El permafrost (del inglés, permanent frost, helada permanente) es la capa del suelo que está permanentemente congelada en las regiones polares. Aunque se tiende a pensar que es hielo superficial, realmente es un mix de suelo, roca, hielo y material orgánico. Su relación directa con el cambio climático es que, con el aumento de la temperatura media del planeta, esta capa se está descongelando, indica el último informe del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
Este deshielo del permafrost desencadena otros problemas relacionados con el cambio climático. El primero de ellos es que estas capas retienen una importante cantidad de gases de efecto invernadero, principalmente metano y dióxido de carbono, por lo que su descongelación liberaría estos gases a la atmósfera, reforzando el efecto invernadero, favoreciendo el aumento de temperatura y provocando más descongelación del permafrost. “Un círculo vicioso e infernal”, como explicó a Maldita.es el ingeniero industrial Miguel Ángel Pantoja.
Otro segundo problema es que el aumento de la temperatura es mayor en las regiones polares, donde se encuentra este permafrost. Tanto en la región ártica como en la antártica, el aumento de la temperatura media ha sido de 3 ºC respecto a los niveles de 1950-1970. A mayor temperatura, mayor deshielo del permafrost. Como referencia, el aumento de la temperatura media global en noviembre de 2023 era de 1,25 ºC respecto a la era preindustrial.
Un tercer problema es el impacto que tiene en los ecosistemas. El deshielo del permafrost provoca desplazamientos de hábitats: animales de las regiones polares (mamíferos, aves, peces y crustáceos) se reducirán, al tiempo que crecerán otras poblaciones de especies propias de regiones más templadas, estima el informe del IPCC dedicado a océanos y criosfera. También se calcula que habrá un aumento de arbustos y árboles leñosos, algo que puede parecer beneficioso, pero conlleva un importante riesgo de incendios forestales que antes no existía.
Un cuarto problema tiene que ver con cómo afecta este deshielo a las comunidades humanas que viven en los polos. Sus infraestructuras están asentadas en un terreno que ya no es estable y vulnerable a hundimientos, lo que obliga a que se desplacen o tomen medidas de adaptación allá donde sea posible. A su vez, estas comunidades se hacen más vulnerables a otros fenómenos extremos, como inundaciones, precipitaciones torrenciales y —ya mencionado— incendios forestales.
Un último problema que mencionamos es que el permafrost también retiene patógenos, que llevan congelados cientos o miles de años y para los que los sistemas inmunes de los seres vivos no están preparados. Este trabajo científico de 2022 recopila algunos de los microorganismos interesantes para la salud pública, como la bacteria que causó la peste negra, diferentes virus de la gripe, restos animales con ántrax o incluso restos humanos que pueden portar la viruela, actualmente erradicada. Es difícil determinar si estos patógenos aún podrían replicarse o afectar a humanos, pero ya hay investigadores estudiando qué patógenos están actualmente congelados en el permafrost.
Este artículo forma parte del 21º consultorio de Maldito Clima.
Créditos de imagen destacada: Boris Radosavljevic/Wikimedia.
Primera fecha de publicación de este artículo: 03/01/2024