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Pájaros que mueren por los aerogeneradores en España y EEUU: datos y contexto

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  • Se difunden mensajes que critican la energía eólica porque supuestamente los aerogeneradores son uno de los principales motivos por los que mueren las aves
  • Hay varias estimaciones del número de muertes por colisiones con aerogeneradores, pero todavía no existen cifras oficiales consolidadas
  • Se están estudiando medidas para reducir el número de muertes como pintar las hélices con rayas negras o detener las aspas cuando se acercan las aves
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“¿Quieres ver un cementerio de pájaros? Mira bajo un molino de viento” decía el expresidente de Estados Unidos (y ganador de las últimas elecciones) Donald Trump en 2018. En el discurso político y también en redes sociales se encuentran mensajes asegurando que la energía eólica tiene un gran impacto ambiental, entre otras razones porque la colisión con los aerogeneradores provoca la muerte de muchas aves.

Estimar el número de pájaros que mueren por choques con aerogeneradores es complicado porque influyen muchos factores: la zona, el tipo de ave, el método en que se registran los datos o el tamaño del aerogenerador, entre otras. Todavía no hay cifras oficiales ni consolidadas, pero los primeros datos disponibles apuntan a que esta no es la causa más frecuente de muertes no naturales en aves. 

  • En España, la estimación más reciente proviene de la organización SEO BirdLife, cuyo informe concluye que las ocasionadas por esos molinos supondrían aproximadamente el 4,6% de las muertes por causa conocida en los Centros de Recuperación de Fauna Salvaje (CRF).

  • El fenómeno también se ha estudiado en Estados Unidos, donde esta causa de muerte está muy por detrás de la caza por gatos en libertad, los impactos contra edificios, choques contra vehículos y los pesticidas. 

Datos de España: hay varias estimaciones, pero todavía no existen cifras oficiales y consolidadas

“Actualmente no hay ninguna cifra fiable de muertes totales en aerogeneradores”, explica el profesor de Ecología y Biología Aplicada en la Universidad Miguel Hernández Juan Manuel Pérez-García. Esta falta de datos se debe a varios factores. Por ejemplo, a que el seguimiento de la mortalidad en los parques eólicos es distinto en cada comunidad autónoma. Por otro lado, las consultoras que se encargan de contabilizar estas muertes emplean distintos métodos y, en general, los datos que obtienen muestran solo la “mortalidad observada”, que sería una parte de los que han muerto realmente

Estimar la diferencia entre la mortalidad observada y la real tampoco es sencillo, añade Pérez-García. Hay pocos trabajos que proporcionen estimaciones sobre la mortalidad de aves por impacto con aerogeneradores:

  • La ONG SEO/BirdLife publicó un primer informe en 2011 concluyendo que las muertes de aves por la energía eólica en España serían de 6 a 18 millones al año. El informe recoge las muertes registradas en 136 parques eólicos y estima la mortalidad real teniendo en cuenta que muchos cadáveres desparecen por los animales carroñeros antes de que los vigilantes hagan la siguiente revisión y que otros no se detectan por estar entre la vegetación o porque no se inspecciona toda la zona donde pueden caer. También incluyó las muertes por los tendidos eléctricos asociados a los parques.

  • En 2023 han publicado un segundo informe que rebaja esa cifra a entre 1,2 y 4,6 millones de muertes al año. En este caso, el informe estima las muertes de aves por causas no naturales  partiendo de las aves que ingresan en los Centros de Recuperación de Fauna y estimando la mortalidad total según varios factores. El resultado es que entre 25 y 100 millones de aves mueren al año por causas no naturales. Por otra parte, indican que el 4,6% de los ingresos en estos centros se deben a colisiones con aerogeneradores. Si aplicamos ese porcentaje a la cantidad total de muertes, obtenemos los 1,2 a 4,6 millones. Es más baja que en el anterior informe porque perfeccionan la metodología y porque las muertes provocadas por los tendidos eléctricos se cuentan en otra categoría.

Los aerogeneradores serían el sexto motivo de ingreso en los Centros de Recuperación de Fauna en España, mientras que la primera serían las colisiones con tendidos eléctricos (de todo tipo de centrales eléctricas). El total de muertes no naturales (de 25 a 100 millones) supondría entre el 3% y el 12% de las aves que habitan en España, según el informe.

Causas de muerte de los ingresos de aves en los CRF (Informe SEO-BirdLife)

“Si miramos las muertes por aerogeneradores de forma aislada para la mayoría de especies de aves, no sería una cifra importante. El problema es que hay que tener en cuenta que esta es una mortalidad aditiva a otras también provocadas por infraestructuras humanas, por lo que pequeños incrementos en todas las causas humanas sí podrían tener un balance negativo en la dinámica poblacional total”, apunta Pérez-García. Pone como ejemplo de casos preocupantes las aves rapaces, que son muy sensibles a las colisiones con aerogeneradores, o las aves pequeñas y los murciélagos, para los que el choque con estos molinos parece ser la primera causa de mortalidad no natural.

Estados Unidos: se estiman en torno a 1 millón de aves muertas al año, pero también sin cifras oficiales

Otras estimaciones disponibles son las que abordan este fenómeno en Estados Unidos. Una de las más recientes es la publicada en 2021 por la asociación estadounidense para la conservación de las aves, que habla de 1,17 millones de ejemplares muertos al año en el país por colisiones con aerogeneradores. Es una cifra significativamente menor que la española (1,2 a 4,6 millones de muertes/año) teniendo en cuenta que Estados Unidos es un país más grande y con más energía eólica en funcionamiento que España. Hemos preguntado a la asociación su opinión por esa diferencia, de momento sin respuesta.

Esta cifra, 1,17 millones, es el promedio de tres estudios antiguos, basados en datos de 2012, más dos amplificaciones: una para tener en cuenta el aumento de la energía eólica en EEUU en la última década y otra porque se sabe que antes se detectaban aún menos cadáveres de pájaros que ahora, según explica la asociación en su artículo.

K. Shawn Smallwood, autor de la más pesimista de las tres estimaciones originales, también está trabajando en un estudio propio más actualizado y más completo. El experto explica a Maldita.es que “los intervalos de tiempo entre búsquedas [de cadáveres] eran demasiado largos, por lo que se perdían muchas de las aves de cuerpo pequeño, dando la falsa impresión de que la mayor parte de la mortalidad por colisión correspondía a aves mayores, como las grandes rapaces. Al acortar los intervalos y al utilizar perros detectores de olor, nos dimos cuenta de que morían muchas aves pequeñas (...) que en las búsquedas se pasaban por alto con facilidad”.

“Otra deficiencia de los informes anteriores era la escasa realización de pruebas de detección de cadáveres, necesarias para calcular cuántas quedaban sin detectar por los buscadores. Con la ayuda de otros colegas, he mejorado la metodología de los ensayos de detección, lo que ha revelado que las estimaciones anteriores de víctimas mortales eran sesgadamente bajas”, añade.

Los gatos, los edificios y los vehículos matan más pájaros que ​los aerogeneradores en EEUU, según otros estudios

Hay estudios científicos sobre otras causas de mortalidad externa de aves que permite contextualizar el problema de los impactos contra aerogeneradores. Algunas de las causas más estudiadas, especialmente con datos de Estados Unidos, son el impacto de los gatos, los choques contra edificios y vehículos y el efecto a largo​​ plazo de los pesticidas.

Los gatos que cazan en libertad (tanto domésticos como silvestres) se estima que son responsables de la muerte de 1.300 a 4.000 millones de aves al año en Estados Unidos, según un trabajo publicado en Nature Communications. Comparada con los 1,17 millones de muertes por impactos contra aerogeneradores que estima la Asociación Estadounidense para la Conservación de las Aves, los gatos en libertad matarían, como mínimo, 1.000 veces más pájaros que los molinos en Estados Unidos. En Canadá, donde también se ha estudiado, se estima que matan entre 100 y 350 millones de aves al año.

El Laboratorio de Ornitología de la Universidad Cornell reconoce que estos datos son muy llamativos pero correctos, e incluso considera que la cifra real puede ser mayor ya que los trabajos que estudian esta mortalidad “usan estimaciones a la baja de cuántas aves caza cada gato en libertad”. Destacan también que esta caza felina en libertad es “un problema causado por los humanos” y que tiene impacto negativo en la fauna autóctona, no solo de aves sino también de mamíferos y reptiles, como apuntan otros estudios científicos.

En cuanto a los choques contra edificios, diferentes estudios ofrecen diferentes resultados: entre 365 y 998 millones de muertes anuales en Estados Unidos (2014) o más de 1.000 millones al año en Estados Unidos (2024) si se tienen en cuenta aquellos pájaros que se lesionan gravemente en estos impactos y mueren por las heridas. El principal motivo de estos choques contra edificios son las ventanas, ya que las aves en general no pueden ver o reconocer los cristales. Si estos reflejan la vegetación o el propio cielo, no distinguen esta barrera e impactan contra ella.

Sobre los impactos contra vehículos, un estudio científico que toma datos de Estados Unidos estima que entre 89 y 340 millones de aves mueren cada año por esta causa, aunque una investigación de 2024 ajusta esta estimación a los 96 millones. Ambos trabajos consideran que sus estimaciones tienen cierta incertidumbre por cómo recogen los datos, pero estos datos se consideran evidencia suficiente por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos para demostrar que es un riesgo importante para las poblaciones de aves.

Por último, el impacto de los pesticidas en los pájaros es diferente a los anteriores, ya que provoca la muerte por envenenamiento a largo plazo y no casi instantánea como en las colisiones. Así, el Laboratorio de Ornitología de Cornell estima que 3.000 millones de aves han muerto en Norteamérica (Canadá, Estados Unidos y México) a lo largo de 50 años, lo que suponen 60 millones al año. Actualmente hay al menos 113 pesticidas directamente vinculados con la muerte de aves.

Emitir sonidos o parar las hélices cuando se acercan pájaros: medidas que intentan reducir el número de colisiones

“Puede ser difícil generalizar sobre medidas mitigadoras para minimizar las colisiones con turbinas de viento”, indica Manuela de Lucas Castellanos en su Tesis Doctoral “Aves y parques eólicos: efectos e interacciones”. Además del tipo de especie de la que hablemos, también puede influir el tamaño de los molinos, la topografía del parque o las condiciones climáticas. 

Hay varios tipos de medidas para prevenir las colisiones de los pájaros contra los aerogeneradores, desde modificar los molinos para que las aves los vean mejor o programar su velocidad según determinadas velocidades de viento o periodos de migración de las aves, hasta tener personal vigilando para evitar choques. 

Estas son algunas de ellas:

  • Pintar las hélices con líneas negras. Aunque según un estudio realizado en Noruega esto reducía las muertes de pájaros en más de un 70%, Pérez-García considera que se necesitan más pruebas sobre su efectividad. 

  • Emitir sonidos de alerta para que las aves se detengan. Podría reducir las muertes de murciélagos entre un 54% y un 78%, según un estudio en Texas, y puede programarse o ser activado por un vigilante. 

  • Parar o frenar las hélices cuando las aves están cerca. Puede hacerse tanto con observadores humanos como con sistemas automáticos y los primeros trabajos sobre estos mecanismos parecen mostrar reducciones en las colisiones de aves rapaces. Según un estudio de Pensilvania las muertes de murciélagos se podrían reducir entre un 44% y un 93% dependiendo de la velocidad del aerogenerador. Otro en Australia indicaba que reducir la velocidad entre 3 y 4,5 metros por segundo hizo caer las muertes en un 54% perdiendo un 0,1% del beneficio. Son similares los resultados obtenidos en una investigación realizada en Cádiz.

“Pero, sin duda, la medida preventiva más efectiva es la buena planificación de la implantación”, señala Pérez-Garcia. Para ello es necesario identificar los movimientos migratorios de las especies, las zonas más sensibles y saber la mejor localización para que los molinos tengan un reducido impacto en el hábitat de las aves.


Primera fecha de publicación de este artículo: 21/06/2024

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