“El colapso de la AMOC será el acontecimiento más devastador de los últimos 10.000 años de historia humana. Ocurrirá de la noche a la mañana con efectos repentinos”. Cada cierto tiempo se comparten mensajes de este tipo sobre la AMOC, una corriente oceánica muy importante para el sistema climático global, sobre qué pasaría si desaparece y sobre cuándo ocurriría este colapso. Instituciones científicas que estudian el clima apuntan a que este “colapso” de la AMOC es difícil de determinar cuándo ocurrirá, pero coinciden en que es improbable que suceda en el siglo XXI. Con esto, ofrecemos contexto y respondemos a las preguntas más habituales sobre este asunto.
¿Qué es la AMOC?
AMOC son las siglas en inglés de Circulación Meridional de retorno (o de vuelco) del Atlántico. Forma parte de un sistema de corrientes oceánicas conocido como “cinta transportadora oceánica global” que ayuda a regular el clima de todo el planeta, como dice la Oficina Estadounidense de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA). Puedes ver una simulación de esa cinta transportadora en este vídeo.
El agua más cálida tiene menos densidad y más salinidad (más contenido en sales minerales), por lo que circula por las capas más superficiales del océano. El agua más fría, en cambio, tiene más densidad y se hunde hacia capas más profundas. Este es el funcionamiento de la corriente termohalina.
La AMOC es un flujo de esta corriente que lleva agua caliente hacia el norte del Atlántico y que también afecta a cómo se distribuyen las corrientes atmosféricas alrededor del planeta. Esto ayuda a que regiones de Norteamérica y Europa se mantengan más cálidas de lo que estarían de si no existiera la AMOC. Cuando llega a regiones cercanas al Ártico, este flujo y estas aguas se enfrían, bajando hacia capas más profundas del océano en su viaje de vuelta hacia el sur.
¿Por qué se está hablando de la AMOC ahora?
La comunidad científica estudia la AMOC como uno de los puntos de inflexión climáticos: sistemas que, si rebasan cierto umbral, provocan cambios irreversibles en otros elementos del clima global, que pueden ser peligrosos para la humanidad y cuyas consecuencias son difíciles de conocer con exactitud. Otros puntos de inflexión son el derretimiento del permafrost o la muerte de los corales, por ejemplo.
En el caso de esta corriente atlántica, en febrero de 2024 se ha publicado un trabajo científico donde se estudia la AMOC mediante un modelo matemático y se desarrolla una especie de ‘señal’ para detectar si está en riesgo de desaparecer, de “colapsar”. Las conclusiones de los autores es que, según sus cálculos, este colapso está comenzando. Con estas conclusiones, se han publicado artículos en prensa y contenidos en redes sociales donde se habla de qué supondría el colapso de la AMOC.
Cuando se habla del “colapso de la AMOC”, ¿a qué hace referencia?
Básicamente, se refiere a que esta corriente oceánica deje de existir, se debilite, ralentice o comience a comportarse de otra manera. Por ejemplo, que la corriente se divida o que la región donde las aguas calientes se enfrían y hunden cambie. También se habla de las consecuencias que tendría este colapso, de las que hablaremos más adelante.
¿Por qué ocurriría este colapso de la AMOC?
La hipótesis con la que trabaja la comunidad científica es que la AMOC podría colapsar si se ve afectada por una entrada descomunal de agua dulce en la corriente (el término técnico es freshwater forcing, forzamiento de agua dulce). Si esto pasara, el agua dulce reduciría la salinidad y la densidad del agua que pasa por la corriente, por lo que menos cantidad de agua se hundiría hacia capas más profundas del océano, provocando que circule más despacio o cambie su comportamiento.
Esta entrada de agua dulce podría llegar por la escorrentía de los ríos, que transportan agua dulce de las precipitaciones, o bien por el derretimiento del hielo de Groenlandia y el Ártico. Este segundo escenario es el que se mira con más atención, por su relación con el cambio climático.
Con esta hipótesis, los autores estudian en un modelo climático cómo se comporta la AMOC y proponen una especie de ‘alerta temprana’ basada en cuánta agua fría lleva la corriente en un punto de su recorrido para detectar si se está debilitando.
¿Cuándo ocurriría este colapso de la AMOC?
Esta es una de las grandes incógnitas: determinar un rango de fechas por el que la AMOC podría colapsar al recibir una gran cantidad de agua dulce por el deshielo ártico.
El principal problema es que las mediciones directas y comparables de la AMOC están disponibles desde el año 2004, explica Stefan Rahmstorf, catedrático de Física Oceánica en la Universidad de Potsdam en este blog científico. Veinte años “es muy poco tiempo para hacer estudios sobre cuándo se estima que colapse”, dice.
Lo que hace el estudio de febrero de 2024 es usar un modelo matemático para simular el comportamiento de la AMOC a lo largo de 2.200 años. Como si fuera una receta de cocina, los autores le añaden al modelo de la AMOC un flujo de agua dulce cada vez mayor y observan qué ocurriría en esa simulación. Con esas condiciones, los autores observan que a partir del año 800 del modelo empezarían a producirse cambios, en el año 1.750 ocurriría un colapso de la AMOC, que duraría unos 100 años.
Esta estrategia, usando un modelo climático, tiene sus limitaciones. Andrew Watson, investigador de Oceanografía en la Royal Society y en la Universidad de Exeter, explica al Science Media Centre de Reino Unido: “Los modelos no son la realidad, el sistema climático puede ser más o menos propenso al colapso, pero este estudio es muy útil para comprender mecanismos de la AMOC”, detalla.
Más puntos de vista:
El IPCC incide en que, según los modelos con los que trabaja en su revisión científica, un colapso de la AMOC es “improbable” en el siglo XXI
La NOAA aporta estudios donde se ve que la AMOC se está debilitando, pero reconoce que es difícil determinar si esta corriente se detendrá por completo.
El Servicio Meteorológico del Reino Unido considera que durante el siglo XXI es “muy probable” que la AMOC se debilite, pero “muy improbable” que se observen grandes cambios abruptos en este siglo.
Jeffrey Kargel, científico del Instituto de Ciencias Planetarias de Arizona, sospecha que definir el colapso de la AMOC es “un tema controvertido hasta que tengamos la certeza absoluta de que está ocurriendo”.
¿Qué impactos tendría un colapso de la AMOC?
Un colapso de la AMOC, en palabras de los propios autores del último trabajo, serían “malas noticias para el sistema climático y la humanidad”.
Otro trabajo, publicado en 2015, exploró qué implicaciones tendría la desaparición de esta corriente usando para ello un modelo climático de alto nivel en todo el planeta y en especial en Europa, ya que la AMOC mantiene cálida partes de este continente gracias al agua caliente que lleva hacia el norte del océano. Estas son sus conclusiones:
Un enfriamiento generalizado en todo el Atlántico norte y el hemisferio norte, con un enfriamiento de más de 10 grados en Europa
Mayor cobertura de hielo marino en el Atlántico norte
Menos precipitaciones y evaporación en latitudes medias
Grandes cambios en las precipitaciones de los trópicos, desplazándolas hacia el sur del Atlántico
Refuerzo de las trayectorias de tormentas en el Atlántico norte, que pueden penetrar más en el interior del continente
Menos precipitaciones en verano y cambios en los patrones de precipitación en el Mediterráneo
Más precipitaciones en forma de nieve
Menor escorrentía y caudal en los ríos
Menor productividad de cultivos y de vegetación por el enfriamiento y disminución de agua disponible
¿La AMOC ha sufrido cambios en el pasado?
Sí. Registros paleoclimáticos apuntan a que la AMOC ha sido históricamente “inestable” e incluso ha colapsado, explica Rahmstorf. El propio Rahmstofr describe en una revisión de 2002 alguno de los cambios que han experimentado las corrientes oceánicas y el clima del planeta en los últimos 120.000 años.
Un tipo de evento (su nombre técnico es ciclo de Dansgaard-Oeschger) sucede cuando las temperaturas aumentan repentinamente en Groenlandia, en torno a 5-10 ºC, y provocan cambios abruptos y en poco tiempo, unas pocas décadas, en las corrientes marinas. Sucede que estos eventos ocurren con cierta periodicidad, cada 1.500 años aproximadamente.
Otro tipo (eventos Heinrich), detectado a partir de restos de sedimentos en el Atlántico Norte, sucede cuando bloques de hielo e icebergs se desprenden del Ártico hacia el sur del Atlántico. Estos bloques agregan a la AMOC enormes cantidades de agua dulce que modifican la densidad y la salinidad de la corriente.
Créditos de imagen destacada: Ruijian Gou.