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Qué es el decrecimiento (del que ha hablado la reina Letizia) y cómo se relaciona con el cambio climático

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  • El decrecimiento es una teoría que plantea reducir la economía para limitar la producción, el uso de los recursos y el consumo de energía
  • Los teóricos del decrecimiento consideran que el crecimiento económico actual no contempla límites y que esto es imposible en un planeta con recursos finitos
  • Es una línea de pensamiento que bebe de la economía, la antropología, la ecología, las ciencias medioambientales, la geografía, entre otras
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“No sé si ha tratado una cosa que voy a preguntar ahora. Lleva ya varias décadas esta teoría del decrecimiento, de que ‘desarrollo’ y ‘sostenible’ ya no puede ser algo unido… En definitiva, reducir drásticamente el consumo de energía”. 

Estas declaraciones son de la reina Letizia, que ha mostrado interés por la doctrina del decrecimiento en un seminario dedicado al “Cambio climático, lenguaje y comunicación”, y que ha llamado la atención de activistas del clima e investigadores de este asunto. ¿Qué es exactamente el decrecimiento? ¿Qué tiene que ver con el cambio climático? Lo explicamos a continuación.

Definición básica del decrecimiento: “necesidad” de reducir el tamaño de la economía

Para quienes tienen muy poquito tiempo: el decrecimiento es una propuesta que plantea que la economía necesita ‘encogerse’ —reducirse, decrecer— para limitar el uso de los recursos del planeta y el consumo de energía. Quienes están a favor de esta corriente dicen que con el decrecimiento se prioriza el bienestar humano, el equilibrio ecológico y la justicia social frente al beneficio económico. Es un pensamiento que bebe de diferentes campos de conocimiento, como la economía, la ecología, la antropología, las ciencias medioambientales, la geografía, entre otras.

Cuando se habla de crecimiento económico, la unidad de referencia es el crecimiento del producto interior bruto (PIB). El PIB indica cuánto valen todos los bienes y servicios producidos en un lugar (normalmente, un país) y durante un período (normalmente, un año). Cuando organismos como el Banco de España o la Comisión Europea hablan de estimaciones macroeconómicas, a lo que se están refiriendo es cuánto crecerá (o disminuirá) el PIB de un año a otro: si crece, la economía se desarrolla y prospera; si disminuye, es un indicador de que algo va mal.

Para los teóricos del decrecimiento, esta idea de crecimiento económico es irracional. Según explica a Maldita.es Giorgos Kallis, economista ecológico e investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA) en la Universidad Autónoma de Barcelona, “una economía que crece un 3% por año, en dos o tres siglos se va al infinito. Este infinito es imposible, y no solo porque el planeta es finito, sino porque nada en el mundo real puede volverse infinito”. 

Por mostrar un ejemplo de lo que indica Kallis, una economía que en su primer año de vida tiene un PIB de 10 euros y un crecimiento permanente del 3% año a año, en el año 100 llegará a los 186,59 € de PIB (+1.766% respecto al año uno), en el año 200 tendrá un PIB de 3.585,98 € (+35.760%) y en el año 300, un PIB de 68.917,61 € (+689.076%).

Qué relación tiene el decrecimiento con las ciencias del clima y el cambio climático

Los teóricos del decrecimiento plantean que este crecimiento económico, supuestamente sin límites, conlleva un consumo de materiales y gasto energético imposible (por ser inabarcable o excesivo), con todo lo que ello conlleva: el agotamiento de recursos no renovables y materias primas, una demanda energética inasumible y más emisiones de gases de efecto invernadero.

Jason Hickel, antropólogo económico y catedrático del ICTA, defiende en este artículo de 2020 que el decrecimiento está en la línea de lo que aconseja el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC): “Ante la ausencia de tecnologías con emisiones de efecto invernadero negativas, la única manera posible de mantenerse en unas emisiones de carbono seguras es que los países desarrollados reduzcan su ritmo de producción y consumo”.

El IPCC indica en un informe de 2018 que “aquellos caminos para limitar el aumento de temperatura al 1,5 ºC que contemplan una baja demanda energética, bajo consumo de materiales y consumo de alimentos bajos en emisiones de efecto invernadero son los que menos inconvenientes tienen para lograr el límite de temperatura y alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.

Cómo se consigue este decrecimiento

Hickel resume que el decrecimiento plantea una “reducción planificada de la producción de energía y recursos”, con el objetivo de que este plan “reduzca el impacto ecológico de la actividad humana, reduzca la desigualdad y mejore el bienestar”. 

Inês Cosme, ingeniera medioambiental y científica del Centro de Investigación sobre Medioambiente y Sostenibilidad (CENSE, siglas en portugués), explica en este artículo de 2017 que la literatura sobre el decrecimiento se centra en: reducir la degradación medioambiental, redistribuir la renta y la riqueza y promocionar la transición social desde el materialismo economicista (el ‘consumismo’) hacia la cultura de la participación.

¿Esto en qué se traduce? Hay muchas maneras de conseguir —o estar en la línea de— este decrecimiento. Kallis, por ejemplo, aporta este artículo de Climática en el que se recogen diez actividades “divertidas” que van en el planteamiento decrecentista, como dormir más, cambiar los medios de transporte y usar los más sostenibles, priorizar la economía y el consumo local o visitar más a los seres queridos. 

Otros teóricos proponen fijarse en modelos sociales ya existentes, alineados con ideas de sostenibilidad ecológica y más vinculados con la naturaleza. El propio IPCC cita más de 20 veces en su informe “Cambio climático 2022: impactos, adaptación y vulnerabilidad” al decrecimiento y cita tres modelos: el ‘buen vivir’ sudamericano, el eco-swaraj de India y la filosofía Ubuntu sudafricana

Créditos de imagen destacada: FundéuRAE y Fundación San Millán de la Cogolla, Stanford University Press y Penguin


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