecación son el cambio climático y la actividad humana, principalmente los cultivos de regadío.
Las aguas del Guadiana no ‘son’ de España: es un río internacional
En el vídeo se dice que el agua del simulacro de crecida “viene de España, recoge agua que viene de Badajoz, del río Ardila”, un afluente del Guadiana que nace en la provincia de Badajoz y desemboca entre las presas de Alqueva y Pedrógão.
Es importante precisar que el Guadiana, el principal curso de agua que alimenta el sistema Alqueva-Pedrógão, es un río internacional, que nace en España, pasa por Portugal y desemboca en la frontera entre ambos países. Sus aguas no pertenecen a ningún país, sino que es un recurso compartido. Cada Estado acuerda sus usos respecto a la Directiva Marco Europea del Agua y el Convenio de Albufeira, una norma que fija un régimen de caudales mínimos en los ríos internacionales de la península ibérica (Tajo, Duero, Miño y Guadiana).