¿Has comprado alguna vez frutas o verduras en el supermercado y te has encontrado una pegatina con un código de varios números? Se trata del Price Look-Up o PLU, una etiqueta voluntaria que pueden llevar algunos productos frescos con el objetivo de facilitar a los negocios el control de su inventario (qué se vende, cuál es el precio por kilo de un producto, cuántas mercancías se han gastado en una jornada…). Si tienes un PLU a mano, puedes usar este buscador para encontrar más información sobre el producto.

¿Cuántos códigos PLU hay y qué indican esos números?
Estos códigos comenzaron a usarse en 1990 para “identificar productos vendidos a granel” y facilitar las operaciones de inventario, indicando al supermercado en la caja si, por ejemplo, se ha escaneado una manzana golden o una fuji. A día de hoy existen 1.500 códigos PLU asignados a productos frescos, como frutas, verduras, frutos secos y hierbas, según explica la IFPS. “Son herramientas para los negocios que se utilizan para el control de inventario, para calcular con precisión los precios en caja y obtener información sobre qué compran los clientes”, detalla la IFPS.
El código PLU consta de cuatro dígitos asignados aleatoriamente entre los números 3000 y 4000. Cada código PLU, que aparece en la pegatina en cada producto a la venta, identifica la categoría (fruta, verdura, frutos secos o hierbas que sirven como especias), el producto básico (un pimiento, una albahaca, un pistacho…) y la variedad (por ejemplo, se utiliza el 3413 para el chile tabasco, el 4887 para la albahaca dulce, el 4940 para el pistacho rojo…). En algunos casos que comentaremos después, el código PLU puede tener un quinto número al inicio, el 8 o el 9, pero respetando el rango del 3000 al 4000 para los siguientes cuatro dígitos.
Estos cuatro dígitos se asignan de manera aleatoria: “Ningún número dentro del código de cuatro dígitos representa nada en particular”, explica la IFPS. No significa, por ejemplo, que los códigos que comienzan en 3 sean para frutas o los que acaban en 9 sean verduras.
Estos códigos no tienen como objetivo transmitir información a los clientes, como sí hace el logo de la eurohoja, en línea con el objetivo de proteger la calidad de los alimentos y la salud de la política agraria común (PAC) de la Unión Europea.
El prefijo 8 no indica que el producto sea transgénico, pero el 9 sí significa que es orgánico
De forma frecuente, vuelven a circular contenidos afirmando que los códigos PLU indican qué alimentos son transgénicos, cuáles han sido cultivados de forma orgánica o incluso cuáles tienen pesticidas. Esto requiere contexto.
A día de hoy, los códigos PLU no identifican si un alimento ha sido modificado genéticamente. La IFPS no tiene un número, código o prefijo asignado para estos productos. Esta federación reservó en su momento el prefijo 8 para los productos modificados genéticamente, pero aclaró en 2015 que esto “nunca fue utilizado en las tiendas” y que dicho prefijo se reasignará para poder disponer de más números de código PLU. Gemma del Caño, especialista en industria alimentaria, explicaba a Maldita.es que un producto con un código PLU que comience en 8 “significa que se han acabado las posibilidades de escoger un número anterior”.
Caso distinto es el de los alimentos cultivados de forma orgánica, que sí comienzan con el número 9, explica la IFPS. Por ejemplo, un plátano amarillo cultivado de forma estándar tiene el código PLU 4011, mientras que el mismo plátano, cultivado de forma orgánica, es el 94011. “No existen otros prefijos que indiquen otro tipo de procesamiento”, aclara la federación.
¿Qué productos pueden llevar el código PLU? Frutas o verduras frescas
La IFPS tiene unos criterios para asignar códigos PLU que están disponibles a la hora de solicitar un número para el producto. Principalmente, debe ser una fruta o vegetal fresco que esté suelto o agrupado, que se venda por peso (€/kg) o por unidad (€/unidad), que no esté procesado y que esté disponible para vender en supermercados. La federación especifica que los productos “pelados o precortados” se consideran procesados, por lo que no pueden asignarse un PLU. Lo mismo ocurre con productos derivados de estos frescos, como los purés, los zumos o las verduras rellenas, entre otros.
Además de lo anterior, el producto debe ser de una variedad concreta, reconocida y verificada por una agencia internacional dedicada a identificar tipos de frutas, verduras y productos frescos. En algunos países y regiones también se puede acudir a otras agencias que hacen esta verificación. En la Unión Europea, es la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales (CPVO, siglas en inglés).
¿Se pueden comer las pegatinas? No están diseñadas para ello, pero son inocuas (y no debería pasar nada si se comen sin querer)
Según informa la IFPS, las etiquetas de los códigos PLU tienen tres componentes: adhesivo, papel o un film plástico y tinta. Además, añade que las pegatinas deben cumplir con los requisitos de seguridad alimentaria de la región donde se vendan y que, aunque no están fabricadas para comerse, la legislación es la encargada de garantizar que estas etiquetas son seguras incluso cuando se ingieren por accidente. “En Europa, los adhesivos deben cumplir con el Reglamento 1935/2004. Este marco se aplica a todos los productos que entran en contacto con alimentos”, señala la IFPS. El documento exige que los materiales utilizados para este fin no liberen componentes en los alimentos a niveles perjudiciales para la salud humana ni modifiquen su composición, sabor u olor.
Las etiquetas, al encontrarse en contacto directo con los alimentos, “deben ser inocuas”, precisó a Maldita.es Lorenzo Mingalón, experto en seguridad alimentaria. Para cumplir esto, deben hacerse análisis por un laboratorio certificado “para asegurar su idoneidad para el contacto con alimentos, evitando cualquier contaminación o migración con el producto que pueda suponer un riesgo”. Mingallon precisa que estas pegatinas “suelen hacerse de materiales reciclables (plástico), compostables (papel) o comestibles (fécula de patata)”.
Es similar a lo que ocurre con los quesos y embutidos con cortezas o envolturas: “No están pensadas para ser comestibles, pero eso no quiere decir que vayan a ser tóxicas si ingieres algo por error”, comentó a Maldita.es Jose Antonio Salazar, experto en microbiología alimentaria y etiquetado de productos alimentarios.
Créditos de imagen destacada: Bin im Garten / Whoisjohngalt / Alfredo Narváez Lozano.