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7/28/25
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«2025 está siendo un año de decepciones para la ideología climática con temperatura y tormentas en rangos normales, según Escuela de Calor»
Escuela de Calor 2025 publica un artículo en el que explican que este año está siendo de decepciones para la gente de la ideología climática. Las olas de calor son las propias del verano, y las precipitaciones han estado dentro de los rangos históricos normales.
Escuela de Calor 2025
18 JULIO 2025
ublicar bajo este título un artículo sobre cambio climático en plena
canícula veraniega se ha convertido en una tradición. Así combatimos
la habitual campaña de alarmismo climático, que hiberna como los
osos para resurgir con fuerza cada verano aprovechando las olas de calor propias
de la estación (verano: «época más calurosa del año»).
La creatividad nunca ha sido el fuerte de la ideología climática, así que ya
conocen las consignas: temperaturas jamás registradas, voraces incendios
forestales, insectos transmisores de enfermedades que jamás habrían aparecido de
no ser por el cambio climático…en fin, un rosario de desgracias. La escala cromática
de los mapas en los telediarios continúa su evolución alarmista: del azul, naranja y
rojo ha pasado a una constelación de rojos cuyos tonos más oscuros son
prácticamente marrones.
La temperatura del mar tampoco se libra. Verano tras verano, los medios
publican el mismo artículo con datos inventados: el Mediterráneo «hierve». En
realidad, medir la temperatura de un fluido sujeto a todo tipo de corrientes
horizontales y verticales y con un volumen tan inmenso no es tan fácil. La mejor
estimación nos la ofrece el sistema de boyas Argo, disponible sólo desde hace unos
20 años, según el cual el ritmo de calentamiento del Mediterráneo (0-700 m
profundidad) es de 0,04ºC al año (4 centésimas de grado)
1
. De continuar esta
tendencia, en una década supondría un calentamiento de 0,4ºC (cuatro décimas de
grado centígrado), cifra absolutamente imperceptible para los peces y para el ser
humano. Disfruten del baño.
Un mal año para la ideología climática
Este año, sin embargo, los publicistas del cambio climático andan cabizbajos.
El apagón de abril puso de manifiesto la estupidez y peligrosidad de la obsesión por
las energías renovables, intermitentes, inestables, caras e ineficientes. Asimismo, la
sequía, utilizada recurrentemente como eslogan climático, acabó sin que la AEMET
hubiera sabido predecir ni su comienzo ni su final. Así, como colofón de las lluvias
que comenzaron el otoño pasado, el mes de marzo fue el tercer marzo más lluvioso
desde 1961.
1
Frontiers | Heat content and temperature trends in the Mediterranean Sea as derived from Argo
float data
P
Antes de entrar en materia, me gustaría dar primero las buenas noticias
climáticas, ésas que alegran a las personas normales e irritan a los caraduras que
viven del cuento climático y a sus pobres víctimas sugestionadas. En efecto, durante
este año se han publicado algunos estudios interesantes que continúan
desmontando la propaganda climática.
Recientemente, la revista Science se hacía eco de una reconstrucción
paleoclimática de temperaturas que muestra que «la mayor parte de Europa era más
templada y húmeda en el período preindustrial del Holoceno de lo que es hoy»
2
. El
estudio lo achacaba a variaciones en la radiación solar, ese elefante en la habitación
ignorado por la ideología climática, obsesionada por ese maravilloso gas residual
llamado CO
2, sin el que no habría vida en nuestro planeta. Además, el aumento de
CO
2, alimento por antonomasia de las plantas, facilita el crecimiento de las mismas:
por cada aumento de CO
2 de 100 ppm (0,01%) aumenta la producción de alimentos
vegetales un 40%
3
.
Por otro lado, el último informe del Instituto Meteorológico Danés, que cubre
Groenlandia (por el momento, según Trump), muestra que las temperaturas en la
estación occidental de la isla son hoy muy parecidas a las que había hace casi un
siglo
4
:
2
Tree-ring stable isotopes from the European Alps reveal long-term summer drying over the
Holocene
3
MonetaryBenefitsofRisingCO2onGlobalFoodProduction.pdf
4
Greenland Temperature Updates – Watts Up With That?
Asimismo, otro estudio publicado hace pocos meses reconocía que «en las
últimas dos décadas, la pérdida de hielo marino en el Ártico se ha ralentizado
considerablemente, sin que se haya registrado una disminución estadísticamente
significativa desde 2005 en la superficie de hielo marino de septiembre»
5
.
Recuerden que, cuantitativamente, el hielo ártico es bastante irrelevante, pues
supone sólo el 0,07% del hielo del planeta. Además, al estar flotando en el océano su
eventual derretimiento no afectaría al nivel de los mares (principio de Arquímedes).
La masa de hielo verdaderamente relevante del planeta (1.250 veces
superior a la del Ártico) es la de la Antártida, pero al tener el hielo un grosor medio
de más de 2 km, protegido por una temperatura media del aire de - 55ºC (sí, bajo
cero), parece que podemos dormir tranquilos. De hecho, la Antártida posee uno de
los climas más estables del planeta y su temperatura se ha mantenido constante
desde que hay registros. Es más: un estudio publicado en Nature sugiere que hace
unos 1.000 años (durante el Período Cálido Medieval) la temperatura en el
continente era superior a la actual
6
.
Volviendo a la AEMET
En mi anterior artículo sobre cambio climático citaba extensamente a Ignacio
Font (1914- 2003), uno de los más prestigiosos meteorólogos del s. XX, quien, tras
casi medio siglo en activo, primero en el Servicio Meteorológico Nacional y luego en
el Instituto Nacional de Meteorología que acabaría dirigiendo (hoy AEMET), nos legó
en su magnífica obra Climatología de España y Portugal un apéndice de gran valor
para comprender por qué el problema de la predicción climática «es irresoluble»
7
.
En aquel entonces la AEMET no era la agencia de propaganda que es hoy, sino una
institución científica seria.
En la mencionada obra, Font desmitificaba los poco fiables modelos
matemáticos de predicción del clima y la pretenciosidad de científicos que apenas
tienen un conocimiento «precario» sobre un problema complejo y multifactorial
como es el clima. Este asunto tiene enorme relevancia, pues esos modelos son la
base de la propaganda de la ideología del cambio climático, que ha encontrado en
esta sociedad cientificista el caldo de cultivo perfecto para hacer pasar por ciencia
lo que no es más que ciencia- ficción, y por científicos serios a charlatanes entregados
a inconfesables intereses (entre ellos, los suyos propios).
5
Surprising, but not unexpected, multi- decadal pause in Arctic sea ice loss
6
A warming pulse in the Antarctic continent changed the landscape during the Middle Ages |
Communications Earth & Environment
7
Predicciones fallidas - Fernando del Pino Calvo-Sotelo
Algunos podrían pensar que las conclusiones de Font, escritas en el año 2000
y en aquel entonces completamente ortodoxas, habrían quedado obsoletas un
cuarto de siglo después. Sin embargo, no es así. En efecto, un extenso artículo de
2023 de Richard Lindzen, doctorado en Harvard y catedrático de Ciencias
Atmosféricas en el MIT durante 30 años (hoy emérito), y su colega William Happer,
catedrático emérito de Física de la universidad de Princeton, manifiesta las mismas
preocupaciones que manifestaba Font en aquel entonces
8
.
El artículo de Lindzen y Happer primero critica la política de cero emisiones
de CO
2, tildándola de «desastrosa para millones de personas en todo el mundo»,
pues «eliminaría los fertilizantes basados en nitrógeno, esenciales para alimentar a
la mitad de la humanidad, reduciendo así la cantidad de alimento en el mundo,
especialmente en las zonas más proclives a las sequías, y eliminaría la fuente de
energía más fiable, eficiente y barata». Esto es lo que Font resumía como «el colapso
de la economía mundial».
Lo segundo que hacen Lindzen y Happer es criticar los modelos matemáticos
que pretender predecir el clima y cuyos resultados se presentan a los medios como
profecías de inevitable cumplimiento. En este sentido, Lindzen cita a otros
prestigiosos físicos atmosféricos, como Christy y Koonin, que ponen el dedo en la
llaga: las predicciones de los modelos fallan cuando se comparan con las
observaciones reales. Por lo tanto, «son inapropiados para ser utilizados como
predictores del clima». Font lo denominaba «el irresoluble problema de la
predicción climática».
Tal y como mencionaba antes, a mayor complejidad del modelo, peor
capacidad predictiva tiene. En este sentido, Lindzen y Happer afirman que «uno de
los problemas más sorprendentes» es que los modelos más recientes (utilizados en
el AR6 del IPCC) «son en realidad más inciertos que los anteriores».
Asimismo, Font describía en su libro los múltiples y complejos factores que
incidían en el clima de nuestro planeta a largo plazo, de los que el CO
2 es sólo uno de
ellos. Lindzen y Happer van más allá y ponen de manifiesto que la evidencia
paleoclimática muestra dos datos muy relevantes.
8
Happer-Lindzen-EPA-Power-Plants-2023-07-19.pdf
El primero es que el nivel de CO
2 en la atmósfera es hoy de los más bajos de
los últimos 600 millones de años. En este período, la concentración de CO
2 en la
atmósfera se ha movido entre un mínimo del 0,02% (por debajo de 0,015% no hay
vida vegetal) y un máximo del 0,7%. Hoy se encuentra en el 0,04% (casi 20 veces
por debajo del máximo), cifra sólo un poco superior al umbral de supervivencia por
debajo del cual no habría vida vegetal ni vida humana por falta de alimento. En este
sentido, el aumento del CO
2 resulta tranquilizador.
El CO
2 no determina la temperatura del planeta
El segundo elemento es que, con todas sus limitaciones, la evidencia
paleoclimática muestra en determinadas épocas una relación inversa entre CO
2 y
temperatura. Cuando el CO
2 estaba en sus máximos históricos de concentración
atmosférica, las temperaturas del planeta se encontraban cerca de sus mínimos. En
otros momentos de la historia de la Tierra, el CO
2 tendía a subir unos 800 años
después de la subida de la temperatura. Esto indicaría una correlación temporal
inversa a la que se proclama, es decir, que podría ser el aumento de temperatura el
que produciría casi un milenio después un aumento del CO
2, y no al revés. Por lo
tanto, «ni las observaciones contemporáneas ni los registros geológicos apoyan la
afirmación de que el CO
2 sea el elemento de control del clima terrestre».
De hecho, en su primer informe (AR1, 1990), el propio IPCC incluía gráficos
de temperaturas en distintas escalas temporales que mostraban con claridad
períodos en los que la temperatura del planeta era claramente superior a la que
tenía a finales del s. XX a pesar de que las concentraciones de CO
2 fueran mínimas
9
.
En el primer gráfico (aprox. últimos 10.000 años) se identifica con claridad el
Máximo del Holoceno, mientras que en el segundo (aprox. desde el año 1.000 d.C
hasta hoy) se identifica con claridad el Período Cálido Medieval, tras el que
sobrevino, por razones que aún se ignoran, la Pequeña Edad de Hielo (aprox. 1350-
1850), de la que estamos afortunadamente recuperándonos:
9
ipcc_far_wg_I_chapter_07.pdf
Este último gráfico del IPCC fue ratificado veinte años después en un
conocido estudio de temperaturas del hemisferio norte (Ljungqvist, 2010)
10
:
10
A NEW RECONSTRUCTION OF TEMPERATURE VARIABILITY IN THE EXTRA -TROPICAL
NORTHERN HEMISPHERE DURING THE LAST TWO MILLENNIA on JSTOR
Lindzen y Happer también coinciden con Font en dos cuestiones adicionales.
La primera es en considerar que, en todo caso, el calentamiento global coadyuvado
por un aumento de gases de efecto invernadero sería «pequeño y benigno», puesto
que la Historia muestra que los períodos con una temperatura de unos pocos grados
centígrados más «han sido buenos para la Humanidad».
La saturación del CO
2
El segundo aspecto es el de la llamada «saturación del CO
2», es decir, el hecho
de que el CO
2 se vuelve menos eficaz como gas invernadero a concentraciones más
altas: «cada aumento de su concentración atmosférica de 50 ppm (0,005%) produce
cada vez un menor cambio en forzamiento de la radiación o en la temperatura, de
modo que si se dobla la concentración de CO
2 en la atmósfera (de 400 ppm a 800
ppm), éste tendrá muy poco efecto de calentamiento. Este fenómeno de saturación
explicaría por qué las temperaturas terrestres no eran catastróficamente altas con
concentraciones de CO
2 10 y 20 veces superiores a las actuales». Lo mismo afirmaba
Font: «aunque las emisiones de gases invernadero sigan creciendo, el calentamiento
tendrá un límite, alcanzado el cual (…) la temperatura media global se mantendría
constante, independientemente de cualquier incremento posterior en la
concentración de dichos gases».
Finalmente, Lindzen y Happer coinciden también con Font en la importancia
de las nubes y en la dificultad que entraña «un sistema complejo y multifactorial»
como es el clima, que Lindzen define sumariamente como «un sistema que consiste
en dos fluidos turbulentos interactuando entre sí (la atmósfera y los océanos) en un
planeta rotatorio que está calentado por el sol».
Cuando la AEMET era una institución científica seria y no una asociación de
propagandistas podía producir científicos de la talla de Font. Pretender eso hoy es
imposible.
Que disfruten de las cálidas temperaturas del verano, que tanto echamos de
menos en invierno, de sus fiables y eficientes coches de combustión, con autonomía
sobrada, y de las agradables barbacoas estivales. Sin culpa.
Fernando del Pino Calvo-Sotelo
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