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Cuál es el impacto de la aviación y de sus estelas de condensación en la crisis climática

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Claves
  • Los aviones contribuyen entre un 3,5% y un 5% a la crisis climática
  • Más de la mitad del calentamiento causado por los aviones está causado por las estelas de condensación
  • Menos de un 20% de la población mundial ha tomado un vuelo alguna vez en su vida, según la organización ecologista Possible
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Los aviones contribuyen a la subida global de temperaturas. Y los aeropuertos tienen su propio impacto negativo en el medioambiente. Pero ¿cuánto contribuye exactamente la aviación al cambio climático? Entre un 3,5% y un 5%, según diversos estudios, aunque depende de la metodología adoptada. Y más de la mitad de esa contribución corresponde a sus estelas de condensación (que no tienen nada que ver con la teoría de la conspiración de los chemtrails).

La aviación es responsable de aproximadamente el 2,5% de las emisiones mundiales de CO2, según datos del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, indica a Maldita.es Mar Gómez, doctora en Físicas y meteoróloga de eltiempo.es. Esta misma cifra la da la Agencia Europea de Seguridad Aérea. Unas emisiones de CO2 de la aviación que han crecido con el tiempo.

Emisiones mundiales anuales de CO2 procedentes de la aviación (1940-2019) con % de las emisiones totales acumuladas desglosadas en periodos de 20 años. Fuente: Agencia Europea de Seguridad Aérea

Pero los aviones contribuyen a la crisis climática no sólo con el CO2 que emiten al quemar su combustible. Un estudio del año 2020 responsabiliza a la aviación del 3,5% del cambio climático. Ya en 1999 un informe del IPCC estimaba que el tráfico aéreo causaba el 3,5% del impacto de todas las actividades humanas en el cambio climático [página 18].

No obstante, conocer al detalle cómo contribuye la aviación al cambio climático “es complejo y puede variar según el enfoque adoptado”. El portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), Rubén del Campo indica a Maldita.es que la aviación aporta “entre el 3,5% y el 5% al calentamiento climático según los distintos informes del IPCC. El término técnico es forzamiento radiativo, la influencia que tiene un factor para modificar el clima al afectar a la cantidad de energía que entra y sale en el sistema climático.

Esta aparente discrepancia se debe a que a los efectos del CO2 hay que sumarle los llamados ‘efectos no CO2’. Pese a que el 70% de las emisiones de los aviones son CO2, en torno a dos tercios (66%) de la contribución a la crisis climática proviene del 30% restante: óxidos de nitrógeno (NOx), hollín, dióxido de azufre (SO2) y vapor de agua, aclara Mar Gómez.

Las estelas de condensación de los aviones representan más de la mitad del forzamiento radiativo efectivo de la aviación al evitar esas nubes que se disipe el calor, indica Mar Gómez. Eso sí, “la incertidumbre en la cuantificación de la contribución de las estelas de condensación es mucho mayor que la de las emisiones de los gases de efecto invernadero porque son procesos físicos complicados”, aclara Rubén del Campo.

Estas estelas se forman por “condensación del vapor de agua alrededor de las partículas de hollín en la atmósfera fría y húmeda, que deja una estela blanca detrás del avión. La duración de la estela dependerá principalmente de la cantidad de humedad que haya en el aire en ese momento. Las condiciones adecuadas para la formación de estelas de condensación son comunes a altitudes de alrededor de 8.000 metros o más, en ambientes fríos y húmedos”, explica Mar Gómez. Estas estelas no tienen relación con la teoría de la conspiración de los chemtrails (chemical trail o estelas químicas).

“Actualmente se estudian modificaciones en la gestión de la navegación aérea como remedio a la formación de estelas, entre ellas volar a menor altitud. Pero al no ser la altitud óptima para los motores de los aviones, el resultado también es más CO2 emitido por aumentar el consumo de combustible. El efecto neto de estas intervenciones se tiene que valorar en cada caso, lo cual es todavía complicado a falta de mejores modelos que lo calculen”, aclara a Maldita.es Denis Bilyarski, experto en el impacto climático y vías de descarbonización de la aviación.

Estimaciones de los términos de forzamiento climático de la aviación mundial de 1940 a 2018. Las barras rojas indican efectos de calentamiento y las azules de enfriamiento. Los bigotes indican el margen de error. Los cirros o estelas de condensación, seguidos por el CO2 y los óxidos de nitrógeno, son los principales contribuyentes de la aviación al cambio climático. Fuente: Agencia Europea de Seguridad Aérea. URL: https://www.easa.europa.eu/eco/sites/default/files/ifu/easa-eco-figure-2.5.png

Por el aumento del tráfico aéreo y un ligero aumento de las altitudes a las que vuelan los aviones, las estelas de condensación cada vez contribuyen más al cambio climático (y se espera que se triplique su impacto en el clima en el futuro). A una menor presión atmosférica, que disminuye con la altitud, se favorece la formación de estelas de condensación. Las altas presiones o anticiclones, caracterizados por la ausencia de nubes y precipitaciones, también favorecen la formación de estelas de condensación, indica la meteoróloga Mar Gómez.

En total, los coches suponen entre un 10% y un 15% del CO2 emitido en la Unión Europea frente a en torno al 3% o 4% de la aviación civil. Pero pese al mayor impacto climático global de los coches respecto a los aviones, las emisiones por kilómetro recorrido para transportar pasajeros en la Unión Europea son algo mayores para el avión respecto al coche, según la Agencia Europea del Medio Ambiente. Sin embargo, no siempre el avión es peor opción que el coche: viajar con uno de gasolina o diésel, especialmente si desplaza a una sola persona, puede resultar más nocivo que volar, según la misma institución. Eso sí, para el transporte de mercancías, el avión es de lejos el medio de transporte que más contribuye al cambio climático por tonelada transportada.

Emisiones media de gases de efecto invernadero por medio de transporte motorizado de pasajeros en la Unión Europea entre 2014 y 2018. De arriba a abajo, aviones de pasajeros, coches de pasajeros, autobuses y autocares, barcos de pasajeros y trenes de pasajeros. Fuente: Agencia Europea del Medio Ambiente.

Aunque de 1990 a 2018 se ha triplicado el número de pasajeros en todo el mundo, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, menos de un 20% de la población ha tomado un vuelo alguna vez en su vida, como calculó en 2021 la organización climática británica Possible. Cada año, únicamente entre un 5 y un 10% de las personas coge un vuelo, según su informe, y el 1% de la población mundial es responsable de más de la mitad de las emisiones de la aviación de pasajeros, concluye un estudio publicado en la revista científica Global Environmental Change. Los vuelos en jet privado suponen el 0,04% de las emisiones de CO₂ a nivel mundial, pero los realizan un número muy reducido de personas.

Como ejemplo, “en el Reino Unido, uno de los países cuyos ciudadanos más viajan a otros países, tan solo el 1 % de la población tomó una quinta parte [el 20%] de todos los vuelos internacionales en 2018”, señala a Maldita.es Pablo Muñoz Nieto, coordinador de la campaña de aviación de Ecologistas en Acción. Esto es un ejemplo de cómo la responsabilidad de la crisis climática es en mayor medida de las personas y regiones más ricas.


Primera fecha de publicación de este artículo: 03/05/2023

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