Los incendios forestales generan un gran impacto en el suelo. Estos provocan daños a largo plazo como el cambio en el tipo de vegetación. El suelo se puede ver mucho más afectado tras el paso de una lluvia torrencial al aumentar la erosión, y a más erosión, más daños sufrirá la capa superficial del suelo, determinante para su regeneración. Además, el suelo necesita mucho tiempo para recuperarse. Las pérdidas y daños que se produzcan suelen ser difícilmente recuperables a corto plazo.
Cuanto más densa sea la capa vegetal, menos daño sufrirá el suelo
Las capas superficiales del suelo son las más ricas en nutrientes, materia orgánica y albergan la mayor concentración de seres vivos. Su presencia es determinante para hacer frente a estos fenómenos extremos (lluvias torrenciales o incendios). Cuanto más fuerte sea la erosión, más se verán afectadas estas capas.
Tras un incendio el suelo queda sin protección vegetal. Una lluvia torrencial impacta sobre el suelo con mucha energía, arrastra sus partículas y queda más expuesto a los efectos de la erosión. Los restos de carbón y cenizas, que repelen el agua, hacen que esta capa superficial de la tierra se erosione con mayor agresividad cuando son arrastrados, cuenta a Maldita.es Eduardo Vázquez García, profesor en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
En casos extremos, cuando la fuerza de la lluvia torrencial es muy agresiva, puede producir una laminación del terreno, cárcavas, zanjas, barrancos y deslizamientos de tierra, indica a Maldita.es José Manuel Zapata, Ingeniero de Montes e Ingeniero Técnico Forestal que nos ha prestado sus superpoderes.
El tipo de suelo influye en cuánto tardará en recuperarse el terreno
Los suelos de la zona mediterránea están más acostumbrados a este tipo de eventos y tienen mecanismos de adaptación, al contrario que las zonas atlánticas, cuyos suelos son más resistentes, pero, de producirse un fenómeno extremo, pueden verse más afectados.
Hay que tener también en cuenta el tipo de suelo y su constitución. Rosa María Poch Claret, catedrática en Edafología (la ciencia que estudia la naturaleza del suelo) por la Universidad de Lleida, detalla a Maldita.es que, en términos de resistencia a fenómenos extremos, los suelos mediterráneos pueden dividirse en dos tipos:
- Suelos delgados, donde las capas más rocosas están más cerca de la superficie, que serían más vulnerables a la erosión superficial, ya que las raíces de la vegetación tienen menos espacio para desarrollarse.
- Suelos más profundos, situados en zonas llanas, que son menos vulnerables y no experimentarían tantas pérdidas.
Los bosques atlánticos "son más densos" en vegetación que los mediterráneos. Esto hace que sus suelos tengan más materia orgánica y humedad. "En este sentido serían más resilientes frente a impactos como los incendios, pero no se puede generalizar", detalla Rosa María Poc. Vázquez García, profesor en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), explica a Maldita.es que, por el contrario, las zonas "más húmedas" están menos preparadas. "Cuando ocurre un incendio en una zona donde no suele haberlo, el efecto es más grave", indica el profesor de la UPM.
Con fenómenos extremos cada vez más frecuentes, la recuperación del suelo es más lenta
El ecosistema mediterráneo tiene integradas dinámicas para mitigar los efectos de los incendios y lluvias torrenciales. "El problema es cuando los incendios son más frecuentes y más intensos, y sobre todo, en suelos poco profundos", recalca Rosa María Poch. "El periodo de recuperación no es suficiente para que puedan volver al estado inicial". Tras cada fenómeno extremo, la cubierta vegetal se va degradando más y más.
Una vez se producen los daños, el suelo necesita "siglos para evolucionar". "Un terreno que se pierde por erosión grave no se recupera de manera natural en nuestra escala vital", detalla Zapata. Si el suelo es lo suficientemente rico, estas primeras capas se recuperan "en relativamente poco tiempo". En los suelos "poco evolucionados" el daño que se provoque puede "suponer la pérdida total de su capacidad" para tener vegetación durante siglos.
¿Cómo se pueden mitigar los efectos que tienen las lluvias torrenciales en terrenos donde ha habido un incendio?
A corto plazo, Rosa María Poch, considera una práctica desaconsejable la retirada de los restos de madera quemada con maquinaria pesada porque el suelo quedaría más compactado y debilitaría aún más las capas superficiales. La experta recomienda colocar tras el incendio restos de madera quemada siguiendo las curvas de nivel para frenar el flujo del agua o aplicar cubiertas vegetales de hojarasca o paja para proteger la superficie del suelo y que no quede tan expuesta.
Más a largo plazo, técnicas de reforestación en las zonas afectadas y la construcción de diques o "micropresas" de contención en torrentes ayudarán a disminuir la capacidad destructiva de los flujos de agua que generan las lluvias.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito José Manuel Zapata, ingeniero de montes e ingeniero técnico forestal.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 08/09/2023