La crisis climática nos expone a temperaturas superiores a las que hasta ahora eran habituales durante más tiempo. También aumenta la frecuencia y gravedad de fenómenos como las olas de calor. Estar expuestos al calor extremo afecta a la salud impidiendo descansar, agravando enfermedades previas, produciendo golpes de calor… y con todo ello aumenta la mortalidad. En este artículo recopilamos lo que hemos publicado en Maldita.es sobre esta relación entre el calor y la salud.
Por encima de 40 ºC, nuestro cerebro no funciona igual
En Maldita.es republicamos un artículo de José Morales García, investigador sobre neurociencia en la Universidad Complutense de Madrid, que explica lo que ocurre en nuestro organismo ante temperaturas excesivas. Los seres humanos podemos mantener nuestra temperatura corporal a unos 37 ºC gracias a una región del cerebro llamada hipotálamo. Cuando nuestro cuerpo llega a los 40 ºC, el hipotálamo se ve obligado a trabajar en exceso, dejando en un segundo plano otras funciones vitales. Así, la atención se ralentiza, los impulsos nerviosos entre las neuronas tardan más en propagarse, haciéndonos más lentos. El hipotálamo también descuida los ciclos de sueño y vigilia, impidiendo nuestro descanso.
Además, con el calor las proteínas pierden su estructura, “se derriten”, lo cual afecta a las neuronas. Un tipo específico de neuronas son especialmente sensibles: las células de Purkinje, que se encuentran en el cerebelo y son responsables de la función motora (por eso cuando sufrimos un golpe de calor se debilita mucho nuestra coordinación y el equilibrio). Por su parte, si con el calor nos deshidratamos podemos sufrir alteraciones como la pérdida de memoria a corto plazo, la somnolencia o la fatiga muscular, cuenta el científico.
Noches tropicales: afectan más a personas con menos ingresos
El número de noches tropicales, aquellas donde la temperatura mínima no baja de 20 ºC, ha aumentado en las últimas décadas. Estar expuestos a temperaturas más altas de lo normal durante la noche impide al cuerpo descansar y agrava patologías previas. Pero no afecta a todos por igual: los expertos son claros al afirmar que el impacto del calor en la salud es mayor en zonas con menor renta (por edificios peor adaptados al calor, menos zonas ajardinadas, falta de aire acondicionado…).
Cada vez hay más y peores olas de calor… ¿sus efectos se suman?
La crisis climática está aumentando la frecuencia de las olas de calor y también su gravedad (ahora son más intensas, más duraderas y más extensas geográficamente). Los investigadores se han preguntado cómo este incremento afecta a la salud de las personas. Algunos estudios han concluido que cuando las olas de calor son más duraderas aumenta más la mortalidad, mientras que otros apuntan a que lo peor es el aumento de su intensidad (las temperaturas máximas que alcanzan).
Calor y esperanza de vida: afecta, aunque la evidencia científica es limitada
Sabemos que el calor impide el descanso nocturno y agrava enfermedades previas aumentando la mortalidad. También que en situaciones extremas puede producir golpes de calor. Pero ¿podemos estimar los años de vida que perdemos debido a estos efectos del calor en la salud? Algunos estudios han explorado esta cuestión concluyendo que el calor reduce la esperanza de vida, pero la evidencia científica aún es limitada.
Mapa oficial de riesgo para la salud debido al calor
En 2022, el Ministerio de Sanidad publicó por primera vez un mapa de riesgo para la salud por calor. Estableció cuatro niveles de riesgo según el número de días en que las temperaturas máximas y mínimas previstas superan simultáneamente unos umbrales previamente determinados. El ministerio explicó que algunos factores provocan este riesgo para la salud de forma general, como la edad, el estado de salud o la ausencia de climatización, pero que los factores locales, que dependen de la zona geográfica, son decisivos.
El calor aumenta la agresividad
Aunque no es como tal un empeoramiento de la salud, el calor afecta de forma clara a nuestro bienestar y estado de ánimo porque aumenta nuestra irritabilidad. Abundante evidencia científica señala que, cuando hace calor, tendemos a estar más irritables y agresivos. Esta relación entre calor y agresividad se ha investigado de distintas maneras: mediante experimentos en laboratorio o estudios de campo, comparando datos de criminalidad e incluso analizando estadísticas deportivas.
Primera fecha de publicación de este artículo: 10/07/2023