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Narrativas desinformadoras sobre clima y energía en la campaña electoral en Estados Unidos

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  • En los mítines, las redes sociales y las entrevistas que se llevan a cabo en el marco de la carrera electoral estadounidense se desinforma sobre el aumento de la temperatura media en el planeta, la subida del nivel del mar o las energías renovables
  • También se comparten mensajes imprecisos sobre contaminación atmosférica y control de la meteorología
  • Todos los mensajes desinformadores que han sido verificados son de candidatos del Partido Republicano
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Durante la campaña electoral de Estados Unidos, diferentes candidatos del Partido Republicano han compartido desinformación relacionada con el cambio climático y la energía. Recopilamos y verificamos en este artículo estos mensajes y narrativas desinformadoras:

  • La energía solar no funciona de noche

  • No habrá electricidad si no hay viento

  • La energía eólica “mata a los pájaros”

  • La energía eólica es la más cara del mundo

  • Con el aumento del nivel del mar, la gente tendrá más propiedades frente al mar

  • “No saben qué va a pasar” con el cambio climático

  • La contaminación china tarda 3,5 días en llegar a Estados Unidos

  • El control de la meteorología es posible

  • El calentamiento global “no funciona” porque el planeta “se ha enfriado un poco”

  • Los premios medioambientales de Donald Trump

    La narrativa de que la energía solar no funciona de noche

    El miembro de la Cámara de Representantes Daniel Crenshaw (Texas, Partido Republicano) afirma que la energía solar fotovoltaica “no funciona todo el tiempo, no funciona de noche, es una energía intermitente”. Es cierto que la energía fotovoltaica no genera electricidad por la noche, pero esta sí que se puede almacenar para aprovecharse por la noche.

    Que los paneles fotovoltaicos necesitan radiación solar para producir electricidad está claro. Estos paneles se componen de células fotovoltaicas que convierten la luz del Sol en electricidad. Pueden hacerlo incluso cuando está nublado, pero no de noche. Ahora bien, la electricidad que generan estos paneles puede almacenarse en baterías u otros sistemas para aprovechar esa energía cuando la intermitencia de la radiación solar –o el viento, en el caso de la eólica– juegue ‘en contra’.

    Estos sistemas de almacenamiento pueden ser, o bien baterías conectadas a una instalación de autoconsumo para proveer de electricidad a un hogar por la noche, o bien sistemas de mayor escala que son útiles para cualquier fuente de energía como las centrales hidroeléctricas de bombeo, que emplean energía renovable para ‘recargar’ sus sistemas —normalmente, elevando agua hacia una montaña— y usar esa energía cuando sea necesario —descargando el agua montaña abajo—.

    La narrativa de que, sin viento, no hay electricidad

    El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, plantea una fábula en la que una familia quiere ver en la televisión el discurso del estado de la Unión, pero no puede porque “no está soplando el viento” y por tanto “no tienen electricidad”.

    Como ya hemos explicado, existen energías renovables (como la eólica) que son intermitentes porque  dependen de condiciones no controlables (viento) para generar electricidad, pero para mitigar ese problema existen los sistemas de almacenamiento.

    La ficción que plantea Trump ocurriría, o bien en el caso de una familia desconectada de la red eléctrica —como se estima que hay entre 180.000 y 750.000 hogares en EEUU— que sólo disponga de aerogeneradores y no pueda almacenar su propia energía; o si en el mix eléctrico del país sólo existiera la energía eólica, pues no habría fuentes de electricidad alternativas en ausencia de viento.

    Eso último no ocurre. El mix de generación de electricidad en Estados Unidos es el que mostramos en la siguiente imagen, según la Agencia Internacional de la Energía con datos de 2023. La fuente que más electricidad genera es el gas natural, también llamado gas fósil (41,9%), seguido de la energía nuclear (18,2%) y el carbón (16,8%). La eólica supone un 9,7% de la generación. Por tanto, en el caso de que no hubiera viento, el país cuenta con otras fuentes para aportar energía a todos los hogares conectados a la red.

    Mix de generación de electricidad en Estados Unidos. De izquierda a derecha, los que aparecen en texto: carbón, petróleo, gas fósil, nuclear, hidroeléctrica, eólica y solar fotovoltaica.

    La narrativa de que la energía eólica “mata a los pájaros” 

    En una entrevista, el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, dice que la energía eólica “destruye los campos” y “mata a los pájaros”. “Date un paseo por debajo de un molino y echa un ojo, parece un cementerio”. Los molinos matan algo más de un millón de aves al año en EEUU, pero otras causas como los gatos, los edificios y los pesticidas, provocan muchas más muertes. 

    Por un lado, como explicamos en Maldita.es, estimar el número de aves que mueren por choques con aerogeneradores es complicado porque influyen muchos factores: la zona, el tipo de ave, el método en que se registran los datos, el tamaño de los aerogeneradores…

    Según las estimaciones de 2021 de la Asociación Estadounidense para la Conservación de Aves, 1,17 millones de aves mueren por colisiones con turbinas al año en este país. Esta estimación se basa en diferentes estudios realizados en la década del 2010 que empleaban diferentes métodos de detección de muertes más una estimación que tiene en cuenta lo que ha crecido la energía eólica en EEUU desde entonces.

    Es una cifra considerable, pero minoritaria comparada con otras causas de muertes. En concreto, los gatos domésticos y silvestres (que suponen de 1,3 a 4 mil millones de aves muertas al año en Estados Unidos), los impactos contra edificios y ventanas (600 millones de media), vehículos (de 89 a 340 millones) y pesticidas (tres mil millones en Norteamérica a lo largo de 50 años, lo que hace 60 millones al año).

    Hay soluciones e iniciativas para que los aerogeneradores puedan adaptarse mejor al entorno de las aves, como pintar parte de las hélices con líneas negras, emitir sonidos de alerta o frenar las aspas cuando estén las aves cerca.

    La narrativa de que la energía eólica es la más costosa del mundo

    En una entrevista, el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, dice que la energía eólica es “la más costosa del mundo”. Esta afirmación es falsa. Según la compañía de servicios financieros Lazard, que publica anualmente el informe de coste nivelado de la energía (LCOE, siglas en inglés), la eólica es, en 2024, la generación de energía más barata, con un coste de 50 dólares el megavatio hora y sin contar subvenciones —por ejemplo, ayudas para pagar los combustibles o descuentos a renovables—, seguido muy de cerca por la solar fotovoltaica (61 $/MWh). La más cara es la nuclear, con un coste de 182 $/MWh.

    Los mensajes de Trump sobre el aumento del nivel del mar: “La gente tendrá más propiedades frente al mar”

    Durante un evento en el Estado de Michigan, el candidato republicano a presidente, Donald Trump, habla sobre el aumento del nivel del mar vinculado al cambio climático: “No se deben preocupar de que el océano suba un octavo de una pulgada dentro de 400 años. Tendrán más propiedades frente al mar. ¿No es eso bueno? Si tengo una propiedad frente al mar, tendré más propiedad porque tendré más océano”.

    El nivel del mar ha aumentado, de media y a nivel global, 20 centímetros (62 veces más que una octava parte de una pulgada, que equivale a 0,32 centímetros) entre 1901 y 2018, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, siglas en inglés). No ha hecho falta esperar 400 años para ver este crecimiento. La NASA, que usa una metodología diferente al IPCC, calcula que el nivel del mar ha aumentado de media 10,5 centímetros entre 1993 y 2024.

    Estas cifras tan diferentes (20 centímetros en 117 años frente a 10,5 en 31) se debe a que el ritmo de este aumento se está acelerando: mientras que de 1901 a 1971 crecía a 1,3 milímetros por año; de 1971 a 2006 ha crecido 1,9 milímetros por año y de 2006 a 2018 lo ha hecho a 3,7 milímetros por año, indica el IPCC. Para ver el aumento que estima Trump (una octava parte de una pulgada, 0,32 centímetros), con ese ritmo, no hay que esperar 400 años, sino diez meses.

    Esta subida del nivel del mar es una media planetaria y no afecta a todos los lugares de la misma forma. Hay sitios donde este crecimiento aún no es notorio y otros donde es muy evidente, como los atolones, esas pequeñas islas que apenas sobresalen sobre el nivel del mar. Además, esta subida del nivel del mar no sólo significa que la lámina de agua es más alta, también tiene otros impactos: mayor riesgo de inundaciones, de erosión y desprendimientos de tierra; pérdida de hábitats; daños a infraestructuras y a personas; pérdida de recursos pesqueros; pérdida de reservas de agua potable por intrusión salina y mayor vulnerabilidad ante eventos meteorológicos relacionados con el mar (tsunamis o mareas, entre otras).

    En el caso concreto de Estados Unidos, según la web del Gobierno dedicada a informar sobre el crecimiento del nivel del mar, esta subida supone inundaciones por mareas más frecuentes (en torno a 3-10 veces cada año en 2050), una aceleración de la erosión costera que conlleva pérdida de tierras y propiedades (por lo que no parece que la gente vaya a tener más propiedades frente al mar) con daños a infraestructuras e intrusiones salinas con daños en la economía y los recursos acuáticos. En esta web oficial es posible ver la evolución actual y futura del aumento del nivel del mar por Estados y regiones del país gracias a mediciones directas de las mareas en mareógrafos y vía satélite.

    La narrativa de que ‘no saben qué va a pasar’ con el cambio climático

    Varias afirmaciones de Trump durante una entrevista lanzan el mensaje de que “no saben” —sin especificar quiénes, pero entendemos que en referencia a la comunidad científica— qué va a pasar con el clima mundial. 

    Por un lado, Trump indica que ya no se emplea el término “calentamiento global”, cosa que no es cierta; habla de un supuesto  ‘enfriamiento global’ para intentar negar que la temperatura media del planeta está aumentando; dice que estamos al final de los “12 años de supervivencia”, en referencia a un informe del IPCC de 2018 para limitar las emisiones antes de 2030; y desacredita las predicciones climáticas afirmando que los investigadores “no tienen ni idea de lo que va a pasar”. Desmentimos todas estas afirmaciones en este artículo.

    La narrativa de que la contaminación china tarda 3,5 días en llegar a Estados Unidos

    El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, dice que la “contaminación en China tarda tres días y medio en llegar a Estados Unidos”. Es cierto que la contaminación producida en China llega a Estados Unidos —y la producida en unos continentes puede llegar a otras partes del mundo— y el tiempo que puede pasar desde que se emiten unos contaminantes hasta que se detectan al otro lado del Pacífico puede tomar de unos días a unas semanas. Sin embargo, no hay evidencias de un estudio haya concretado ese tiempo de transporte de contaminantes en 3,5 días, más bien apuntan a rangos que van desde unos pocos días hasta unas semanas.

    China es uno de los países que históricamente más contaminantes atmosféricos ha emitido y esto tiene efectos negativos importantes en la salud: se estima que 1,85 millones de personas fallecieron en este país en 2019 por estos contaminantes. El país reconoce este problema y desde 2013 tienen un plan que “declara la guerra” a la polución, lo que se evidencia en una mejor calidad del aire en sus ciudades y una mayor esperanza de vida de su población.

    Esta contaminación no se queda en China. Existen varios trabajos que analizan específicamente cuánta contaminación originada en este país es capaz de atravesar el Pacífico hasta llegar a Norteamérica. Por ejemplo, una investigación encuentra una asociación entre tormentas de arena que se dan en regiones de China —una fuente natural de contaminantes atmosféricos— y hospitalizaciones en California, apuntando que estos contaminantes pueden tardar en cruzar el océano desde unos pocos días hasta dos semanas.

    Otro trabajo publicado en 2014 hace un análisis concreto de la polución emitida en China para la fabricar productos que luego exporta a Estados Unidos. En sus conclusiones se destaca que la contaminación en el país asiático contribuía a un 3-10% de las concentraciones anuales de sulfatos y un 0,5-1,5% de ozono de Estados Unidos. Además, el estudio observaba que la contaminación de sulfatos en el año 2006 había aumentado en la parte oeste de Estados Unidos, la más cercana al Pacífico, pero se había reducido en la parte este. No obstante, este trabajo no calculaba cuánto tardaba en llegar esta contaminación procedente de China.

    Sin embargo, hay que precisar que no todos los contaminantes tienen un tiempo de vida lo suficientemente largo como para llegar a Estados Unidos. En un documento de Naciones Unidas sobre este transporte intercontinental de contaminantes, se explica que algunas de estas moléculas perviven en la parte baja de la atmósfera unas pocas horas (como los óxidos de nitrógeno), algunas están en el rango de unas horas hasta unos días (las partículas contaminantes PM, el ozono, el amoníaco, el dióxido de azufre), mientras que otras sí perviven de semanas a meses (monóxido de carbono o compuestos orgánicos volátiles). 

    Durante el viaje de un continente a otro, estas moléculas pueden sufrir transformaciones. Por ejemplo, las PM pueden disolverse en la lluvia y el vapor de agua o los óxidos de nitrógeno pueden formar nitrato de peroxiacilo, otro contaminante atmosférico, gracias a la radiación solar y el oxígeno. La supervivencia de estas moléculas también depende, indica el informe, de la cantidad de contaminantes emitidos, de la trayectoria de transporte (principalmente la altura y la velocidad) y las transformaciones que hayan sufrido por el camino.

    La narrativa de que, con el huracán Helene, se puede controlar el tiempo

    La miembro de la Cámara de Representantes Marjorie Taylor Greene (Georgia, Partido Republicano) publicó en su cuenta de Twitter (ahora X) el siguiente mensaje: “Sí, ellos pueden controlar el tiempo. Es ridículo que alguien mienta y diga que no se puede hacer”. Greene envía este mensaje poco después de la llegada del huracán Helene al sur de Estados Unidos, que ha dejado 200 fallecidos a fecha de publicación de este artículo, 33 de ellos en el Estado de Georgia. Otra publicación de la representante dice mostrar “las áreas afectadas por el huracán [Helene] con una superposición del mapa electoral por partido político”, el cual enseñaría “cómo la devastación del huracán puede afectar a las elecciones”.

    Existen ciertas narrativas desinformadoras y teorías de la conspiración indicando que existen proyectos ocultos que controlan el tiempo atmosférico. En Estados Unidos, uno de los más sonados es HAARP (siglas en inglés de Programa de Investigación de Auroras Activas de Alta Frecuencia), que no tiene capacidad para modificar el tiempo o clima. También se menciona la teoría conspirativa de los chemtrails.

    Desconocemos si la representante republicana se refiere a alguna técnica concreta de modificación del tiempo, como la siembra de nubes con yoduro de plata para reducir el impacto del granizo o favorecer la lluvia, que tiene una evidencia limitada y se emplea en algunos países de manera puntual, como España. También podría referirse a la geoingeniería, que estudia la posibilidad de contrarrestar el calentamiento global provocando un enfriamiento de la atmósfera con, por ejemplo, cristales de azufre que reflejen la radiación solar o colocando un espejo en el espacio que ‘tape’ parte de la radiación solar que recibe la Tierra. Ninguna de estas técnicas es lo suficientemente madura y conlleva otros riesgos desconocidos, dice el IPCC.

    Greene también podría referirse a la quema de combustibles fósiles y cambio de uso de la tierra, actividades humanas que favorecen el calentamiento global, que a su vez intensifica fenómenos meteorológicos extremos. De hecho, dos estudios provisionales de atribución vinculan el huracán Helene con el cambio climático: uno indica que las lluvias del huracán han sido un 50% más fuertes por el cambio climático, mientras otro apunta las intensas precipitaciones y los vientos fuertes de este evento se han reforzado en gran medida por el cambio climático.

    En resumen, sí existe la posibilidad de modificar puntualmente la meteorología, mediante la siembra de nubes o la geoingeniería. Pero a su vez, hay narrativas desinformadoras que hablan de proyectos que modifican el tiempo, como las que mencionan el proyecto HAARP explicado antes.

    La narrativa de que el calentamiento global “no funciona” porque el planeta “se ha enfriado un poco recientemente”

    El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, dice que “el planeta se ha enfriado un poco recientemente”, alegando que el calentamiento global “no está funcionando”. Pero la temperatura media del planeta está aumentando.

    Cuando se habla de calentamiento global, se hace referencia al aumento de la temperatura media de la Tierra en comparación con la época preindustrial, antes de que se empezaran a quemar combustibles fósiles a gran escala. Así, se estima que la temperatura media de la Tierra ha aumentado entre 1,2 ºC (según ​Copernicus) y 1,3 ºC (según la NASA) respecto a la media de 1850-1900. Además, precisamente en los últimos dos años esta temperatura media del planeta ha batido récords.

    Esto no niega que pueda existir un año o estación más fría que la anterior o que haya lugares del planeta que estén más fríos de lo normal (una anomalía de temperatura negativa). Sin embargo, la tendencia global de aumento de temperatura es evidente.

    Por otro lado, como dice Trump, el término cambio climático también habla de otros fenómenos diferentes al aumento de temperatura: puede cambiar los patrones de precipitaciones, aumentar las sequías y la desertificación e incluso favorecer momentos puntuales con más frío de lo habitual.

    Los premios medioambientales de Donald Trump

    El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, dice que él desea “un aire y agua limpios” y que ha recibido “premios medioambientales”.

    Politifact, miembro como Maldita.es de la International Fact-Checking Network (IFCN), hizo una verificación en 2017 de distintos premios que se le podrían atribuir al candidato republicano: un premio otorgado al Club Nacional de Golf Trump en Bedminster (Nueva Jersey) por “poner en marcha una estrategia medioambiental que ha permitido preservar un hábitat de aves, así como un plan de gestión intensivo de control de la erosión y estabilización de arroyos”, y otro premio al propio Donald Trump por donar más de 160 hectáreas al sistema de parques del estado de Nueva York.

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